El vínculo mágico - Libro 1

Capítulo 7 - Parte 2

  —Entonces, cuando pasan a ser almas negras, toman aspecto gótico.

  —No sé qué es gótico, pero si existen humanos tan pálidos y bañados en negro como esas almas negras que os perseguían, sí.

  —Bueno, ese hombre era una mezcla de estilos. Me refiero a la vestimenta y el aspecto que tenía —aclaró Nathaly. Viendo que a Leo no le interesaba el tema, bajó la vista y, volviendo a centrarse, preguntó—: ¿Y cómo pueden crear las almas negras un exterior así? ¿No se supone que son puros sentimientos negativos?

  —Así es. Los espectros de bajo nivel nacen de fuertes sentimientos negativos. Conforme van alimentándose, esos sentimientos los van concentrando en su interior y solidificando en su exterior. Una vez que pasan a ser almas negras suelen tener suficiente esencia como para transformar su exterior a su antojo y crear el aspecto que más les apetezca. El primero lo harán habitual, y cuando lleguen al nivel medio crearán otro más, que se basará en un animal. Ambos aspectos permanecerán si no bajan de grupo y, en caso de que desciendan, solo mantendrán el primer aspecto, que se iría quebrando si siguieran bajando de nivel.

  —¿Algo así como si se vaciaran?

  —Sí. El aspecto no es capaz de aguantar sin la esencia suficiente en su interior.

  —¿Y el aspecto que formen lo pueden cambiar?

  —Solo cuando llegan a ser almas negras de nivel avanzado, pero no suelen hacerlo.

  —¿Por qué?

  —Requiere gastar sentimientos negativos, y a las caras del mal no les gusta gastar en exceso si no hay un motivo más que necesario para ello.

  —¿Y, cuando llegan a convertirse en ángeles negros, crean alas en su espalda?

  —No las crean, las manifiestan. Las alas negras nacen directamente de su centro, lo que significa que están conectadas con su interior.

  Nathaly bajó la mirada y sonrió segundos después. Eso era una gran ventaja para ellos, pues para acabar con la existencia de una cara del mal era necesario llegar a su centro, y los otros dos grupos no se lo ponían fácil al solidificar su exterior, que actuaba como un caparazón protector.

  —No te confíes —dijo Leo—. Por mucho que sea una gran ventaja para nosotros, su poder es muy superior al de un alma blanca. Hacerlas perder poder con la finalidad de conseguir bajarlas de grupo sería todo un desafío.

  —Entonces solo estamos al mismo nivel cuando nos enfrentamos a almas negras.

  —Almas negras de nivel medio. Cuando pasan a ser de nivel avanzado, empezamos a estar en desventaja.

  —Lo que no entiendo es cómo se alimentan. Los sentimientos negativos no los manifestamos a través de la magia.

  —Por supuesto que sí, pero no es un alimento muy bien recibido para ellas por estar mezclado con magia blanca. ¿Recuerdas lo que te expliqué sobre la magia que creamos?

  —Sí.

  —La magia que crean ellos tiene un proceso muy similar al nuestro, pero, al mismo tiempo, distinto. Nosotros poseemos magia en nuestra alma y usamos nuestros sentimientos para otorgarle poder a la magia que exteriorizamos, ¿no?

  —Sí —contestó, atenta a su explicación.

  —Pues ellos no poseen magia en su interior. Ni magia, ni alma, ni nada más que no sean sentimientos negativos. Y no, los sentimientos negativos no podemos verlos —se adelantó a su pregunta—, pero sí percibirlos. Cuando las caras del mal se alimentan, los sentimientos negativos los convierten en humo, líquido o sólido según su nivel y necesidades. La cantidad de poder que alberguen en su interior irá siempre de la mano con su nivel actual, y la cantidad de magia oscura que sean capaces de crear dependerá de varios factores que no te voy a explicar.

  —¿Por qué?

  —Porque ya lo estudiarás —sonó molesto.

  —¿Y por qué lo que crean se llama magia oscura en lugar de esencia oscura?

  Leo suspiró con resignación.

  —Cuando hablamos de magia oscura nos referimos a la convocación que una cara del mal realiza con sus manos utilizando la esencia que reside en su interior —contestó.

  —¿Y la magia oscura tiene la misma forma que la nuestra? Y me refiero solo a la forma, no al color.

  —Sí, se parece, pero su composición es más bien una mezcla de partículas sólidas y semisólidas que, si se les aporta la intensidad suficiente, pueden ir envueltas por una llama de humo oscuro.

  —¿Intensidad suficiente para qué?

  —Para un ataque más fuerte. Hay otras formas de convocar magia oscura, pero esa es la que más utilizan, porque, al igual que nosotros, la preparación de otro tipo de magia requiere de más tiempo. Y ya sabes que el tiempo, en medio de una batalla, es el bien más preciado.

  —Ah, pero... ¿es que nosotros podemos convocar otra cosa que no sean esferas?

  —Sí, pero requiere desarrollar la capacidad de magia que puedes almacenar, además de tener a tu disposición la suficiente magia para ello. Pocas almas blancas pueden hacer eso.

  —Y tú eres una de ellas, ¿verdad?

  —La mayoría cumplen con ambos requisitos, pero gastarían casi toda su magia en el intento. Además, resultaría muy peligroso si, mientras te estás enfrentando a una cara del mal, tu ataque resulta un fracaso.

  —Comprendo... Hay una cosa que no me queda muy clara. ¿Cómo obtienen las caras del mal los sentimientos negativos?

  —De nosotros, de un hechicero, de un mago o de cualquier otro ser. ¿Es que no es obvio? ¿De dónde crees que salen los sentimientos negativos?

  —En verdad me estaba refiriendo a cómo se alimentan. No tiene sentido que puedan comer sentimientos que son creados por y para nosotros.

  —¿En serio? —sonó aburrido—. ¿Por y para nosotros mismos?

  —Sí —contestó dudosa.

  —Si yo me enfadara contigo y eso te entristeciera, ¿cómo lo definirías en sentimientos?

  —Pues... Tú crearías un sentimiento negativo de enfado —contestó, no muy segura de si esa era la respuesta que buscaba.




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