Elementos

Capítulo 4 - Un día en al colonia.

La pelea había terminado dejando a Cyan como el glorioso ganador de portar el cristal de tierra, aunque no fue el acuerdo al que se llegó en la colonia el ver morir a Billy en manos de Nomalia y que Peter se deshiciera de ella era algo que los espectadores y el mismo Cyan no podrán olvidar nunca, se tatuó en sus mentes para siempre y tal vez con una buena terapia podrán recomponerse, pero la impresión prevalecería y este día pasaría a la historia como aquel en que vieron una grotesca imagen del “gobierno” militarizado de la colonia.

Con mucha rapidez drenaron toda la lava que se filtraba en el campo de batalla y limpiaron todo con mucha cautela, y que estomago tan fuerte debe de tener una persona para mirar un esqueleto casi calcinado de una persona que seguramente era de Nomalia porque el de Billy debió ser cenizas desde hace un rato ya. Bajaron a los sobrevivientes de la plataforma para llevarlos de urgencias a la enfermería y así retirar todo rastro del gas que habían respirado, pero la sorpresa fue enorme al ver estaba saturada de personas que vieron el macabro espectáculo, habían tenido ataques de pánico, desmayos y múltiples convulsiones por la impresión tan grande que tuvieron de ver el frio corazón de los participantes y el desacato de las autoridades para detener eso; o al menos tener la prudencia de dejar de transmitir, hubiera sido una buena idea también.

Cyan y Peter estaban recostados en camillas siendo llevados por soldados desarmados, iban casi corriendo a la par como si de una carrera se tratase; gritoneándole a todo aquel que se cruzara en su camino y embistiendo a cualquier desafortunado que se interpusiera en medio, ambos chicos inconscientes por el gas y aún con vida no tenían mucha esperanza de vida.

Respirar ese mortífero gas puede tener diferentes consecuencias como pérdida de memoria, fatiga, desmayos, vómitos y en grandes cantidades la muerte misma, al coronel no le convenia que murieran los dos; uno por ser el campeón de la contienda y el pueblo reclamaría a su campeón y dos por Peter, era un gran chico que merecía vivir y el coronel le tenía preparado otra cosa para su recuperación.

─¡Abran paso! ¡abran paso!

Gritaba el guardia que llevaba a Cyan.

La gente se agazapaba en las paredes tratando de salir de su camino, todos conocían la inconciencia y la frialdad con la que los guardias trataban a los demás pobladores y no querían ser de esos desdichados que se crucen en su camino y terminen muy mal.

Se saben historias que más bien son mitos en los que dicen que algunos guardias han acabado con la vida de algunos habitantes de la colonia solo por no seguir una simple orden de apartarse de su camino cuando estos estaban haciendo su trabajo, la gente tiene muy en alto a los militares por el pasado que se cargan y es más que un honor formar parte de la flotilla de guardias de la colonia, eres considerado un héroe de entre todos los habitantes.

Las enfermeras se apresuraron a recibir a Cyan en cuanto vieron a los guardias entrando con él, afortunadamente para ellas había una cama libre que; muy al pesar de quien estaba esperando por ella debían priorizar al campeón de la contienda.

─Lo siento, órdenes del coronel.

Se disculpaba una de las enfermeras.

Con un rostro de tristeza el hombre que esperaba para que internaran a su esposa tuvo que marcharse de ahí, Cyan alcanzó a abrir sus ojos para ver de manera borrosa como la mujer caía de rodillas, tocia con fuerza y el hombre que la acompañaba se hincaba a su lado, no pareciera que estuviera pasándola bien y a juzgar por la edad se suponía que no pudieron asistir a la contienda, entonces ella estaba enferma de verdad y necesitaba ayuda médica, pero las reglas son claras y por muy enfermo que estes no te podrán atender en el pasillo o fuera de las salas de enfermería.

Cyan intentó ponerse de pie, pero una de las chicas se lo impidió haciendo que se vuelva a recostar.

─E…s…to…y… ─balbuceó.

─No, recuéstate.

Cyan miró nuevamente a la mujer que yacía en el suelo sin vida mientras que los guardias lo levantaban con dificultad del suelo, era anciano de al menos setenta y pico, pero tenía una increíble fuerza para sostener el cuerpo de su mujer y además resistirse a ser llevado por los guardias, giró la cabeza para no ver esa escena, pero le resultó peor.

Peter yacía en la camilla continua a él con el semblante sereno como si estuviera durmiendo, su respiración lenta le hacía saber que seguía vivo, pero el sonido del aparato a un costado no le daba muchas esperanzas de vida ya que poco a poco estaba disminuyendo, el caso de Cyan pasaba lo mismo por esa razón tuvieron que intervenir de inmediato, le arrancaron el uniforme a Cyan y ahí se detuvieron; estaban anonadados con lo que veían.

Peter siempre ha sido un fortachón formidable gracias a las largas horas que pasaba haciendo ejercicio y con su buena alimentación no solo lo hacia el chico atractivo visualmente en la colonia, sino que también uno de los más saludables, pero lo que no esperaban era ver que Cyan tenía la misma condición física de su compañero; sin embargo, esa no era la razón por la que miraron sorprendidos a ambos, era más bien los diseños circulares que tenían en el brazo que mirándolos detenidamente parecía que se complementaban mutuamente, es normal ver ese tipo de diseños en parejas de la colonia, pero es una casualidad enorme que ellos tuvieran el mismo diseño de tatuaje en el mismo brazo, el derecho.




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