Elite Chrono

Bajo el sol de Caimán.

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En la isla Caimán, donde el agua es de un azul cristalino y los peces que la habitan parecen criaturas de otro mundo, no hay otro lugar donde criaturas tan enigmáticos se reproduzcan y vivan en armonía con la naturaleza. El sol siempre asoma temprano, iluminando los rostros de los habitantes que salen a reparar barcos. El ambiente es pacífico, no hay rastro de delincuencia ni peleas. La risa y la alegría son tan abundantes como el viento que acaricia la costa. Por eso, la isla se ha convertido en un refugio para navegantes que buscan socorro para sus naves cansadas.

Sin embargo, no todo en la isla es tranquilidad. Hay una preocupación que ronda los corazones de los lugareños: un joven de apenas 16 años llamado Valer. Mientras otros se dedican a labores cotidianas, Valer se interna cada día en los oscuros bosques, armado con una vieja hacha, en busca de bestias salvajes. Su fuerza y determinación lo han hecho temido y respetado, capaz de convertirse en el amo de aquellos parajes, de no ser por una bestia aún más imponente: una pantera negra, gigantesca, que reina entre los árboles y aterroriza a las demás criaturas. A pesar de esto, Valer tiene una ambición tan grande como su terquedad: convertirse en el protector absoluto de la isla.

Al caer la tarde, cuando las últimas luces del día se reflejan en el mar, Valer suele quedarse bajo un manzano, observando el sol desaparecer tras el horizonte. Los cantos de los pájaros llenan el aire con una melodía tranquila, pero todo eso parece insignificante comparado con los sueños que se arremolinan en su mente. Eventualmente, su abuelo lo llama desde el sendero, después de vender la leña que juntos cortaron a lo largo del día.

—Deberías dejar de cazar a las criaturas del bosque —dice el anciano con tono severo mientras caminan juntos hacia casa, los pies hundidos en el lodazal—. Al final, todas te temerán y huirán. ¿Qué harás entonces, cuando no quede nada que cazar?

Valer sonríe, con ese toque de desafío juvenil en la mirada.

—Tal vez lo deje... cuando me nombren el protector de la isla —responde mientras tira del pesado carro de leña.

—Mañana me ayudarás a llevar la carga. No lo olvides, Valer.

—Sí, abuelo… si me acuerdo —susurra para sí, con una sonrisa burlona.

Al amanecer siguiente, Valer abandona su pequeña cabaña cubierta de musgo. Al salir, ve algo inusual: un hombre, ajeno al pueblo, persigue con una escopeta a una pequeña criatura reptiliana, un dragón diminuto y escurridizo. Valer sabe que algo no está bien. Sin pensarlo dos veces, corre hacia el bosque, su territorio. Cuando llega, encuentra al hombre, ahora indefenso, acorralado por un jaguar con ojos llenos de rabia. Con un grito atronador, Valer ahuyenta al felino, cuya mirada refleja miedo. Aquel chico es más que un simple cazador para las bestias de la isla; es su amo.

—¿Cómo lo haces? —pregunta el hombre, aún jadeante—. ¿Te obedecen?

—No, no me obedecen. Solo saben que no tienen ninguna posibilidad si intentan enfrentarse a mí —responde Valer con una sonrisa arrogante.

El hombre, intrigado y agradecido, decide acompañarlo de vuelta al pueblo, aunque sin revelar su nombre. Antes de despedirse, le entrega a Valer un volante.

—El 20 de abril —dice el hombre con tono misterioso—. Ven y demuestra de lo que eres capaz. Será una prueba que podría cambiar tu forma de ver el mundo.

—¿Examen de Élites? —Valer frunce el ceño, confundido—. ¿Qué es eso?

—Es una prueba que solo los más grandes logran superar. Aquellos que lo logran... se convierten en leyendas. Se les llama Élites.

Con el corazón latiendo de emoción, Valer corre a casa, despidiéndose del hombre con un gesto rápido. Todavía faltan cuatro meses para el examen, pero su mente ya está fija en ese día. Al llegar a la cabaña, deja el volante sobre la mesa, debajo de un salero. Mientras se baña, su abuelo lo toma y lo lee con calma, con una mezcla de preocupación y resignación. Cuando Valer regresa, encuentra al anciano observando el papel.

—Abuelo, puedo explicarlo... —empieza Valer, pero el viejo levanta la mano.

—No necesitas explicarme nada. Supongo que ya es hora de que lo sepas. Tus padres no murieron en una tormenta, como siempre te he dicho. —El anciano suspira profundamente antes de continuar—. Tus padres eran Élites, de los más poderosos y confiables de la organización. Te dejaron aquí a mi cuidado antes de marcharse en una misión que probablemente aún no ha terminado. Me pidieron que los perdonara, y que te cuidara hasta que estuvieras listo para seguir sus pasos.

Valer, sorprendido y aturdido por la revelación, observa el volante en las manos temblorosas de su abuelo. No solo enfrentaría una prueba, sino que también se enfrentaría al legado de sus padres. Las dudas se mezclan con la emoción, pero una cosa es clara: el destino de Valer está lejos de la tranquilidad de la isla Caimán.

Ahora, lo que se avecina no es solo una prueba, sino el inicio de algo mucho más grande. Y Valer, con su ambición indomable, está dispuesto a enfrentarlo.

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En el texto hay: #sobrenatural, #criminales, #dones

Editado: 16.09.2024

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