El Vecino No Debe Saberlo [ Vecinos #2]

CAPÍTULO 4.

NAÍN.

Me giro para el lado izquierdo, me giro para el lado derecho y así estoy hasta que me siento de golpe en la cama. Paso la mano por mi cabello, las palabras de Noah por el perfume me tienen mal, y también me duele el hecho de que tenga novia. Talvez en lo más profundo de mi corazón albergaba una pequeña esperanza de un futuro a su lado con nuestro hijo.

Miro a mi lado y veo a Ian dormir, mi pequeño va a cumplir dos años y ahora eso me preocupa mucho. Temo a que se revele mi secreto, no quiero ser recriminada por haber callado y ocultado la paternidad de Noah. Sé que la única culpable soy yo, pero no quiero tener el odio de los Montesinos sobre mí, especialmente el odio de Noah.

Me pongo de pie y voy hasta mi tocador, tomando entre mis dedos el perfume que papá me regaló el día de mi graduación.

Inicio de flashback.

No estaba tan emocionada por mi graduación, puesto que Noah se iría al día siguiente, y eso me tenía sufriendo en el corazón, mientras fingía una sonrisa. Lo amaba, pero nunca tuve el valor para decirle de mis sentimientos y más porque para Noah solo era su mejor amiga, esa amiga que sabía todos sus secretos y a la cual le pedía consejos para salir con sus novias. Esa que estaría siempre para él, sin importar si era de día o de noche... Noah sabía que nuestra amistad era mi prioridad.

En ese tiempo Noah si tenía novia e iban a tener una relación a distancia, pero me enteré de que terminaron dos meses después. Y una semana después me había enterado de que estaba embarazada; aun así, no quise buscar al padre de mi hijo por temor a su reproche y a la vergüenza al revelar el motivo de cómo se dio mi embarazo.

Siguiendo con mi padre, él me llamó y me dio de regalo un anillo personalizado y un perfume único hecho en París con mis gustos. Ese mismo día usé el anillo y el perfume y, en esa misma noche, hice el amor con Noah, ya que era la única oportunidad que tenía y no la desaproveché.

Fin de flashback.

No sé qué voy a hacer, lo más probable es que me vaya y evite a Noah todo el tiempo que sea necesario. ¡Soy una cobarde, lo acepto!

NOAH.

No puedo dormir, no dejo de pensar en ella, en su perfume y en esa noche que todavía es incierta para mí. Quisiera que esa espesa neblina desapareciera y me dejara recordar cada detalle que viví en el lapso en que me emborraché. Quiero saber si esa noche hice el amor con Naín.

Desde que conocí formamos una buena amistad, era tan tierna y dulce que a los quince años rompí la primera regla de una amistad... yo me enamoré de Naín, y estuve a punto de confesar mis sentimientos, pero tenía miedo de que ella me alejara de su lado porque para ella era su mejor amigo. Bien dicen que es malo tener una mejor amiga, puesto que ella puede terminar enamorada de ti o tú de ella, y en mi caso yo me enamoré, pero sabía que algo entre ella y yo era imposible, porque éramos mejores amigos y no podía ver más que una amistad entre los dos.

Me guardé mis sentimientos y aunque fue difícil porque estaba tan cerca de mí logré desaparecer ese interés romántico y verla como lo que realmente era: mi mejor amiga. Desde ese día hasta ahora no había vuelto a sentir algo más fuerte que no sea amistad por ella; pero esas ganas de besarla me confirmaron que nunca dejé de amar a Naín, pero la pregunta aquí es: ¿ella me amará?

Ahora, si realmente hice el amor con Naín debió ser porque ella también estaba borracha, o yo qué sé. Conozco a Naín y es demasiado tímida para hacer algo de adulto en su sano juicio, si pasó algo más entre ella y yo, es porque no estaba del todo bien. Solo espero que todas imágenes de Naín en mi cabeza no sea producto de imaginación; no quiero parecer un enfermo por tener ese tipo de sueño.

Salgo de mi habitación, talvez si tome un poco de café pueda conciliar el sueño. Además, no tengo muchas horas que llegué de Alemania y talvez sea el cambio de horario.

Me dirijo a la cocina encontrándome con el hijo mayor del novio de mi mamá. No he cruzado palabra con él, pero recuerdo que lo vi tan cerca de Naín.

—¿Cansado? —Me pregunta siendo agradable.

—Un poco —respondo con seriedad.

Voy hacia la cafetera y comienzo a preparar mi café. No quiero dialogar mucho con él, no es de mi total agrado; es ilógico porque recién lo conozco, pero no me cae bien aún.

—Supongo que es por el drástico cambio. No tuve el gusto de presentarme antes. Soy Julián, el hijo del novio de tu mamá —me da sonrisa.

—Noah, así me llamo —digo sin mirarlo.

—Creo que no soy de tu agrado —deduce apenado.

—No soy muy sociable, y menos con desconocidos —lo miro—. ¿Te llevas bien con Naín? —Sonríe, sonrisa que no me agrada.

—Sí. Además, es muy linda y se nota que es una gran mamá. Mira que hacerse cargo de un niño a su corta es algo difícil. La admiro, ¿y tú? —Su mirada irradia veneración.

—Es mi amiga, la conozco desde los nueve años —confieso.

—¡Vaya! Ya sé a quién pedirle ayuda para conquistarla —mi mandíbula se tensa rápidamente, pero enseguida la relajo.

—¡Vaya! Recién la conoces y ya te gusta —ironizo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.