A la mañana siguiente las sirenas de la policía nos despertaron, los vecinos escucharon lo sucedido y lo llamaron tragedia, por mi parte después de mucho era feliz pero debía irme buscando la forma de que nadie sepa, es una lástima, me atraparon en la puerta, no iba a zafarme, solo atiné a decir que fue la rubia del vestido rojo, que ella ya te había robado, que ella ya nos había matado, dije que era culpa pero tenían razón.
Yo tenía tu sangre en cada prenda y aunque ya no corrían por mis manos, aún así viví manchada por 10 años, 10 años más sin ver lo que era la vida sabiendo que no era la culpable de lo sucedido, sabiendo que fui buena contigo.
Al abrir los ojos de aquel viento helado, no me desvié y la casa blanca tan solo será un lindo recuerdo, conjunto contigo, no, ya no puedo llamarte pero aquella noche recuerdo aún que fuiste mío y ya no serás de nadie más.