La nueva Ana

Lósif regreso al orfanato, al entrar por la puerta principal observo con algo de asombro como la chica llamada Diana estaba esperándolo sentada en la  silla al lado de la mesa.

Diana—todos están dormidos, baja la voz, me gustaría saber por qué llegas tarde y llorando—

Lósif—Diana, hay cosas que es mejor no saber. ¿Diana qué crees que se diferencia el bien del mal?—

Diana estaba sorprendía al escuchar esta pregunta de Lósif, ella nunca pensó en algo así, siempre robaba y estaba dispuesta a venderse por comida y dinero ahora Lósif le preguntaba esto, la dejo muy desprevenida, pero no obstante respondió.

Diana— para mí el bien y el mal se diferencian mucho, yo por ejemplo hago un mal para hacer un bien, robo a las personas para mantenernos y estaba apuntó de venderme—

Lósif— El bien y el mal son la misma cara de la moneda solo con diferente figura—

Diana asintió en respuesta a lo que Lósif estaba diciendo, ella sabía que es verdad, pero aún no la dejaba a gusto lo que Lósif había dicho, ella lo puso a prueba.

Diana—Lósif, tienes razón en que es lo mismo solo nosotros sabemos lo que es el bien o mal, por esa razón quería venderme para tener dinero entonces. ¿Soy una mala persona?—

Lósif—No eres mala persona. ¿Por cuánto dinero te estabas por vender?—

Diana arrogante e inflando el pecho inexistente sonrió con los dientes expuestos mostrándole los caninos a Lósif.
Lósif solo levantó una ceja en cuestión al ver esa reacción qué se le hacía algo atrevida por parte de la niña.

Diana— Por 200 monedas de cobre, qué son 2 monedas de plata, no soy cualquier cosa que puedan obtener, si quieren mi cuerpo les va a costar y solo los nobles podrían tenerme—

Lósif— ya veo, dos monedas de plata entonces—

Lósif observó a la niña que parecía muy arrogante, pero él podía ver el miedo en los ojos azules de la chica, ella solo tiene 12 años de edad y estaba asustada al tener que venderse, Lósif decidió sacar 400 monedas de cobre qué equivalen a 4 monedas de plata y se dejó 100 cobres para el futuro.

Diana estaba sonriendo y observando la reacción del niño qué tenía enfrente, ella sabía que lo que dijo era falso, a lo mucho se vendería por 20 cobres y eso era mucho, nadie en esta parte del reino tenía dos monedas de plata y lo que lo tienen no quieren a una niña como yo, escogerías a la mejor del burdel.

Cuando vio que el niño se acercaba a donde estaba ella y sacó una bolsa de color amarilla con un sonido tintineando ella sabía que eso era el sonido del dinero, el niño le entrego la bolsa y se marchó sin antes decirle.

Lósif — si realmente querías venderte por tan poco, me gustaría ser el primero en tenerte en mis brazos, te daré este dinero para ayudarte un poco en los gastos, iré a dormir, buenas noches.—
Lósif se marchó sin voltear atrás y subió las escaleras para encontrar a Ana qué estaba esperándolo para dormir, eso ya es una costumbre dormir abrazados desde aquella vez, Lósif cayó en un sueño profundo con una niña pequeña en los brazos.

Diana estaba congelada en su lugar, no se había movido desde que Lósif le entrego las monedas y subió, ya habían pasado 5 minutos.

Ella seguía congelada observando con los ojos bien abiertos el gran puño de monedas qué estaba en el interior de la bolsita.

rápidamente despertando del estado de shock, tomo la bolsa y vacío todo el contenido sobre la vieja mesa de madera, vio todas las monedas de cobre. Las contó una por una y nuevamente, una y otra vez contaba y sabía que eran 400 monedas qué equivalen a 4 monedas de plata, con esto pueden vivir sin preocupaciones por un largo tiempo talvez hasta que termine este año y la mitad del otro o talvez hasta dos años, si seguimos igual y ahorrando, esto sería más que suficiente para mantenernos.

Estaba todavía sin creer esto, Lósif el niño que había llegado a este orfanato, nacido de una aldea pobre y rural le regalo como si no fuera nada 4 monedas de plata y se marchó a dormir, ella estaba asustada.

existía la posibilidad de que el fuese a robar, pero conociendo el buen corazón del niño ella dudo y negó con la cabeza, esto es dinero bueno, Lósif no es un ladrón como ella, él estaba trabajando duramente estas semanas aún con la noticia que había un necromante loco por alguna parte, ella mañana a primera hora va a comprar lo necesario y otras cosas que faltaban, sin si quiera subir las escaleras decidió acomodarse al lado de la cocina y verificó qué todas las puertas y ventanas estén cerradas con la máxima seguridad qué ahora tenía, entonces se fue a dormir y antes de caer en un sueño feliz, recordó las últimas palabras que le dijo Lósif.
Con una risisita tímida finalmente se fue a dormir.

Al día siguiente los pájaros cantaban y las personas hablaban anunciando un nuevo día, ya son más de las 7:00 am y Lósif se despertó junto a Ana, Lósif estaba algo asustado al saber que por poco se terminaba la pasta dental y cosas para la higiene básica, algo que descubrió fue qué para limpiarse después de hacer las necesidades utilizaban pedazos de cuero, maldita sea eso sonaba doloroso, pero también pedazos de tela.

Lósif recordó qué para bañarse era muy difícil por la pobreza de esta parte del reino, mayormente solo se limpiaban el cuerpo con un trapo húmedo, dejando algo limpio el cuerpo y el cabello con una cubeta de agua es más que suficiente para las de más zonas íntimas.

Lósif recordaba que cuando se acercó de manera dominante a Blanca le entro un olor algo peculiar por la nariz, talvez sea por esto. Con una risa por parte de Lósif al recordar las tonterías decide buscar un lago o alguna fuente de agua para tenerla disponible, pero sin antes despertar a Ana que seguía dormida.

Lósif— Ana, buenos días. Despierta es hora de curarte, te lo prometí hace tiempo y lo cumpliré—

Ana estaba adormilada cuando Lósif la despertó, pero se le escapó el sueño cuando escucho música para los oídos, Lósif la estaba por curar, alfin esta joroba en la espalda desaparecería.