Siendo yo

Joaquín

Pude ver el dolor en sus ojos. Él que se creía indómito y ahora esta bajo el dominio de los que estan a su alrededor. Es claro que sufre y por algo que desconozco o me niego a aceptar, yo también sufro.

-¿Estás bien?-Danica me pregunta preocupada.

-No, pero estaré mejor.- le sonrio.

-¿Cómo estaba?- pregunta dudosa.

-No estaba bien, tenía golpes en su rostro, y caminaba como si le costara cada paso. No estaba bien  y no sé porqué me siento mal por él. Quisiera decir que estoy bien, que no me dolió verlo en ese estado pero mentiría y a ti no te puedo mentir.

Ella toma mi mano.

*****

-¿Así que llevaban mucho tiempo viendose a escondidas?

Tengo a los padres de Danica frente a mí. No me intimidan.

-Lo hacía por el bien de ella y de ustedes, su familia.

La mirada del señor se suavizó y pude ver en él agradecimiento.

-Me alegra que hayas sido valiente ante la situación en la que estabas.-Me dice.

-No fue fácil, pero se pudo.

Los padres de Danica me tratarón como parte de su familia, me dijerón que podría ir las veces que quisiera y que deseaban con todo el amor del mundo que su hija y yo estemos unidos por mucho tiempo.

-Rosa y su mamá estarán fuera por un tiempo, hasta que se sientan mejor de todo esto- Danica se toma de las manos.

-Es lo mejor para ellas, espero y superen todo el daño que se les ocasionó.

Me mira y sonrie. 

-Ya no debes ocultarte entre tanta ropa oscura y evitar hablar a los demás.

-¿Qué? ¿Por qué?- me paro en seco.

-No me veas así. El negro te queda, lo juro pero que tal un rojo o un blanco. Amaría verte así.

-Bueno, no se puede negar que cualquier color me quedaría. -le guiño un ojo.

-Ay por favor - se rie- tienes el ego muy elevado.

Me quedo viendo como se rie y la verdad me llena de felicidad saber que cuento con ella y su familia.

-¿Qué me ves?- me golpea el brazo.

-Mañana pasaré por ti al caer la noche. Tendremos nuestra primera cita sin escondernos de nadie. Nos debemos un nuevo comienzo, uno donde seamos felices, donde no halla un tercero queriendo dañarnos. Nos lo merecemos mi querida Danica.

La abrazo.