Elementos

Capítulo 1 - Cyan.

Las luces incandescentes de la habitación de los estudiantes de la escuela de tierra donde se probaba tu fuerza y valentía pegaban de lleno con el rostro de Cyan que intentaba dormir o morir, lo que sea estaba bien en esos momentos; por lo general no debemos tener este tipo de pensamientos, pero en estas circunstancias era justo pedir la muerte antes de salir a la arena de batalla a pelear por un honor que no quieres recibir.

El día del gran torneo para las escuelas elementales había comenzado y después de siete días intensos en las salas de clases el día tan esperado estaba aquí, los alumnos más destacados habían competido para ganarse un lugar en la gran contienda por el cristal de tierra que se les daría al final de la pelea y no conforme con eso tendrán el “privilegio” de salir al mundo en una cruzada para encontrar el resto de diamantes que según las leyendas están ocultos a lo largo y ancho del mundo entero, o lo que queda de este.

Cyan siempre fue particularmente dedicado a los estudios pues le encantaba destacar en todo lo que hacía, su ego no le permitía flaquear ante nada salvo en una sola cosa y era la de quedar finalista en las pruebas finales para tener el honor de pelear a muerte contra más de sus compañeros. La muerte te espera si eres apto para pelear y a menos que seas un habilidoso con el combate cuerpo a cuerpo, estás perdido, ─ más te vale ganar ─ le dijo Dianna justo cuando se enteró que sería uno de los candidatos por el cristal.

Dianna es una joven que conoció a Cyan durante las pruebas de admisión hace tres años atrás y desde el primer momento se hicieron los mejores amigos, ambos bromeaban mucho con la posibilidad de salir al mundo a pelear por sus vidas y correr todo tipo de riesgos, no era la mejor vida, pero al menos era allá afuera donde las normas no existían y donde por fin podían ser felices… libres, pero ambos sabían que eso conllevaría que en algún momento pelearan entre ellos para la supremacía y si bien no es una idea alocada el hecho de morir en manos de tu mejor amigo no estaba en los planes de ninguno de los dos.

El estruendoso sonido de las botas de trabajo pisando con fuerza en el piso de metal resonó dentro de la habitación anunciando la llegada de los guardias de la colonia entrando a la habitación de Cyan para prepararlo. Lastimosamente el chico había sido elegido para enfrentarse en aquel encuentro contra tres de sus compañeros para tener el honor de portar un cristal elemental, específicamente el de tierra.

El frío del cuarto le calaba dentro de su uniforme; todos los habitantes de la colonia están obligados a usar un pantalón grisáceo con una camisa blanca y una placa con su nombre que se otorga en el momento en que nacen, además llevan un numero de serio con el que pueden tener controlada la población y saber cuántos habitantes tiene Kore; todo el uniforme es completado con una chaqueta del mismo tono que el pantalón y unas botas negras de trabajo que no son nada cómodas, es como traer un par de yelmos en los pies y que a menos que estes en tus horas de descanso no te podrás quitar por nada.

─Cyan, habitante 2410 ─dijo el uniformado.

El nombrado con mucha pesadez hizo caso y se levantó de la cama.

Bostezo para después estirar las manos mostrando las muñecas que rápidamente fueron atrapadas por unas esposas que los hombres debían poner a los competidores, ellos sabían pelear bastante bien y podrían ser una amenaza para los oficiales que puede no tengan una pizca de experiencia en el oficio. Cyan ladeo la cabeza un poco tratando de eliminar la pesadez en su cuello y aguantando el ardor en su espalda se puso las botas sin amarrar y salió del cuarto con los dos hombres a su lado.

No llevaba su chaqueta por lo que la camisa dejaba ver un poco de su torneado cuerpo de dieciocho años, tenía la mirada de un engreído de aquellos y una sonrisa socarrona, daba pasos firmes y pesados demostrando así que estaba más que molesto por esta decisión o tal vez era su manera de demostrar miedo ante la situación. A los costados del pasillo había más personas mirándolo con lastima y alguno que otro con envidia.

Los chicos de Kore pueden llegar a ser bastante egocéntricos cuando se trata de este tipo de eventos, solo los más capaces pueden tomar este riesgo de pelear sino no había otra oportunidad, quien no fuera elegido para pelear deberá aplicar nuevamente para la prueba de actitud, pero esta vez no tendrían la opción de la escuela y forzosamente deberán tomar el trabajo para el que son aptos, curiosamente la milicia de Kore está conformado por voluntarios de la colonia que quisieron tener una mejor vida y es que no es ningún secreto que a los guardias los tratan mejor que a cualquier otra persona de la colonia por ser “serviciales” aunque sean una bola de corruptos.

Entre todas las personas que me miraban estaba mi mejor amiga, Dianna quien no podía más que darme una mirada desaprobatoria mientras sostenía el marco de la puerta de su habitación con la espalda dejando que unos mechones rubios caigan sobre su rostro, pero eso no le impidió a Cyan ver como derramaba una lágrima, probablemente de tristeza por el infeliz final de su mejor amigo.

Cyan al verla se detuvo un momento, le lanzo una sonrisa de amargura y articulo un “está bien” a su amiga antes de que lo empujaran con el arma para que siguiera avanzando, Dianna dio media vuelta y entro en su cuarto cerrando la puerta dejando a su amigo solo por el amargo trayecto hacia el ascensor de la colonia que lo llevaría a la superficie donde tendría su batalla. Un último vistazo al pasillo donde vio a de nuevo a todos sus compañeros que lo observaban con amargura, pena y tristeza, y las puertas del ascensor se cerraron dejándolo completamente solo con los guardias.




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