¿Enemigo o Aliado?

Me despierto por unos golpes en la puerta...Nunca ha pasado, y si quisieran llevarme por fingir nunca tocarían.

Me levanto, y decido tocar la puerta, suavemente, pero que se oiga. Viendo bien, recién anochese, quién será.

Me temo lo peor, siempre lo hago... Se abre la puerta y entra Veythar, mi cara cambia, me doy la espalda y me vuelvo a acostar. Pensé que iba a ser algo importante.

—¿Quieres salir?

Espera que... No. No. Es una trampa, seguro que quiere hacer algo, una nueva dosis, o solo divertirse.

Me siento en la cama y sus ojos se encuentran con los míos, solo encuentro esperanza... Tenerla es peor que cualquier otra cosa, en cambio la mía, la mía tiene odio.

—Desactive todas las cámaras, casi todos están durmiendo, solo hay unos pocos guardias. Ven no va a pasar nada, confía, o es que no quieres ver lo que te han prohibido.

Claro que quiero... Por lo menos veré la naturaleza antes de morir, o ser usada para una atrocidad.

Me levanto y camino hacia él, me sonríe... Es tan molesto. Salgo e inspecciono mi alrededor, solo hay paredes de metal, más celdas y muchas puertas.

Siento una mano en mi hombro, me sobresalto, casi me caigo, pero logró mantener el equilibrio.

—Tranquila, todo está bien. Es por ahí.

Camino con desconfianza, mi padre me diría que no fuera, que es peligroso, que no debo de confiar en extraños, pero no lo hago, solo busco ver lo que me han prohibido por diez años.

Hay varias columnas, creo que es lo que mantiene en pie este lugar, sí las destruyera todo acabaría.

—No, las columnas no mantienen en pie este lugar, sería demasiado obvio, es una medida de seguridad, casi nadie sabe cómo es que se mantiene en pie. Es una duda obvio, no leo mentes.

Interesante, y extraño, sí no son las columnas, son imanes, varillas, debe de haber una estructura que destruya todo...

Me empiezo a sentir un poco mal, ya está empezando el cambio de aire, espero que valga la pena.

Veythar abre una gran puerta de acero, un poco oxidada, que le cuesta abrirla completamente.

¿Por qué no tendrán códigos? Deben de confiar mucho en toda esta gente, la confianza mata...

Veythar me hace un gesto para que salga, yo dudo unos segundos, pero al final decido hacerlo.

Mi corazón va a mil, mis ojos lo recorren todo.

¡Arboles! Hay árboles... Iba a correr hacia ellos, pero él me detuvo.

—No, hay guardias, hay que ir con cuidado, apenas se ve la naturaleza, hay un lugar donde si podrás ver todo sin cuidado.

Asiento, me emocioné demasiado, me podrían haber matado... Veythar me dirije con cuidado por un camino un tanto estrecho, me empuja al suelo, y apenas puedo reaccionar.

Me hace un gesto con los dedos para que no haga ruido, se escuchan las pisadas de guardias, pasan unos minutos hasta que ya no se escuchan más.

Seguimos agachados, pero avanzando, hasta por fin llegar al lugar que él me quería enseñar.

Mariposas... Flores... Agua... Plantas... Aves.

Siento una extraña sensación en mi pecho, ¿Agradecimiento? Decido ignorarla y seguir contemplando mi alrededor.

Todo es tan hermoso, la brisa me da la bienvenida, las hojas de mueven con delicadeza, todo es... Demasiado bueno.

Mi voz apenas sale, más bien es un murmullo.

—¿Por qué?

Se encoge de hombros, su sonrisa desapareció. La brisa se detuvo junto a las hojas.

—Mi hija... No pude salvarla, jure ayudar a cada experimento, liberarlos, hacer su encierro menos miserable.

Siento como una lágrima se desliza por mi mejilla, volteo rápidamente la cara y me la seco, hace tiempo no lloro...

—Tengo muchas preguntas... Y si las respondes mi encierro sería menos miserable.

—Primera vez que hablas mucho, las responderé con el tiempo, pero no aquí afuera, podríamos despertar a alguien, hay que volver.

Asiento... Me empiezo a marear, todo se pone borroso, maldito aire, ya me está afectando... Caigo al suelo y todo se vuelve negro.

Me despierto en mi celda, el rayo de sol ilumina mi cara, siento como si me hubieran golpeado todo la noche, mi cuerpo está muy agotado, solo recuerdo que veía todo borroso y después nada.

Tocan la puerta una sola vez, la ventanilla de la comida se abre, para mí sorpresa no es la misma de siempre, sino comida decente, avena con fruta y algo espeso de color blanco, junto a un vaso de cartón con una sustancia naranja.

Lo agarro y lo huelo, jugo de naranja... Que rayos.

Empiezo a comer con un ansia que hace tiempo no había sentido, mi cuerpo parece estar complacido porque empieza a recuperarse.

Embozo una sonrisa que se desvanece al oirlo...Dregor.

—Un pequeño animal salvaje, no sabes comportarte, que se espera de una alimania como tú.

Lo fulminó con la mirada, hace tiempo no lo veía, el guardia que apuñaló a mi padre y dijo mentiras sobre una deuda.

—No sé cómo es que te cambiaron la comida, no has hecho nada nuevo, será que ahora eres la mascota del jefe, lo dudo el tiene estándares.

Maldito... Sigo comiendo y lo ignoro, no voy a dejar que arruine mi comida.

Se escucha un retumbó, está abriendo la puerta... Mis nervios se activan, no de nuevo, no.

Me escondo abajo de la cama, preparada para lo que se avecina.

—Yo no tengo los estándares tan altos, me conformo contigo, con un animal como tú, un insignificante insecto.

No hablo, nunca lo hago con él... Mi cuerpo empieza a temblar, la respiración se me corta.

Me agarra un pie y me saca de mi escondite.

—Es que no me extrañaste...

Siento como mi mejilla arde por el golpe que me acaba de dar, tira de mi pelo arrastrándome de un lado a otro, me pega otra vez, pero está vez un puñetazo a mi mandíbula, escucho un *crack*, deseo gritar de dolor, pero no le voy a dar ese gusto, me arrastro lo más lejos que puedo de él.

—Creo que ya es hora de la diversión, vas a disfrutar esto.

Empieza a hacerlo, a tocarme, aunque pudiera gritar, sería inútil, la vez anterior a nadie le importo, hasta que vieron que casi me morí.