Narrador: La princesa del agua está preocupada, ya que cree ser de las últimas de su especie tras la devastación de la guerra. No le queda mucho tiempo, y sin ellos, los seres humanos perecerán. Sin embargo, un descubrimiento inesperado podría cambiarlo todo.
Un mensajero, Kita, corre agitado por los pasillos del palacio.
Kita: ¡Princesa, princesa! —grita mientras intenta alcanzar a los guardias.
Uno de ellos lo detiene con firmeza.
Guardia: ¿Quién eres?
Kita: Soy Kita, el mensajero. Necesito hablar con la princesa Alisha. ¡Tengo un mensaje importante!
El mayordomo imperial, siempre atento y refinado, se acerca al alboroto. Reconoce al joven y decide intervenir.
Mayordomo: Chico, ven conmigo. Te llevaré ante la princesa.
Mientras caminan por los intrincados pasillos del palacio, el mayordomo lo observa con su característico aire de elegancia.
Mayordomo: Dime, ¿qué mensaje traes?
Kita: Es confidencial. Debo hablar con ella directamente. Ella decidirá si divulgarlo.
El mayordomo asiente, respetando la urgencia del joven. Llegan a los aposentos de la princesa, era un espacio singular que contrasta con el resto del palacio. En lugar de paredes y techo, hay un lago cristalino rodeado de un jardín vibrante. Ella se encontraba de pie, con los ojos cerrados, sumida en un profundo silencio. Sus dedos tocaban las aguas del lago, pero no como lo hacía un simple mortal. Al tocar el agua, sentía cómo la energía de su reino fluía a través de ella, Pequeñas gotas de agua parecen flotar en el aire, creando una atmósfera mágica. Kita, maravillado, apenas puede procesar lo que ve.
La princesa Alisha está observándolo dulcemente desde la distancia. El mayordomo interviene, con un tono que mezcla autoridad y cortesía.
Mayordomo: Joven Kita, la princesa Alisha lo espera.
Kita, al darse cuenta de la presencia de la princesa, se apresura a hacer una reverencia.
Kita: Ha... princesa, disculpe mi intrusión.
Alisha: No te preocupes, joven Kita. Entiendo que es un lugar abrumadoramente bello.
Kita: Sí, parece un mundo aparte... flores, animales silvestres, mariposas de tantos colores. Cualquiera se quedaría maravillado aquí dentro.
El mayordomo, con una leve sonrisa, decide ceder el momento al joven.
Mayordomo: Adelante, joven. Dé el mensaje.
Kita: Princesa, ¡hay esperanza para este mundo! Durante la guerra, nació un niño híbrido, mitad humano, mitad ser de agua. Dicen que él es la clave para restaurar el equilibrio.
El rostro de la princesa refleja una mezcla de incredulidad y esperanza.
Alisha: ¿Un niño híbrido? Eso es... único. ¿Dónde está?
Kita: Está oculto, protegido por los pocos que saben de su existencia. Debemos encontrarlo antes de que lo hagan los seres de fuego.
El mayordomo, que hasta ahora había permanecido en silencio, se inclina ligeramente hacia la princesa.
Mayordomo: Princesa, es importante recordar que usted no está sola en esta lucha. Aunque pocos, aún hay quienes comparten su linaje. Aldeas que están en constante peligro, pues los seres de fuego los capturan no solo para exterminarlos, sino para explotarlos y controlar las escasas fuentes de agua que quedan en el mundo.
Alisha: Siempre he sido consciente de estas aldeas, y su existencia me da esperanza. No podemos permitir que sigan siendo esclavizados.
Mayordomo: Así es, y debemos prepararnos. Si me lo permite, puedo iniciar su entrenamiento para este desafío. Aunque mi deber principal es su bienestar, también puedo enseñarle a defenderse y guiar a este joven híbrido.
Alisha: Confío plenamente en ti, Bastian. Comencemos cuanto antes.
Con una inclinación de cabeza, el mayordomo se retira para hacer los arreglos necesarios. Pero antes de irse, posa una mano gentil sobre el hombro de Kita.
Bastian: Joven, tu valentía es admirable. Pero recuerda, la esperanza no solo se encuentra en aquel niño, sino en la determinación de quienes están dispuestos a luchar por este mundo.
Kita asiente, sintiendo por primera vez la magnitud de su responsabilidad.
En el corazón del palacio, Alisha comienza a prepararse para lo que será su mayor desafío, mientras Bastian, su nuevo maestro y confidente, planifica cada paso con la precisión y elegancia que lo caracteriza.