La historia de Vortex dentro de la colonia es bastante idolatrada, todos creen que Vortex era un dios de aquellos que daban paz y plenitud, y que fue el que dio los diamantes a los habitantes de la tierra para pelear contra los demonios que salieron directo de quien sabe dónde, unos dicen que bajaron del cielo y otro que salieron del mismo infierno, pero nadie sabe de dónde exactamente salieron.
En la colonia les enseñan a los pobladores que Vortex bajó del cielo con los diamantes en las manos y que eligió a cuatro valientes guerreros para pelear, pero todos sabían que en aquellos tiempos los guerreros no existían por lo que Vortex tuvo que elegir a cuatro personas comunes que mostraron la mínima valentía para usar los diamantes y así poder pelear contra los monstruos.
─Les contare que Vortex no es quienes ustedes creen ─Krocork se sentó a un lado de Cyan.
Urano tomó asiento del otro lado como si fueran un par de hijos acurrucándose al lado de su padre quien les iba a contar una historia.
─Hace cien años un montón de monstruos salieron de la nada, comenzaron a aterrorizar a todas las criaturas ─comenzó su historia ─ de pronto cuatro extraños chicos aparecieron de la nada, deambularon por la ciudad sin rumbo hasta que se toparon con los monstruos que atemorizaban a las personas, pelearon valientes hasta el cansancio y un día desaparecieron en las montañas, pero no se fueron sin antes dejar sus poderes a los jóvenes que los apoyaron durante su travesía.
Cyan y Urano escuchaban atentos lo que decían, entendían que las cosas no son como las pintan, pero aún no comprendían que tenia que ver Vortex en todo esto.
─Tu historia es similar a lo que ya conocíamos ─Urano se levantó y recogió las tazas ─¿qué tiene que ver con que Vortex no es como lo conocemos?
Cyan se paró igual y ayudó a encender los faroles que iluminaban la cabaña, la noche estaba llegando con rapidez y ambos chicos se sentían tan cómodos con Krocork que no se dieron cuenta de la noche. El anfitrión le mostro los cerillos a Cyan y como encender una lampara de gas, en la colonia tenían luz eléctrica y aunque Krocork lo intentó por mucho tiempo, pero no tenia idea de como hacer que la corriente eléctrica circulara hacia su casa por lo que prefirió vivir de una forma más rustica rescatando lámparas de gas de algunas cabañas que se encontraba el rededor.
─Lo que la hace diferente es que Vortex fue quien soltó esos monstruos en la tierra.
Urano y Cyan detuvieron sus acciones un momento para mirarse con extrañeza, Cyan no descartaba la idea de que algo no estaba bien en la historia que les contaban dentro de la colonia y que hasta cierto punto los estaban adoctrinando para servir a una especie de dios pagano fuera de las religiones que conocían las distintas sociedad en la antigüedad y ahora todo parecía encajar porque se sentía como si fuera la verdad.
─Vortex cometió un error ─Urano reclamó desde lo que parecía ser la cocina ─pero lo soluciono dando los diamantes a las personas.
─Tu puedes creer lo que quieras, pero yo se la verdad ─Krocork dijo ─lo vi.
Cyan bajó la mirada buscando no entrometerse en la pelea, pero siempre era así; no se entrometía en nada.
Recordaba aquella ocasión en la colonia en que Dianna comenzaba a rebelarse contra los profesores y que Cyan no pretendía meterse en las peleas que ella ocasionaba, siempre prefirió dejar que ella sola se defienda, aunque eso la metiera en problemas graves.
─¡Yo creo en los hecho y tu no puedes decir que lo viviste si esos eventos pasaron hace más de cien años! ─Urano seguía discutiendo.
─¡¿Acaso no tienes un poco de coherencia Urano?! ─contraataco Krocork ─¡¿eres idiota o algo parecido?, y no es una pregunta retórica; de verdad quiero saber si lo eres!
─No tienen por que pelear ─Cyan se dejó caer en el sofá nuevamente ─casi le arrancas el brazo hace un momento Krocork.
Urano miró su brazo con las marcas aun abiertas que le había dejado las garras de Krocork de hace un rato.
─Mejor termina de contarnos que ocurrió con Vortex después.
─Vortex nunca fue una buena persona, era un lobo en la piel de una oveja y lo peor es que consiguió engañar a las personas por lo que veo ─ese último comentario lo hizo mirando a Urano despectivamente.
Cyan siguió la mirada hacia el chico que estaba recargado con los brazos cruzados en la puerta de la cocina, su porte cambio mucho al que conoció hace unos días atrás, toda su ropa estaba rasgada, podía verse parte de su piel al descubierto por los orificios. El bien arreglado y ajustado traje de licra ahora parecía un trapo sucio con tanto hoyos y todo ese barro cubriendo gran parte de él; por otra parte, Cyan no se salvaba de verse como si fuera un vagabundo, su traje no estaba adaptado para el exterior, tenía el uniforme común de la colonia de su habitual tono grisáceo solo que estaban bastante manchado por le barro que se pegaba con cada pelea o persecución que tuvieron.