El último invierno

Cazador

Talan, estaba terminando su ración de desayuno cuando el líder Abrax los reunió a todos para empezar a dar las indicaciones. 9 de la mañana

- Hoy empezaremos la cacería, dejaremos nuestras cosas aquí, será nuestro campamento base, ya saben cuál es la táctica, acercarnos sigilosamente y ahuyentarlos para separar al objetivo, siempre será el macho más grande. Una vez aislado del grupo, procederemos a atacar, en caso de que quiera huir, solo puede ser hacia el norte, hacia el rio, eso significa que ya tuvimos éxito. Sean fuertes mis cazadores, sean valientes – dijo mientras miraba uno a uno a sus hombres - el padre Manek los protege – añadió alzando su lanza.

Talan volvió a su tienda a buscar sus cosas cuando llego Hender y le dijo

- Hola chico, solo lleva tu lanza, tu soga y tu bota de agua, el resto no es necesario.

- No pensaba llevar nada más – contesto Talan.

- No corras riesgos innecesarios, si te intimidan esas bestias mejor retírate un poco, es normal si es tu primera cacería, quédate cerca de mí por cualquier cosa – dijo Hender con semblante serio.

- Gracias, pero estaré bien – respondió Talan despreocupado - ¿vamos?

Ya habían avanzado un par de kilómetros cuando se toparon con una pequeña elevación, en el punto más alto, se podía apreciar una planicie abajo donde encontraron lo que estaban buscando. A unos doscientos metros había una manada de doce mamuts; siete hembras de diferente tamaño, tres crías y dos machos, los diferenciaban por el tamaño, todos caminaban hacia donde estaban ellos agazapados, esperaban órdenes. 98 kilómetros.

- Atentos, esperaremos que se acerquen un poco más, el objetivo es el que camina delante de la manada – era un macho de unos tres a cuatro metros según lo que podía calcular Talan.

No puedo evitar sentir miedo ante lo imponente que se veían y se cuestionaba como era posible que ellos, siendo simples hombres, podían hacerles frente a tan gigantescos animales. Mientras más se acercaban, más se le aceleraba el corazón en el pecho. Cuando estuvieron a escasos cincuenta metros, el líder Abrax dio la orden y todos se levantaron y corrieron con sus lanzas al aire, Talan fue el último en reaccionar, iba tras Hender. Detrás de él, quedaron los otros cazadores principiantes, no reaccionaron. En cuanto los mamuts los vieron, empezaron a correr en sentido contrario, excepto dos, que eran los machos, los de mayor tamaño, se quedaron a hacerle frente a los cazadores, quienes pronto ya los tenían rodeados. Ellos atacaban con sus trompas y sus colmillos, berreaban fuertemente. Empezaron a clavar sus lanzas en las piernas del mamut más pequeño para ahuyentarlo y poder tener completamente excluido al más grande, Talan no podía reaccionar, estaba ensimismado con el tamaño descomunal de los mamuts, no podía creer que ellos matarían esos animales gigantes.

- ¡Cuidado! – le grito Hender.

Talan reacciono y se dio cuenta que se le acercaba un gigantesco colmillo del mamut desde su izquierda, alcanzo a interponer su lanza entre el brazo y el duro marfil, recibió el golpe que lo arrojo tres metros hacia atrás, medio aturdido comenzó a arrastrarse como pudo huyendo del mamut cuando llego Arlis y le ayudo a ponerse de pie.

- ¿Estas bien? – pregunto.

A Talan le costó unos momentos digerir lo que había pasado y sintió un dolor punzante en el brazo izquierdo.

- Me duele el brazo – respondió aturdido.

- Has alcanzado a defenderte con tu lanza, si no lo que se hubiera quebrado habría sido tu brazo – le respondió mirándola lanza hecha añicos, Talan no se había percatado que su arma su se había partido por la mitad y en un fugaz momento comprendió que su lanza de verdad había sido la diferencia entre la vida y la muerte. Escucho gritos y miro por sobre el hombro de Arlis y vio que la bestia se acercaba velozmente. De un instante a otro ya no estaba enfrente del mamut, si no que estaba mirando la tierra, el líder Abrax los había tomado a los dos, uno en cada brazo y los había puesto a salvo, fue tan veloz que Talan no se dio cuenta.

- Mas atentos muchachos, si los derriban, se levantan – dijo y se marchó con su lanza en la mano. Cuando Talan se puso de pie, los demás ya habían ahuyentado al mamut más pequeño y tenían rodeada a la presa mayor.

- El líder Abrax es increíble – dijo Arlis con admiración - ¿Puedes blandir una lanza? – le preguntó.

- Si, si puedo- respondió Talan tocándose el brazo izquierdo con la mano derecha.

Toma – dijo Arlis, le arrojo su lanza y saco una larga cuerda de su morral.

Talan tomo la lanza de Arlis al vuelo y ambos se acercaron a la bestia, vio a Hender que lanzaba su cuerda por sobre el lomo del mamut, dos cazadores la tomaban desde el otro lado y empezaban a jalar para que la bestia se arrodille, mientras un par más atacaban las piernas del mamut. Arlis lanzo su cuerda también y sobre el cuello y lograron que bajara la cabeza, Talan se acercó dónde estaba Hender y ataco la pierna trasera con la lanza, le sorprendió la dureza con la que se encontró su arma, era como tratar de agujerear una roca. Justo donde estaba atacando él, vio una lanza que se clavaba con una facilidad sorprendente, miro al cazador y era el líder Abrax, su lanza penetro en la piel del animal como una aguja en la tela.

El mamut dio un grito gutural y doblo la pierna recién herida, y la pierna delantera derecha, el líder Abrax se acercó al cuello por ese lado, clavó su lanza hasta la mitad y la sacó. La sangre broto a chorros y tiñó la nieve de rojo. La bestia de a poco se fue apagando.



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En el texto hay: fantasia épica, hielo y fuego, cacería

Editado: 27.06.2025

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