El Zar

Capítulo VI

Nos quedamos un momento quietos unos segundos, antes de que sus labios se muevan sobre los míos con firmeza y pasión, entierra su mano en mi cabello afirmando mi cabeza para profundizar el beso.

Suelto un gemido cuando su lengua se abre paso en mi boca, me besa como si quisiera saborearme toda. Honestamente, yo también quiero lo mismo, sus manos bajan hasta mis caderas acercándome más a su cuerpo donde siento su erección detrás de sus pantalones. Mis manos van hacia su cuello, nos seguimos besando hasta que él rompe el beso para tomar aire, sus labios están hinchados ya me imagino cómo estarán los míos, pega su frente a la mía ambos tenemos la respiración entrecortada.

—Eso fue...—dice tratando de controlar su respiración, pero con una sonrisa.

—Increíble—lo corto regresandole la sonrisa.

El va a decir algo, pero su celular suena la contesta de manera rápida se voltea a verme para verme con una sonrisa sin dientes pero que a la vez es sexy.

—El taxi ya está afuera esperándonos.

Levanto una ceja inquisidora.

—¿Nos espera?

Una sonrisa, sale de mis labios al imaginar lo que va decir a continuación, se acerca a mi hasta quedar muy cerca se inclina hacia mi oído para susurrarme.

—Sí, nos espera—un escalofrío me recorre el cuerpo cuando siento su aliento en mi piel—usted, señorita provocadora tiene un desastre que arreglar y uno muy enorme.

Le doy mejor sonrisa inocente, coloca sus manos en mis caderas acercándome a su cuerpo, siento como mi respiración se entre corta nuevamente al sentir su creciente erección en mi vientre.

No dejo de mirarlo de forma inocente.

—¿Ah sí? Tengo entendido que los de aseo del hotel se hacen cargo de eso.

Me muestra una sonrisa con todos y sus perfectos dientes, siento como la humedad entre mis piernas empeora.

Sabía que esa sonrisa tenía efecto para mis partes nobles

—Entonces, ¿nos vamos?

Dice ofreciéndome su mano la cual no dudo en tomar, nos movemos por el mar de gente que se mueve y sacude las caderas con el ritmo de la música. Lo que me lleva a preguntarme.

—¿Qué no tienes auto?

—Lo tengo, pero está del otro lado del club—asiento—y hay cosas más urgentes que atender.

—Por una vez, usted tiene razón.

Nos reímos mientras salimos del mar de gente y del bar, el aire fresco contrasta con mi piel caliente.

Vemos el taxi afuera, nos acercamos con rapidez pero no la suficiente para que no se note la urgencia, me abre la puerta del asiento trasero.

—Las damas primero.

—Que caballeroso.

Me monto rápidamente en el asiento, Sevastien poco después me sigue, le da un par instrucciones para llevarnos al hotel más cercano. ¿Leyeron bien? dije un hotel, NO un motel.

Me mira un momento, antes de sacar su billetera sacando varios rublos, se los entrega al taxista.

—Tome, pero sáltese todos lo semáforos rojos.

El conductor asiente emocionado por ganar un poco más, sonríe mientras levanta su dedo pulgar.

Antes de que pueda preguntar el por qué, el sexy desconocido ruso me toma de la cintura para colocarme encima de sus caderas con mis piernas alrededor de ellas, suelto un pequeño chillido por la sorpresa que muere en su boca, cuando toma mi nuca para estampar mis labios con los suyos.

Gimo. Muevo mis caderas por inercia, haciendo fricción entre nosotros suelta un gruñido desde el fondo de su garganta, antes de bajar sus labios por mi cuello repartiendo besos húmedos mordiendo suavemente mi piel.

Seguimos besándonos y manoseándonos, en todo el camino. Unos veinte minutos, llegamos a un hotel más lujoso que en el que yo me hospedo, mi acompañante le paga al taxista y bajamos del vehículo.

Entramos a la recepción donde Sevastien, le pide con urgencia una habitación a la señorita, me rio internamente. Es divertido verlo en ese estado y tratando de acomodarse el pantalón para que no vean la creciente erección, diez minutos después, por fin tiene la tarjeta magnética de la habitación.

Nos encaminamos al ascensor, una vez adentro marca el número de piso al que vamos. En cuanto las puertas se cierran se voltea y me aprisiona contra la pared el ascensor para besarme de nuevo, pero esta vez con rudeza me muerde el labio inferior provocando que me salga un gemido, mientras que yo paso mis manos por su pecho.

Nos separamos cuando las puertas se abren, marcando nuestra llegada.

Ahora si se viene lo bueno.

Antes de que pueda entrar por completo a la habitación, Sevastien me estampa contra la puerta de la misma, tomando mi rostro para besarme profundamente.

Entramos a trompicones a la habitación, con su cuerpo pegado al mío siento como su erección crece con cada paso que damos por la habitación. Comienzo a quitarle la ropa sin despegar mi boca con la suya, entre besos pregunto con prisa.

—¿Alguna ETS?

No duda en responder, con una sonrisa sin despegar su boca de la mía mientras nos seguimos moviendo por la habitación.

—No, ¿y tú?

—Tampoco.

—Entonces, vamos bien

—Mejor cállate.

Tomo su nuca para profundizar el beso, toma mis muslos para enredar mis piernas alrededor de su cintura sin dejar de besarme. Nos lleva por todo el lugar hasta la habitación siento como sus manos se pasean por la piel desnuda de mis muslos hasta mi trasero donde lo estruja a su antojo, aunque este a oscuras la luz de la luna ilumina un poco el lugar.

Me deja caer en la cama pero lo traigo conmigo hasta que él está encima de mí con mis piernas alrededor de su cintura donde su erección se clava más en mi centro. Sus manos se pasean por todo mi cuerpo desde mis piernas hasta mis pechos que estrujar con fuerza para bajar hasta el dobladillo del vestido, reparte besos húmedos por mi cuello mientras levanta la tela hasta sacarla por encima de mi cabeza. Me mira abajo, sus ojos se detienen en mi rostro.

Susurra roncamente.

—Eres muy hermosa.

Baja la cabeza hacia mis pechos, donde los besa para después para pasar su lengua en uno de mis pezones haciendo que se pongan más duros, lo chupa y muerde, suelto un jadeo mientras que mi espalda se arquea buscando más su contacto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.