El último sueño de bobby

Otoño

Bobby un hombre de 75 años mira con precaución el funeral de su esposa, melancólico mira a su alrededor miles de gente yacen cercana, la mitad Bobby jamás la había visto y otro tanto solo la veían él y su esposa cuando algo de fortuna les tocaba la puerta, veía como niños pequeños (sus nietos) en ves de la atención que requería el momento disponían de un portátil que sostenían en mano y allí jugaban, Bobby le pareció algo irrespetuoso, pero sin querer molestar calló.

Una lluvia caía torrencialmente y un pájaro que al parecer solo Bobby veía se asomaba a la tumba, negro como las nubes del cielo, huía volando...

El otoño había recién empezado y fue esté el cumpleaños de su esposa qué, irónicamente le quitó a quien fuese su compañera por tanto tiempo, luego de que el sacerdote recitó sus frases bíblicas y cercanos también lo hicieran, el tumulto de gente habría ya disipado.

La casa que él y su mujer habían construido ahora yacía llena de gente todos disfrutaban de la cena, menos Bobby el cuál contuvo las lágrimas y fingía una sonrisa a personas que ni siquiera se quedarían con él, aunque Bobby tampoco quería que se quedaran, él, tan sólo deseaba que todos se marcharan y poder llorar en paz...

Al final, nadie quedó, el yacía ya sólo nuevamente como deseaba, subió a su dormitorio y abrió el ropero entre la ropa sonsaco un vestido canela con brillantina, y lo mantuvo contra su pecho y lanzó su cuerpo a la cama y lloro mientras se impregnaba del aroma de quién antes se hallaba junto a él.

Lloró, lloró, y se durmió junto con el vestido.
Despertó, su cuerpo acurrucado al vestido de su mujer, se levantó y se sentó a meditar al borde de la cama, se preguntaba, ¿Cómo podía el mundo seguir? Sin haberse ni siquiera inmutado, dio cuenta de ello, él, ya no puede seguir, su alma gemela se esparce ahora en el viento, ahora todo lo que queda de ella es mera ropa, vestidos. Más su alma esta ya en otra parte, vaya a saber él en donde.

"Nada cambia, todo sigue." se dijo a si mismo, y levantó cuerpo y caminó a su ropero, abrió éste y como una visión recordó a través de imagen el que hacer que ambos ejercían en la casa, antes el mundo era ruidoso, estruendoso... Ahora solo era un silencio... Un vacío...

Caminó en dirección al baño y se miró al espejo, se vio su barba, estaba un tanto larga y recordaba que... Su mujer quien le reprochaba diciendo

-Córtese esa barba, viejito mio...-

Y él que le respondía

-¿no le gusta? Me veo como esos actores de película -

Sonrío brevemente al espejo y dijo...

-Por ti lo haré... Viejita linda.-

Propició el movimiento pertinente a su barba y empezó a rasurarse.

Ya con la barba corta, encaminó hacia abajo, miró a su alrededor y de manera inconsciente dijo

-¿Mí amor?-

Tembló y recordó ahogando la pena que ella ya no se hallaba entre los vivos.

Caminó como si el cuerpo le pesara a la cocina y sacó los huevos del canasto los vertió sobre el sartén y esperó a que se frieran, mientras, oyó un golpe en la puerta la abrió y el periódico estaba enfrente de él, lo recogió y cerró la puerta, caminó a la sala de estar y de una mesita la cual encima se encontraba una lámpara y al lado abajo de esta, sus lentes...

Se sentó sobre un sillón verdoso que precozmente recordó haberlo comprado cuándo el era joven veinteañero, cuando la vida parecía jamás acabarse.

Acabó de leer el periódico y sintió el olor de los huevos se sirvió y se sentó en la mesa donde él siempre se sentaba con ella a desayunar.

Miró su plato y dio un vistazo a la otra silla en donde era común se sentase ella...

No podia sentirse bien, algo faltaba, así que se levanto y frió otro huevo lo saco y lo sirvió en el lado de la silla vacía, y procedió a comer.

El pasar del día se sentó a las afueraa un día nublado, cómo casi los demás,

Miró con lentitud aquel día... El pasar.

Ya eran las siete y cuarenta y ocho.
A esa hora en la televisión daban la telenovela que tanto él se quejaba de que su mujer miraba, ahora que ella ya no estaba, tomó el control y cambiaba de canales hasta dejarla en el de telenovelas.

Este lo dejó ahí, durmió en el sillón al despertar el reloj que estaba por encima del televisión, un reloj antiguo.

Las diez, apagó la tele, se levantó y caminó a su biblioteca y sacó un libro.

Tomó sus lentes se los puso, y leyó la portada...

"Lo que el viento se llevó"

Comenzó a leerlo...

Un sonido de golpeteo pequeño y constantes lluvias y estruendos de relámpagos golpeaban el ventanal, cerró la tapa del libro, y observó de donde provenía el ruido, el ventanal cercano a él emitía los golpes, una tormenta enorme había por fuera, se levantó y cerró las cortinas, caminó a su tocadiscos cercano y puso un disco de vals.



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En el texto hay: drama amistad dolor tristeza y perdida

Editado: 02.09.2018

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