Cuando hablamos de amor; es un sentimiento mucho más poderoso que los demás; el sentimiento en si no deja que tengas el control de él; es un estado de demencia, donde ganan mas las impulsiones que la razón. La historia que contare es sobre dos personas totalmente diferentes, se enamoraran por completo una de la otra: quizás siempre debieron estar juntas, ese quizás es el destino que tenían. Eliza una chica amable, con buenos sentimientos, siempre ayuda a los demás. Hyunjin un chico que solo le importan pocas cosas en la vida, cosas como; cantar, fama, dinero.
La interrogante es ¿Eliza podrá darle un vuelco a la vida de Hyunjin?
Desperté con el sonido de la alarma, daban las 6:00 me levante de la cama, hoy era el día que viajaría a corea; desde hace un tiempo en la misión donde yo era voluntaria me dijeron que me mandarían a corea, pues no habían muchos voluntarios.
[ … ]
Empecé la mañana escuchando los horribles ruidos de la licuadora ( Bangchan estaba haciendo su jugo de frutas ) me levante de la cama para ir a bañarme; siempre me gustaba empezar el día con una ducha tibia, para que se me fueran las ganas de seguir durmiendo.
– ¡Buenos días!- dije algo sarcástico.
Bangchan se rio a carcajadas - disculpa por el ruido.
-¿y los demás?
-todos se fueron a practicar, tu eres el único que aún no se habia despertado – respondió Bangchan.
El día concurrió normal, para ser franco todo me parecía tan monótono; claro sin contar algunas veces que íbamos otros países para dar conciertos o para hacer alguna grabación, después de eso todo era normal, por no decir aburrido. Cuando llegue a la empresa para ensayar, Bangchan vino diciendo que teníamos que hacer servicio comunitario, muchos de nosotros no queríamos ( no tanto por no hacerlo, más bien porque la verdad teníamos agendas apretadas y el tiempo que teníamos nos gustaba pasarla durmiendo, o en mi caso creando letras ) pero al parecer nunca se podía hacer lo que se quería, yo y dos más de mis compañeros fuimos los elegidos para el servicio comunitario, también nos sacarían algunas fotografías para colgarlas en la red, seria dentro de una semana.
[ Eliza ]
El avión ya iba aterrizar, me abroche mi cinturón según las instrucciones. Al bajar del avión sentí el cambio de clima, me gusto; era frio, con húmedo. Tome un taxi indicándole la dirección de la misión. En cuanto llegue me encanto el lugar; habían muchos niños corriendo y jugando, el patio de adelante era hermoso; tenía unas pequeñas barandas blancas, y habían algunos asientos de madera color blanco adornando el lugar, y mesas pequeñas que seguramente utilizaban los niños del hogar.
Cuando entre busque el despacho; una amable señora de cabellos grises me dijo que el despacho se encontraba si seguía derecho el pasillo: toque la puerta del despacho, para luego entrar, un hombre moreno y robusto pero con una gran sonrisa me atendió, el sr. Mark me dio la bienvenida, dijo que ahora en adelante seria parte del hogar, podía ayudar a los niños con arte y también hacer otras labores, llamo a una chica para que me mostrara el lugar y me diera algo que hacer, la chica entro al despacho, se llamaba tae; una chica asiática, pequeña, cabello corto, muy amable me mostro el lugar dónde dormiría, y luego me mostro todo el hogar: realmente habían muchas cosa en las que necesitaban ayuda, pero con gusto quise ayudar, enseñaría a los niños por las tardes arte. Al finalizar el día me sentí muy feliz, estaba en un lugar muy bonito, jamás me hubiera imaginado viviendo en corea, y en un hogar ayudando, realmente se podía decir que mis sueños estaban completados. Me acomode en mi cama para dormir. Un día nuevo me esperaba y seguramente tendría muchas cosas por hacer, y quería tener todas las energías para hacerlo con ganas y una gran sonrisa.
[ Hyunjin ]
El gran día habia llegado, me despertaron más temprano de lo común; aliste la ropa que utilizaría y luego pasaríamos por la empresa para que nos maquillaran y salir bien en las fotos, casi todo lo hice dormido a eso de las 7 am nos dirigíamos al hogar, donde pasaríamos el día con los niños, llevábamos presentes para todos. Bajamos del auto lo primero que vi fue el jardín era lindo, no muchas casas o trabajos tenían un jardín tan lindo, admito que me gustó mucho. Pronto nos recibieron unas tres personas que eran los encargados; todos los que ayudaban eran americanos, fue raro pensé que sería un lugar donde abrían personas coreanas, pero fue al contrario, los niños si eran coreanos; La primera clase que tuvimos fue de canto, les enseñaban a cantar en inglés, luego pasamos a los juegos y tuvimos la oportunidad de darles los regalos que habíamos traído, todos se pusieron muy felices cuando abrieron sus regalos, luego de eso la hora de la comida llego los voluntarios ayudaban a los niños a comer: los niños del hogar no tenían más de 5 años, todos eran muy pequeños, estas personas si eran muy buenas, cuidaban niños con tanta paciencia. Una chica de ojos café claro, con el cabello rubio que le llegaba hasta la altura de la cintura, daba de comer a un niño pequeño, mientras la miraba podía observar lo amable que era, tenía una sonrisa muy bonita, cada persona que le hablaba se llevaba de regalo esa sonrisa, y cuando reía era tan melodioso, se levantó para llevar el postre al niño, llego a la mesa y tomo un pudín, se dirigió a la mesa del niño, mientras caminaba de vuelta su cabello largo chocaba con ella mientras que el sol entraba por su piel blanca, tenía un vestido largo con un abrigo de tela y tenis, perdí la noción del tiempo viendo a esa chica. A las 3 de la tarde todos los niños salieron al patio, la clase de arte seria afuera. Un niño se sentó conmigo en las pequeñas sillas del patio, esperando al profesor, fue cuando salió la chica rubia de grandes ojos, saludo a los niños, todos respondieron al unísono “buenos días, profesora Elisa” su nombre era Eliza, pronuncie su nombre una vez más con mucha ternura en mi voz, ella miro con una sonrisa en su rostro para luego comenzar con la clase; todos sacaron láminas de color blanco, junto con colores y pinceles, el trabajo era pintar lo que más te gustase, todos empezaron a pintar, ella se acercaba a todos los niños para ver el proceso de sus pinturas, luego cuando se acercó a mí no pude dejar de verla ni un solo segundo, ella se dio cuenta de que la observaba, quizás le molestaría que la mire demasiado, pero no dijo nada me regalo una sonrisa y siguió con lo que hacía, y como a ella no le importó seguí mirándola. Cuando fue hora de irnos me asegure de contemplar su belleza una vez más, mientras ella entraba con un niño. Hubiera querido que ella nos despidiera pero no fue asi, solo entro a la casa sin más. Al llegar a casa pedimos comida, teníamos hambre: