Ela's Choice

2

Eran ya cinco años, ocho meses y doce días desde que Rhysand y Ela habían decidido que no querían formar parte de la vida del otro, bueno, ella había decidido

.
Y Rhysand llevaba la cuenta porque había pasado esos cinco años, ocho meses y doce días odiando, amando, maldiciendo y extrañando a Ela.

Aquella noche se sentía nada menos que especial, y eso solo hacía que sus nervios aumentasen. Sabía que las probabilidades de encontrarla esa noche eran demasiado altas. Su corbata iba desajustada, ahora sin rastro alguno de lo que alguna vez fue.

Verla aún más deslumbrante de lo que la había visto en el pasado, conllevaba que pequeñas docenas de dagas se clavasen en su corazón. Verla con ese anillo de plata, reluciendo en su dedo como símbolo de lo que alguna vez escuchó por televisión: matrimonio, era poner su piel a arder. Verla sentada junto a aquel tonto, que ni siquiera pudo fingir ser un caballero y correr la silla para ella, le provocaba una rabia no tan desconocida.

El rubio se acercó, con calma, con su traje negro, su sonrisa roba-almas y pronunció:

-Vaya, vaya. Miren lo que trajo la noche, parece que cayó una estrella frente a mí, o ¿por qué te encuentro aquí, Leier?

Rhysand se tomó su tiempo para apreciar todos los sentimientos que pasaron por el rostro de Ela ante la mención de aquel nombre. Primero confusión, luego reconocimiento, podría afirmar que hasta una pizca de cariño encontró en su mirada. Sin embargo, todo aquello se perdió. Su máscara volvió, esa que le mostraba a los medios y las cámaras, y al parecer ahora, también a él.

-No tienes nada mejor que hacer y por eso necesitas pasearte por mesas ajenas e interrumpir momentos íntimos?- Su prometido fue el primero en romper el silencio, Darian o Dorian, él ni siquiera lo recordaba, pues le importaba en lo más mínimo.

Por la rudeza y familiaridad que había utilizado al dirigirse a él, Rhysand suponía que ya sabía de su existencia. Quizás por algún comentario de Ela, quizás los chismes de la prensa.

-Lo que Dorian quiso decir, es que si no tienes asuntos que atender por aquí, sería mejor que te marchases- pronunció Ela dulcificando el ataque agresivo-pasivo de su prometido. El rubio sólo pudo pensar en lo típico que era aquello, puesto que ella siempre elegiría la opción más pacífica.

-Verán, sí que tengo asuntos que atender. La mesa que ustedes ocupan, es de seis personas. Ahora mismo solo la ocupan ustedes dos, pero adivinen- al decir esto último los rodeó por detrás y llegó hasta el otro extremo de la mesa, levantó uno de los carteles de fuente dorada, en el que se leía claramente un Murphy.
El rubio sin más dilación tomó asiento y para su deleite, estaba posicionado frente a ella, cara a cara. Mas, los preciosos ojos avellana que tanto tiempo buscó lo evitaban con recelo y se concentraban en otros, que estaban muy ocupados discutiendo con los suyos.

-Porque soy una persona civilizada y no un barbarie como otros en este salón, voy a abstenerme de tornar la velada incómoda. Espero que otros también tengan esta consideración y no se dirijan a mi prometida con tanta ligereza- pronunció Dorian clavando, con su profunda mirada, dagas en los relajados ojos miel de- al parecer- su adversario.

-¿Por quién me tomas? Claro que sé cómo callarme, sin embargo, no lograrás que mis ojos no hablen por mí- le contestó Rhysand con un deje de reto en su voz.

El prometido, con sus peliblancos cabellos que empezaban a salirse de la coleta, estaba visiblemente alterado, y quiso agregar algo más. No obstante, la verdadera civilizada de aquella mesa, lo interrumpió.

-A callar ambos, todos están tomando sus lugares y este evento debe estar por comenzar- al cerrar sus finos labios color cereza, las luces se apagaron, los puestos libres que quedaban fueron usurpados y la tenue luz de un reflector iluminó el escenario.

Todos fijaron su atención allí, menos dos personas. El rubio que estaba perdido en Ela, y el peliblanco que le enviaba advertencias silenciosas.

Aquel acto parecía no menos que penoso y lastimero, para Rhysand. ¿En qué momento perdió Dorian la seguridad, cuando su amada lo devoraba- de la manera en que alguien te mira cuando sabe que eres todo-, desde las avellanas que se esconden detrás de sus pestañas? ¿Por qué habría de pelear con alguien que no tiene nada, solo ansía? Simplemente no lo entendía.

Rhysand decidió finalmente concentrarse en el escenario. ¿Sus razones? No quería llevarse un mal recuerdo de allí.

Al frente de todos se encontraban dos mujeres con el mismo atuendo, pero de diferentes épocas. La primera y la que se encontraba al micrófono, entrada en los setenta, con algunas arrugas y su cabello blanco por el paso de los años, pero una hermosa sonrisa que llegaba a sus altivos ojos azules. A su lado, con un fajo de papeles en sus manos, una mujer en plenos cuarenta y tantos, con la cabellera rubia a los hombros y los mismos ojos de su acompañante. Todos estaban siendo testigos de la presentación de Vanessa Kraths y su hija Olive Ktaths.

Vanessa agradeció a todos por asistir y reveló las tres razones por lo que los quería allí aquella noche. La primera y la excusa de tenerlos a todos reunidos, la celebración del sexagésimo aniversario de U & I, empresa que construyó con su recién fallecido esposo cuando aún era muy joven. La segunda, para celebrar su cumpleaños como algo excéntrico y distinto. La tercera y última, retirarse finalmente del mundillo y dejar a su hija a cargo.

Muchísimos aplausos y vítores no se hicieron esperar por parte de la multitud. Vanessa se retiró del escenario y se sentó en una de las mesas reservadas para la familia Kraths.

Su hija comenzó a dar un discurso, pero al rubio no le importó menos, sentía que ya había perdido demasiado tiempo precioso en escuchar el anterior. Y así, la volvió a contemplar. Olvidó a su prometido, olvidó el mundo, y solo estaba Ela. Tanto quedó desconcentrado, que no alcanzó a escuchar como llamaban a todas las celebridades a la pista de baile, pero sí se percató como ella se levantaba de su asiento y le hacía una disimulada seña- molesta-.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.