Después de un par de minutos que para Talan se sintieron como horas, logro llegar a la superficie, la luz del sol lo cegó, como si hubiera pasado días en la oscuridad no sentía los brazos ni las piernas, estaban adormecidos por el esfuerzo, pero tuvo éxito, había bajado y había subido y eso, entre los Sedna, era mucho. Le ayudaron a ponerse de pie, era Syra, tenía el rostro cubierto de escarcha y los ojos humedecidos, para él, tenerla cerca era el mejor resultado, más importante que haber ascendido con su piedra que se convertiría en su lanza, su arma. A la distancia, observo al líder Abrax, estaba con los brazos cruzados y lo miraba con aprobación, como si tuviera la certeza de que lo iba a lograr desde un principio, desde antes que descendiera.
-Lo logramos – dijo Syra con satisfacción. Ahí Talan se dio cuenta que sus ojos estaban humedecidos de lágrimas de emoción.
- Si, lo logramos, seremos cazadores.
- Gracias a la guía de Manek, Manek nos vio y supo que estábamos listos – y lo abrazo, Talan quedo sin palabras al sentir su calor, todo el frio del ambiente se esfumo, como si no estuvieran rodeados de hielo y nieve. Un grito proveniente de la grieta lo saco de la paz que sentía y ambos se giraron a mirar.
- Es el cuarto que escucho – dijo Syra – Manek no los elegio como cazadores y ellos decidieron no volver.
- Es horrible, como es posible que tomen ese camino.
- Ser cazador no es para todos, pero todos quieren serlo – dijo el líder Atos que se había acercado – es la decisión más adecuada para los desdichados, si Manek no los elige no tienen nada más que hacer aquí – no espero respuesta y se marchó. Talan lo vio alejarse, no podía entender como una persona como él podía ser líder cazador.
- ¿Cuántos han salido? – le pregunto a Syra.
- Con nosotros dos, veinte y siete, pero hay cinco que se les rompió el cuchillo y no pudieron sacar su piedra.
Al cabo de unos minutos ya habían terminado, en total habían completado la prueba veinte y tres participantes y habían fallado seis, entonces, la anciana Iris dijo:
-Algunos de ustedes, no lograron su cometido, Manek así lo decidió, no los quiere como cazadores, sus nombres no serán olvidados, desde hoy servirán a la aldea con el mismo honor que los que traen el sustento, con sus manos se forjaran cuerdas, herramientas, casas y comidas para todos y eso también mantiene a nuestro pueblo – Les hizo un gesto para que se retiren, ninguno lloro, ninguno se quejó, solo se marcharon cabizbajos.
Talan los vio alejarse, pensaba que era muchas veces mejor vivir en la aldea a no volver a ascender como lo hicieron los demás participantes.
-Ahora cada uno se acercará a los lideres y obtendrán su presa – añadió la anciana iris
Todos los cazadores se formaron en tres hileras delante de los lideres cazadores para obtener un amuleto tallado en hueso que los protegería en su difícil misión, eran muchos menos de los que Talan pensaba que serían, él quería poder cazar junto a Syra. Cuando llegó su turno, Abrax lo miró.
- Que el padre Manek te proteja – le sonrió
- Gracias – contestó, metió su mano en la bolsa de cuero y sacó su amuleto.
-Al parecer irás conmigo – dijo Abrax sonriéndole.
Talan miró su mano abierta y vio una cabeza de mamut tallada amarrada a un cordel negro, se lo colgó al cuello y suspiró aliviado.
-Así parece - dijo finalmente y se retiró.
Al cabo de un rato todos habían terminado.
-Ya todos han sido elegidos para su cacería, recuerden que el padre Manek les eligió esa presa, no ustedes a ella, ahora volveremos a la aldea a celebrar los nuevos cazadores que Manek le dio al pueblo Sedna y mañana partirán, lleven solo lo necesario, se reunirán con su líder de grupo; Abrax estará en la salida norte, Graham en el muelle este y Atos en el muelle sur. Vayan con Manek.
Dicho esto, todos emprendieron su camino y Talan vio a Syra acercarse
- ¿Cómo te ha ido Tal? – le pregunto Syra.
- Yo iré con Abrax – respondió enseñando su amuleto de cabeza de mamut- ¿Tu?
Syra le mostro su amuleto de cola de ballena, a Talan se le ensombreció el rostro.
-No es posible – dijo amargado - sabemos que el grupo de Atos es el peor, el año pasado no regresó ni la mitad de los cazadores que partieron.
- No pasará nada Tal – dijo Syra – iremos, cazaremos y volveremos, ¿escuchaste lo que dijo la anciana Iris?, el padre Manek eligió esta presa para nosotros, somos capaces.
- No se trata de eso -respondió y le tendió la mano con su cabeza de mamut tallada – toma, ten mi amuleto, iré yo con Atos, ve tu al grupo de Abrax.
- Basta, ¿no crees que soy capaz de hacer esto? – le preguntó enfurecida.
- Solo quiero que vuelvas sana y salva.
- Estaré bien – dijo Syra – no necesito tu compasión, el padre Manek me eligió para esto – añadió mientras se alejaba.
Talan la vio alejarse acercándose al grupo, mientras se quedaba solo en Tamaruk, haber logrado convertirse en cazador se había vuelto un logro inútil si no era capaz de tener la certeza de que volvería a ver a Syra.
El camino de vuelta a la aldea fue eterno para él, sumido en sus pensamientos, sentía como si todo hubiera sido una derrota, una broma cruel, a pesar de que Syra había sido capaz de todo hasta ahora, estaba seguro de que no sobreviviría a la cacería de ballenas, cada año moría al menos dos tercios de los cazadores novatos y él tenía la certeza de que ella estaría entre ellos.
En la aldea había una celebración, el ambiente era festivo completamente, contrastando con su estado de ánimo, se sentó en el comedor común y se sirvió un gran trozo de carne, había olvidado que la última comida que tuvo fue hace un día y medio y en ese momento sintió el agotamiento de no haber dormido y pasar la noche trabajando en su cuchillo, además del descenso a Tamaruk, estaba realmente exhausto, como nunca en su vida.
Los Sedna que pasaban junto a él lo saludaban y felicitaban al ver su amuleto de mamut en el cuello, algunos le daban consejos sobre qué cosas llevar y que cosas parecían practicas al salir de cacería, pero en realidad no lo eran, iría a cazar y no volvería en lo que durara la primavera, los Sedna aprovechaban esta temporada para abastecerse lo más que podían. No vio a Vin ni a Syra por ningún lado.
Apenas termino de comer, ya era entrada la tarde, se quedó un tiempo más, esperando poder ver a Syra, los demás empezaban a marcharse, pero el seguía ahí.
-Ya es hora de que te marches, chico – le dijo amigablemente un hombre corpulento, se encargaba de los suministros de la cocina, Lark, había perdido una mano en una cacería hacía varios años – mañana será un gran día para ti es normal que te sientas asustado
- no estoy asustado – le respondió de mala gana, no estaba de humor para conversar con nadie que no fueran sus amigos.
- Esta bien, te lo diré de otra forma, lárgate antes de que te saque a patadas de aquí.
- Lo siento Lark, no fue mi intención – respondió avergonzado.
Lark soltó una risotada y agrego:
-No pasa nada, Talan entiendo que estes con ese genio después de todos los desafíos que pasaste desde ayer.
- Si, ya no puedo más por hoy – dijo y se levantó para irse.
- Duerme bien hoy, que Manek te guie – lo despidió con un saludo. Talan no respondió, salió del comedor de mala gana y se fue a la chosa común, sería su última noche en ese lugar que había sido su hogar hace al menos catorce años, después de que su madre lo dejo para que sea criado en comunidad como todos los niños Sedna. Estaba molesto consigo mismo por esa última conversación con Syra, no resulto para nada como él haba imaginado y esa noche de celebración, Talan entendió que no todos los cazadores le temen a la muerte, algunos, como el, solo temen quedarse atrás