Elementos

Capítulo 7 - La expulsión de la colonia.

El ascensor subía lento y con cada nivel que pasaba Cyan se ponía cada vez más nervioso, planeaba algo y debía jugar su última carta.

En el último nivel ya esperaba toda la colonia a que saliera el gran campeón, el coronel iba a dar el anuncio oficial en ese momento, pero en cuanto vieron a Cyan nadie se inmutó, la tensión era inminente y las miradas no se despegaban del chico, el coronel avanzó firme con Peter y los guardias detrás mientras que Cyan esperaba el momento oportuno al lado de Andros, buscó con la mirada a Dianna y cuando la encontró entre la multitud que le daba una mirada de alivio, entonces cuando abrieron la puerta para que el coronel diera su típico discurso Cyan aprovecho para emprender carrera que ante la mirada atónita de todos y del mismo coronel logró burlar la seguridad, Dianna apareció de entre la gente para detenerlo sin éxito y en cuanto intentaron neutralizarlo con dardos tranquilizantes uno de ellos dio en el blanco, pero ya era demasiado tarde, Cyan estaba afuera con el cristal en la mano, todo hubiera sido perfecto para el coronel de no ser porque el muy idiota comenzó a cerrar la puerta.

Cyan era completamente ágil, después de correr por todo el pasillo esquivando guardias y una que otra mano intrusa que trataba de detenerlo, Dianna por su parte también estaba queriendo huir, pero no era el momento aunque pareciera que su amigo le decía que si con la mirada, corrió detrás de él y después de ver cómo le arrebata el cristal al coronel de la mano esta se detuvo de la impresión lo que ocasiono que la capturaran de inmediato, Peter miraba asustado por las represalias que pueda tomar el coronel cuando lo encuentre y si es que decide salir a buscarlo.

─¡Te encontraré Cyan!

Gritó el coronel.

─¡Cyan! ─gritó Dianna.

Y lo último que pudo divisar con claridad fue la mirada acusatoria de Peter.

Después de eso se desmayó.

Después del dardo en el trasero de Cyan uno pensaría que el coronel abriría de nueva cuenta la puerta para recoger a Cyan y hacerlo encarcelar por la insolencia que cometió, ir en contra del mandato del coronel y sobre todo robar un cristal por beneficio propio, pero tal vez él pensaba que el mundo exterior se lo comería vivo, además que todas las personas dentro de la colonia estarían satisfechas por dejar que el verdadero campeón salga a la cruzada.

En el exterior todo era completamente calmado, nada de que ver con lo que hay dentro; unos árboles enormes por doquier, un césped bastante frondoso que le tomo bastante tiempo crecer y a lo lejos podía escucharse las olas del mar golpeando en la costa, el viento soplando con toda  su intensidad moviendo las copas de los árboles y el cielo azul con un sol resplandeciente, era lo máximo estar afuera y respirar aire limpio o al menos lo sería para Cyan si no fuera porque estaba inconsciente en la puerta de la colonia.

Alguien observó con atención cuando Cyan salió disparado por la puerta y con sumo cuidado se acercó a tomarlo por los pies ya arrastrarlo lejos de ahí, lo ocultó entre los arbustos y con un sordo sonido de la compuerta hizo que se ocultara nuevamente detrás de un gran roble.

─¡Tienen que encontrarlo! ─la voz del coronel era lo único que se escuchaba.

Urano rezaba por que no encontraran el cuerpo inconsciente de Cyan mientras que los guardias tomaban diferentes caminos por toda la jungla.

─¿Cree que lo encontrará? ─Peter preguntó al coronel.

─Por su bien, más le vale.

Urano asomó un poco su cabeza con la esperanza de que no lo vieran. Miró hacia arriba y encontró un pequeño nido de alguna ave que estaba abandonado, pero estaba lleno de agua por las lluvias y usando su cristal opto por tirarlo en dirección al coronel mojándolo a él y a Peter.

─¡¿Qué demonios?! ─se quejó el coronel.

Urano rió por lo bajo y volvió a ocultarse.

Cyan comenzó a moverse en el suelo despertando un poco de su sueño inducido por el dardo, el coronel regresó furioso dentro de la colonia dejando a los soldados que salieron, no tenía el más mínimo rencor de esperarlo y ya los daba por perdidos, lo que sea que les pase no es de su incumbencia y es donde se puede notar la poca humanidad que tenía.

Urano, por su parte opto por salir lo antes posible de su escondite para llevarse arrastrando de nuevo a Cyan directo a una cueva cercana, una vez dentro se acomodó para cenar algo, encendió un poco de fuego con unas cosas que encontró dentro de la cueva y luego puso a calentar aquella sopa en lata que casualmente estaban dispersas por el lugar, era como si alguien más hubiera estado ahí antes que él. Las brasas ardían con fuerza en la fogata y con un poco de miedo observaba a Cyan esperando que despertara en cualquier momento y preparándose para pelear por si las cosas se ponían feas.

Urano vio la competencia de Cyan temía por lo que fuera a pasarle después de que sádicamente mataron a sus competidores y no esperaba que fuera diferente al despertar en un lugar diferente con un piquete en su trasero y completamente desorientado cuando su ultimo recuerdo era el de escapar de la colonia con el cristal en la mano; recordó de nuevo el dardo y con sumo cuidado lo buscó en todo el cuerpo del chico encontrándolo adherido en su trasero con fuerza, hizo una mueca de asco por tener que tocar esa zona en otra personas, pero tenia que salvarlo puesto que esos tranquilizantes pueden ser letales si se suministra el suficiente y en vista del tamaño del mismo pensó que sería peligroso para él.




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