Capitulo 6
-¡Karp! – vociferó el líder Abrax mientras corría al lugar donde estaba su cuerpo. El grito del líder sacó a Talan de su ensimismamiento y se percató de lo que estaba pasando. Sintió que los demás pasaban apresurados al lado de él, pero no podía parar de observar los ojos de Karp. De un segundo a otro, un Sedna como el, que era su compañero, había dejado de existir en este mundo. Un cazador se interpuso entre sus miradas y recién ahí las piernas le respondieron para poder seguir descendiendo, fue el último en llegar a donde estaba reunida la multitud
- El primer mamut que cacemos será en tu nombre – dijo el líder Abrax sin dejar de mirar la cara de Karp- fuiste un excelente cazador, el padre Manek ha querido que así sean las cosas.
Sin decir nada, vio a Hender sacarse la mochila y ponerse a excavar en la tierra con sus manos, a pocos metros de donde estaban todos, rápidamente siete cazadores más le ayudaron. Talan, aún aturdido, con dificultad entendió que estaban cavando una tumba. Al cabo de unos minutos habían terminado, tomaron su cuerpo y sus pertenencias, lo dejaron en el agujero recién cavado, el líder Abrax retiro su amuleto, lo amarro en su lanza y la clavo con fuerza por el asta en la tierra a pocos centímetros sobre la cabeza de Karp. Cuando terminó la lanza sobresalía de la tierra poco más de cincuenta centímetros.
-Estoy orgulloso de haber sido tu líder– dijo el líder Abrax arrodillado a su lado y cerrándole los ojos – El hielo lo cubre, el viento guarda su nombre, que el padre Manek lo reciba - Se arrodilló y empezó a tapar con tierra el cuerpo de Karp. Los demás lo siguieron.
- Que el padre Manek lo reciba – repitieron todos.
Cuando terminaron, siguieron su camino así sin más, Talan no podía creer que fuera tan simple continuar.
-Estas cosas pasan chico – le dijo Hender al verlo tan consternado– no es habitual perder a un camarada tan pronto, pero es algo por lo que tendrás que pasar, el padre Manek siempre se queda con un par de cazadores cada año.
- Solo resbaló, le pudo haber pasado a cualquiera – respondió Talan cabizbajo. Seguía pensando en Karp, no lo conocía, ni siquiera habían intercambiado palabras, pero ahora el recuerdo de su mirada aterrada no salía de su cabeza.
- No es fácil perder a un compañero – dijo Jaina. Talan se sorprendió al escucharla, no había notado que estaba a su lado
- Nadie dijo que lo fuera, solo es habitual y es algo que viviremos frecuentemente – respondió Hender.
El resto de la caminata fue en silencio, ninguno hablo, ni siquiera Arlis, no se detuvieron a comer, se había perdido ese ambiente festivo en el grupo, solo avanzaron hasta bien entrada la tarde, hasta que el ocaso ya se veía en el horizonte. Se encontraron con una manada de renos, Talan vio anonadado como el líder Abrax le asestó en el cuello con su lanza de marfil tan lejos que él ni si quiera hubiera llegado lanzando una roca pequeña, a la distancia en que los renos ya no oyen el crujido del hielo, pero a nadie parecía asombrarle más que a él era como si su lanza ya supiera el camino.
- Acamparemos aquí – ordeno el líder Abrax – armen sus tiendas y coman, mañana empezaremos la cacería – dijo mientras se arrodillaba al lado del reno – Gracias padre Manek por dejarnos este ser, parte de tu creación – recitó solemnemente clavando su cuchillo directamente en el corazón del animal mientras este daba su último suspiro y dejaba ir su alma.
Talan había terminado de armar su tienda cuando llego Arlis con un trozo de carne cruda
-Toma, tienes que comer – dijo tendiéndole el trozo de carne sangrante.
- No tengo hambre – respondió Talan.
- Si no te alimentas mañana no podrás ni levantar tu lanza – le dijo Arlis. Talan recibió el trozo de carne y empezó a comer
- ¿Por qué tenemos que llegar al rio? – pregunto Talan, para evitar el silencio.
- Porque es la única forma de cazar mamuts, cuando empieza a subir la temperatura, vienen a este lado mientras el rio está congelado buscando climas más fríos, ya estando acá, el rio se deshiela y se les dificulta cruzarlo, por eso los acorralamos aquí– le respondió Arlis con aire de superioridad – Si quieres puedes dedicarte a correr detrás de ellos todo el día y no los alcanzaras además, tienen que morir cerca del rio para que sea más fácil llevarlos hasta las balsas – añadió
- ¿y porque no simplemente cazarlos de noche mientras duermen? – pregunto Talan.
- ¿estás loco? – dijo Arlis exaltado – no podemos cazar de noche, la noche es de dominio del Amarok, no seas ridículo – añadió mirándolo con desprecio.
- ¿Te asusta un cuento de niños? – le dijo Talan riendo.
- Todas las historias tienen algo de verdad – dijo el líder Abrax que acababa de llegar
- Líder Abrax – dijeron los dos poniéndose de pie.
- Siéntense – les dijo sonriendo mientras se sentaba con ellos – ¿qué sabes del Amarok, Talan?
- ¿Lo que dicen los cuentos? – pregunto Talan incrédulo.
- Si, lo que dicen los cuentos – respondió Abrax con seriedad.
-Lo que todos saben, que es una bestia de cuatro patas, del tamaño de un reno grande con garras y dientes afilados, que puede matar un mamut el solo – dijo Talan, al ver que el líder Abrax no decía nada, continuó – su pelaje es oscuro por eso caza de noche.