¡Quemaste el bosque!

Lósif y Ana estaban en un paraje lleno de plantas y maleza, además había árboles cortados y más al fondo un camino repleto de árboles verdes y grandes en todo su esplendor.

Lósif— Ana, aquí es donde venía a cortar leña, como puedes ver es un lugar alejado de todo y puedo usar mis habilidades secretas—

Ana—Lósif, estás habilidades qué tienes son muy geniales, pero ¿por qué no las muestras a los demás?—
pregunto la niña de una manera muy sorprendida y confundida por las expresiones qué tenía en el rostro.

Lósif observó con calma a Ana y decidió mejor decirle la verdad, esta magia es malvada.

Lósif— Ana, esta magia qué utilizo es malvada solo los asesinos, monstruos qué asesinan sin remordimientos pueden emplearla y mejorarla al siguiente nivel—

Ana— Lósif, tú no eres nada de eso, eres una buena persona, la magia la utilizas para hacer el bien, creo en Lósif—

Lósif— Tú, Ana—
Observó la cara despreocupada y sonriente de la niña y no pudo soportar mirarla, él estaba manchado con sangre de personas inocentes, él no es mejor que aquellos que critica.

Lósif—eres una niña tonta, Ana no todos son buenas personas, yo no soy una buena persona Ana—

Ana— Lósif es una buena persona, Ana cree en Lósif y Lósif siempre será buena persona—

Lósif estaba angustiado al ver que no funcionaba el hacerle cambiar de parecer a la niña, estos pensamientos son peligrosos qué ella los tenga después de ver la masacre de primera mano.

Lósif tenía que preguntarle directamente a esta chica o ella podía morir asesinada y dios no quiera forzada por algún tipo.

Lósif— Ana, porque confías en mí, ¿Por qué no crees que soy un asesino?—
La niña joven y flaca al escuchar la pregunta del niño más grande está solo lo volteó a ver con los ojos cerrados y sonriendo de oreja a oreja.

Ana— Porque Lósif es un buen ser humano y no le gusta el mal—

Lósif se quedó congelado en su lugar sin dejar de ver la carita sonriente de la niña, su amiga de infancia qué quedaba, juntos en este mundo caótico y cruel.

Lósif volteó la mirada, pero en su corazón hizo un nuevo juramento, . Lósif no dejaría que Ana sufra más, Lósif juro hacer qué Ana tenga una familia y un buen marido y sea siempre felices para siempre hasta que muera de anciana con su marido qué tendría en el futuro.

Lósif no hablo más, se acercó rápidamente a donde está la niña sonriendo y la abrazo fuertemente, poniendo su barbilla apoyada en la cabecita de la niña que solo disfrutaba de la muestra de afecto por parte del niño.

Lósif— Ana, te protegeré por toda la vida—

Ana estaba confundida al escuchar esas palabras del niño mayor, pero ella estaba feliz eso significaba que Lósif se quedaría con ella, como mamá y papá una vez le contaron como se conocieron y juntaron para toda la vida.

Ana estaba muy feliz y respondió al abrazo del niño, apretando con fuerzas el pecho de Lósif y enterrando la cabeza en el cuello del niño.

Ambos estuvieron así durante un rato hasta que se separaron, se voltearon a ver y ambos notaron los ojos del otro entonces se rieron como niños qué son.

Lósif— Ana, te mostraré una nueva habilidad qué aprendí hace tiempo, pero no podía usarla por tiempo—

Ana— muéstrame gran mago Lósif!—

Lósif al escuchar qué Ana le levantaba el cuello, él decidió pavonearse un poco, sacando el trasero y levantando el pecho con la cara alta y recta camino al centro de los árboles.
Lósif estaba pensando en lo incómodo qué es caminar de este modo, la ropa interior se le estaba metiendo y él se sentía raro, porque no se había puesto ropa interior solo los pantalones holgados.

Ana— ja,ja,ja,ja, Lósif pareces un pato!—

Lósif se sonrojó al voltear donde estaba Ana y de reojo vio que los pantalones estaban adentro de su trasero, con mucha vergüenza rápidamente se los saco de una manera que parecía disimular, pero las miradas y risas de la niña le advertían qué no lo estaba haciendo bien.

Lósif decidió hablar con una voz gruesa para quitar la vergüenza y cambiar de tema.

Lósif— (Voz gruesa) Ana, mira esto de aquí es una nueva habilidad qué solo los grandes magos pueden hacerla, observa. ¡BOLA DE FUEGO!—
Termino con un grito ahogado, parecido a la voz del gallo Claudio qué vio en su vida pasada, por qué en grueso la voz y una flema salió disparada al mismo tiempo que la bola de fuego salía lanzada. La niña no notó la flema qué salía disparada de la boca del chico lo que vio fue una majestuosa bola de fuego qué salía disparada de la palma derecha del niño.

Lósif estaba muy sorprendido al ver la gran bola de fuego qué salía disparada y sin estar preparado la palma de la mano se movió inestable haciendo que la bola de fuego de más de 4 metros de magnitud se estrellase contra los árboles y troncos marchitos entre otra vegetación inflamable, logrando iniciar un fuerte incendió forestal.

Ana—Lósif eso fue genial!—
Aplaudía la niña con estrellas en los ojos al ver la poderosa bola de fuego qué Lósif había lanzado, ella estaba observando el hermoso fuego quemando todo en su paso.
Ana—Lósif es fuerte!—

Lósif estaba con la boca abierta y la palma seguía congelada en el mismo lugar, Lósif sabía que la había cagado y mucho, ahora como demonios va a pagar este incendió y lo peor parecía que gasto todo el maná qué tenía el cuerpo al utilizar un hechizo qué no tenía nada de idea.

Lósif— Ana, será mejor que nos vayamos ahora mismo, estaremos en peligro—

Ana seguía perdida en las llamas qué se estaban extendiendo hasta la otra sesión del bosque, los pájaros y animales estaban escapando.

Ana— Lósif, eres genial, pero puedes apagar el fuego, no quiero que los animalitos mueran quemados—
Hablo la niña y volteó la cara suplicante al niño que tenía la cara de estupor.

Lósif— Ana, no te preocupes, ningún animalito morirá por este fuego soy un mago genial y no daña…—
no termino de hablar porque de uno de los árboles encendidos salió un conejo en llamas, se estrelló contra los pies de Lósif.