La rutina era la misma todos los días, despertar temprano, salir a correr, trabajar y regresar a casa caminando, vivir sola no estaba del todo mal. Los días pasaban volando, ver a mis padres cuando me sentía sola o a mis hermanos era salir de mi zona de confort, era dejar cerrada la puerta a mis pensamientos y recuerdos, dejar atrás el pasado vivido, dejar la habitación vacía, solitaria.
Las cuentas las tengo por el cuello, no les diría lo que me pasaba, hace un tiempo que ya no salgo, lamento haberme alejado de mis amigos pero de igual forma, tanto tiempo lejos, tanto tiempo encerrada, el amor no ha tocado mi puerta hace mucho y aunque conocí a unpar de personas nuevas, ya no es lo mismo, los besos, las caricias, el sexo no es igual, ya no lo siento, amor, ya no lo quiero.
¿Acaso el tren se está pasando?
Aún tengo 35 años, al menos mi trabajo se va convirtiendo estable, lamentablemente a comparación de Marcel y Sondra no he podido manejar del todo mi vida, tome las peores decisiones aunque no puedo arrepentirme del todo.