Elementos

Capítulo 9 - Butch.

El enorme lagarto abrió las fauces y para ambos chicos todo estaba perdido, rezaron lo que la colonia les había enseñado tiempo atrás para de esa manera intentar que Vortex los escuche y los trate con cariño cuando estén con él a donde sea el dios las lleve.

─Urano debo decirte algo antes de morir.

─¡Cállate, no puedo concentrarme en mis rezos!

Urano intentaba no derramar alguna lágrima mientras que Cyan solo trataba de confesar sus pecados con él.

Se suponía que dentro de la colonia no podía hablar de su vida privada como lo haría ahí afuera y antes de morir quería confesar su matrimonio con Peter para que de esa manera pueda irse sin tener que cargar con ello en su espalda.

Dicen que cuando estás a punto de morir toda tu vida pasa frente a tus ojos y esta no fue la excepción, Urano se paralizo recordando los bellos momentos que tuvo al lado de sus padres y su hermano, recordó también aquel día en el que Kiyoshi, el hermano mayor de Urano fue seleccionado para salir de la colonia en la misma cruzada por la que estaba pasando él en estos momentos y por supuesto que recordó a su madre llorando por la salida de su hijo mayor, a su padre queriéndose hacer el fuerte reteniendo con todas sus fuerzas las lagrimas que empezaban a salir de sus ojos y se vio a él mismo aferrado a la pierna de su padre mientras gritaba: “─ ¡No se lo lleven! ─”

En cambio, Cyan no tenia recuerdos de sus padres ¿cómo tener el recuerdo de alguien a quien no conociste?

Pero si recordó aquel día en que todo su mundo cambio, Peter y él estaban enamorados a más no poder y eso cualquiera con tres dedos de frente lo sabía, pero nadie quería aceptarlo y eso era más que suficiente para llevar en paz su relación hasta que el segundo peón más fuerte del coronel; Nomalia, se enteró de esa relación y como buena inquisidora fue a contarle todo al mandamás de la colonia quien no tardó en tratar de ponerle un alto a esto, aunque ya era demasiado tarde.

Una mañana Peter se acercó a Cyan con la intensión de darle un beso hasta que Cyan lo detuvo diciendo que el coronel ahora sabia toda la verdad.

─Sé que lo sabe y no me importa ─intentó besarlo de nuevo.

─Pero a mi si me importa, Peter ─se separó de él ─¿sabes lo peligroso que puede ser esto?

Peter bajó la mirada y solo atino a tragar saliva.

Tenia algo que decirle, pero quería prolongar esto lo más posible hasta que sea demasiado tarde como para detenerlo.

─Bien, supongo que no podre alargar esto ─replico Peter ─el coronel me quiere en la contienda.

Cyan detuvo su corazón un momento y lo supo porque todo a su alrededor dejo de moverse y su cabeza comenzó a girar al tiempo que la boca se le secaba, era una noticia tan grande que no iba a ser fácil tragarla.

─Los competidores aún no están seleccionados, no digas eso.

─Pues sí, el coronel me dijo que Nomalia será una de las competidoras y quiere que yo sea el otro ─dijo Peter.

─Pero eso hacer trampa ─Cyan se tocó la cabeza.

Peter se acercó a abrazarlo y está vez no le importó que alguien los viera haciéndose cariñoso.

Como a lo largo de la historia de la humanidad todo tiene truco y en Kore no hay excepción al respecto, si quieres ser parte de la elite de la colonia debes hacer algo que sea bien visto para los altos mandos, lastimosamente nadie sabe todas las cosas que se deben hacer, pero una de las cosas confirmadas es que uno de tus hijos debe formar parte de la cruzada de la colonia para salir en busca de los demás diamantes regados por el mundo, claro que son la parte marginal de los elitistas puesto su estatus es dado casi por lastima por la perdida de un hijo y es que es bien sabido que nadie regresa ni vivo ni muerto a la colonia.

─Cyan quiero que hagamos algo ─dijo Peter después de que Cyan se calmó.

Cyan lo miró con duda hacia arriba.

Siempre le ha gustado verlo desde esa perspectiva, mirarle su esplendida barbilla y esos ojos cafés que lo veían hacia abajo era simplemente algo mágico, Cyan debía ponerse de puntas para alcanzar la boca de su novio y claro que no lo molestaba.

─Quiero que nos casemos.

El mundo de Cyan volvió a detenerse en cuanto escuchó eso, nadie espera que de la nada le pidan matrimonio y en la colonia es tan poco común este acto que toda la colonia esta invitada a recibir a la nueva familia que se formara.

─Peter… yo.

─No digas nada ─Peter detuvo a Cyan ─mejor dejémoslo así. No quiero ser rechazado.

Peter estuvo a punto de marcharse cuando Cyan lo tomó de la mano para detenerlo, justo como aquel día en las duchas.

Peter siempre ha sido muy torpe para esas cosas y esta vez no dejaría su actitud de lado.




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