¿Podría a alguien que arrastra tantos tropiezos y desgracias, por fin sonreírle la vida? Deberíamos averiguarlo.
Al graduarse de su carrera universitaria de Arte, Ela Schäuble es visitada y reclutada por nada más y nada menos que la representate de una de las agencias de modelos más importantes y famosas del mundo: Grace & Shine. Al parecer sus redes sociales y sus continuas apariciones de eventos artísticos relevantes, habían captado la atención tanto del público como de varias agencias.
Su figura esbelta y grácil, sus ojos alargados semejantes a dagas con el contraste de su mirada suave cual seda, su inesperadamente buena capacidad para posar, junto a otros de sus atributos hicieron que sus oportunidades aumentaran y que todos esos hechos sucediesen.
-¿Entonces tenemos un acuerdo?- preguntó relajada la subdirectora ejecutiva de Grace & Shine: Kathrin Slohan mientras miraba con disimulada curiosidad el contrato en las manos de Ela.
La observada levantó la vista del contrato por un minuto y la posó en la dama que se sentaba frente a ella. Una sonrisa de labios cerrados e inclinada hacia la izquierda hizo el intento de responderle.
Volvió la vista al contrato y tomó el bolígrafo que sostenía su improvisado peinado, por consecuencias las ondas azabaches de su cabello reposaron en sus hombros. Firmó los papeles, cerró la carpeta que los contenía y se los entregó a la que al parecer se estaría encargando de ella a partir de ahora.
-¿Cuándo empiezo?- profirió con expresión seria.
-Primero debemos buscarte un agente, un asesor de imagen, un abogado, saber cómo lanzarte a la fama, tu primera campaña y tu alias de modelo.- Empezó a enumerar Kathrin y Ela solo tomaba notas mentalmente. -Mucho trabajo antes de que realmente comiences, igualmemte me gustaría que pasases regularmente por la agencia. Ya sabes, para que te relaciones con todo.- Terminó de explicar.
-Vale, suponía que llevaría su tiempo. En lo único que quiero intervenir es en el alias. Me gustaría dejar mi nombre tal cual. No tengo razones para odiarlo o esconderlo- dijo firmemente Ela en lo que cruzaba sus brazos.
Kathrin alzó sus brazos en forma de rendición.
-Como quieras, esa es tu decisión- suspuiró mientras soltaba las palabras, se encontraba un poco cansada.
Ambas se levantaron de sus puestos y se estrecharon las manos sobre la mesa de la cafetería en la que se encontraban.
-Un placer hacer negocios con usted- sonrió afable Kathrin al guardar los documentos en su portafolios.
Ela le devolvió la sonrisa en menor medida.
-El placer es todo mío, creáme- afirmó ella, tomó su bolso y posteriormente la acompañó a la puerta de la cafetería para despedirla.
-Espero verla pronto en nuestros edificios- fue Kathrin la última en tener la palabra, con esto y un saludo lejano con su mano, se despidieron.
Ela dejó de mirar en su dirección y se fue por el camino opuesto, en dirección a su hogar.
Con alivio y un poco de alegría en sí, sacó el móvil del bolso y marcó el número que sabría que se sentiría tal y como ella lo hacía en ese momento.
Uno...dos...tres timbres y descuelgan el teléfono. Una voz masculina y ronca la saluda por el otro lado de la línea.
-Hey Dorian, no tienes idea de qué sucedió.
Editado: 26.06.2025