Este es un mundo maldito

Lósif avanzaba sin más al orfanato su hogar donde tiene que proteger a sus personas queridas.

Por el transcurso del camino observó las diversas miradas de los transeúntes qué le daban sin ocultar las risas y caras de odio de las mujeres.

Lósif sabía bien, está caminando desnudo con una espada de hierro y sí, es normal que se vea como algo desvergonzado el caminar de esta manera por parte de un niño.

Kor por alguna razón al encontrarse con su mirada la desvío con un odio evidente en el rostro, talvez sepa algo o alguien le dijo.

Lósif no dijo nada y siguió avanzando por el inquieto tramo de camino de tierra, todo solo, sin dinero, sin Blanca, sin magia, sin orgullo o dignidad. Ahora se sentía acabado y triste todo se fue al infierno, pero algo de lo que estar felices. Blanca no, Yurumí Tosiff la princesa del reino qué fue secuestrada regreso.

Ahora el se sentía mal al no poder verla y talvez nunca lo hará, pero es un alivio al tener los recuerdos que la niña le dejo y esas palabras de despedida.

Lósif se detuvo en el medio del camino y hablo.

Lósif — Te amo, que.... falso, solo querías utilizarme como un tonto para curar la magia negra de tu maná, eres más siniestra qué un noble,maldita—

Lósif sintió el deseo de odio nuevamente en su alma, la venganza al matar al maldito anciano qué destruyo su vida feliz y normal.

Lósif se sentía desolado y vacío, no se sentía bien. Sabe bien que es más bajo qué un plebeyo de este reino y no tiene estatus, pero aun así el debe de cumplir una última venganza, talvez.

Lósif continuó y avanzó más rápido posible logrando llegar al orfanato y entro con calma.

Al entrar al lugar fue recibido por tres chicas grandes y dos niños pequeños, que lo miraban con ojos llorosos.

Lósif — regresé, Blanca no volverá nunca más aquí, ella está bien—

Agregó la última oración rápidamente para no dejar malentendidos con Diana.

Diana— ¡Que! ¿Dices que Blanca está bien? ¿Por qué no volverá? ¿Está ..... muerta?—

Lósif se sentía cansando física y mental, ya no tenía fuerzas para otro duelo de palabras venenosas.

Lósif avanzo rumbo a la planta alta para descansar y ponerse ropa, avanzó logrando llegar al cuarto y entrar, por atrás lo seguía una molesta y gritona Diana y atrás los demás.

Diana— ¡Responde! ¡Lósif! ¿Dónde está Blanca?—

Lósif ignoraba las preguntas de la molesta niña, ya explico qué la chica estaba bien y no hay problema, pero ella no quería entender esto.

Lósif — ¡Blanca está bien! ¡Deja de molestar!—

Lósif estallo en un grito de furia con fuerza, asustando a los niños pequeños y sobresaltando a los mayores.

Diana observó con los ojos abiertos el cuerpo desnudo del niño y vio con sospecha los diversos cortes de rasguños, además una enorme herida en la espalda producto de alguna cosa caliente  otro más en todo el cuerpo, el niño estaba muy demacrado.

Diana se acercó con preocupación, pero se detuvo en seco al observar un colgante de color blanco con una esfera Blanca colgando, ella sabía que era eso. Ese es el amuleto qué Blanca tenía cuando la conoció y siempre la ocultaba de todos, ella una sola vez la vio y sabía que es lo más apreciado de la niña un recuerdo de su mamá.

Diana tenía sospechas y ahora lo confirmo directamente al ver ese colgante en el cuello del caballero.

Lósif no sabía que pensaba la niña ladrona, pero estaba teniendo mal sabor de boca por todo esto y los llantos de los niños pequeños no lo dejan relajarse.

Lósif se acercó y tomo una camisa larga y vieja color crema, unos pantalones holgados verdes, una cuerda para amarrar el pantalón y no caigan.

Lósif ahora estaba vestido, aunque muy feliz por tener ropa algo decente y que cubría su cuerpo, pero no tenía tiempo de disfrutar el momento. Un fuerte golpe en la cara lo despertó.

¡Slahs!

Diana se acercó con pasos tambaleantes y la cara llorosa con un odio evidente en el rostro y lo hizo una fuerte cachetada en el rostro del niño caballero.

Diana—¡Cómo pudiste! ¡cómo pudiste! ¡Tú! ¡Porque!!—

Lloraba de rabia y dolor, apretando su pecho y gritando con rabia desenfrenada se acercó al niño y lo golpeó repetidamente en el pecho con fuerza.

Lósif reaccionó confundido al ver la reacción de la chica.

Lósif — ¿Qué crees que haces Diana?—

Diana—¡No vuelvas a hablarme!—

Continuó gritándole con coraje al niño confundido.

Erika y Ana qué observan todo esto se sorprenden y avanzan para detener a la hostil niña.

Ana— ¡Alto! ¡Detener!—

Erika— ¡No más golpes! ¿Qué pasa aquí?—

Erika estaba molesta al ver como golpeaban a su salvador, estaba molesta como nunca antes.

Ana quería explicaciones por la reacción repentina de la niña, ella sabía que Diana tenía un extraño sentimiento por Lósif, después de que por alguna razón compro comida y otras cosas.

Diana pataleaba con fuerza para alejar a las dos niñas y no lograba hacerlo.

Diana — dejame ahora mismo!—

Erika— Qué te hace Lósif! Loca!—

Ana— ¡Detente hermana!—

Lósif observa a la molesta chica que es detenida por las dos niñas y no sabe que hacer para calmarla.

Lósif — suficiente, Diana espantas a los niños pequeños y dime lo que te pasa.—

Diana — No te hagas el santo conmigo, no lo soporto, eres un maldito demonio y diablo, forzaste a Blanca y la desapareciste—

Lósif junto a las demás individuos se sorprendió demasiado al escuchar la conclusión de Diana, muy escandalosa.

Erika— ¿Por qué lo dices?—

Ana— Hermana Diana, creo que estas loca—

Lósif se quedó quiero esperando la explicación de la niña, talvez está loca y por alguna razón, Ana no estaba haciendo preguntas sobre lo que ocurrió, ella actuaba como si nunca estuviera en el local de la bruja. Talvez la memoria fue eliminada como no tiene maná en el cuerpo.

Diana—Es simple, ese amuleto es de Blanca y siempre lo protege, nunca deja que nadie lo mire es un recuerdo de su mamá y que ese bastardo lo tenga. Solamente quiere decir que le hizo algo escandaloso, además porque más estaría desnudo y golpeado—