Capítulo 6.
La mirada de nieves fue directa a sus ojos, con una sonrisa amable se detuvo esperando por Ryd, el cual tenía sus manos en los bolsillos de su pantalón. A paso lento caminaron en dirección del bosque, el silencio es cómodo, la ligera brisa fría acariciaba sus rostros, aunque su cuerpo no sentí el frio, pero resaltaba el brillo de sus ojos y de su labio se volvía más intenso. La nieve induraba los colores de los arboles con tanta facilidad.
―¿Dónde eres? ― la voz de Ryd sobresalto un poco a Nieves.
―No sé, exactamente no recuerdo nada de lo que paso antes o después de estos tres meses. ― la mirada de Nieves, recorrió el lugar con tanta familiaridad. ― Solo se, que en el lugar donde estaba no era el mío; por lo general, el cuerpo siente lo que el alrededor pasa.
―¿Qué sentiste? ― Ryd, que no se sentía cómodo con las persona, miraba con curiosidad a Nieves.
―Que no pertenecía a ahí, también; es como si fuera dormido 5 años― se burló de lo que ella estaba diciendo. ― No lo sé, al despertar solo hablaban de una boda con un hombre que no conocía.
El silencio volvió, pero la curiosidad de Ryd se disparó, caminaron con tranquilidad, aunque la pregunta estaba en la mente de Nieves, el nervio no la dejaba, no había notado lo nerviosa que estaba al lado de Ryd. Metió las manos en el espacio de si abrigo de lana.
―Debes ser un gran…― las palabras quedaron en su boca. Ryd la tomo con fuerza estampó en el árbol mientras le tapaba la boca.
―Alguien se acerca, no es precisamente aliado―susurro en su oído, el cuerpo de Nieves, se estremeció desde la punta de su cabello hasta los pies. ― Quédate aquí.
Asintió, mientras lo veía desaparecer por el lado derecho, no se atrevió a moverse mientras su corazón latía con fuerza, por alguna manera se sentía frustrada, enojada y con miedo. Por su ración tan patética, durante lo que tenía despierta no había presenciado ninguna pelea, a su espalda se podía escuchar como Ryd peleaba con alguien.
Ryd se encaminaba con destreza para ver quién era la persona que se atrevía a pisar su territorio, su mirada detecto a un hombre de unos 36 años, su mirada se intensifico al ver lo que sujetaba en su mano, era una pistola para matar.
Un Cazador en mi territorio, vaya sorpresa; pensó con determinación, mirando nuevamente al hombre, el cual se acercaba a Nieves, no se había movido donde la dejo. Al menos eres obediente. Se burló en su mente; el hombre se acercaba más rápido, Ryd se le abalanzo encima quitándole la pistola y golpeado su mentón con fuerza. La pistola quedo a unos pasos de Nieves que aún estaba despalda.
―Pulgoso, te voy a matar. ― la voz amenazante del hombre era claro.
―No si lo hago primero. ― respondió Ryd levantándose del suelo.
Se enfrentaron en una guerra de golpes tan donde Ryd estaba perdiendo, tanto era su rabia que sus garras comenzaron a salir, la sonrisa burlona del hombre se hacía más grande, antes de que se infundiera a golpes, algo capturo al Hombre dejándolo fuera de la batalla. Un golpe de hielo por todo su cuerpo convirtiéndolo en una paleta humana. Miro donde estaba Nieves; ella tenía las manos estiradas, sus manos estaba heladas y su mirada que ahora era un azul hielo contrastaba a la perfección, su respiración acelerada.
―Lo siento, no me gusta ver sangre. ― su voz era nerviosa, Ryd se acercó al hombre, podía notar como movía los ojos. ― No morirá, solo está paralizado.
―No lo vuelvas hacer― la rabia estaba en su ojos y en su voz se notaba.
Ryd tomo al hombre, camino hasta la mansión, Nieves iba cabizbajo, al parecer Ryd no le gusto que ella interviniera en la pelea, pero la verdad es que no le gustaba ver sangre, aun no entienda por qué ni el cómo, pero lo tenía clara en su mente no le gusta la sangre. Ryd desapareció de la vista de Nieves a paso rápido. Lana y Tina notaron la deprimida que estaba Nieves.
― ¿Qué tienes? ― pregunto Lana.
―Creo que cometí un error… con el Alpha― suspiro con pesadez, mirando por el camino por donde se fue Ryd.
―No te preocupes, se le pasara ―le sonrió a Lana.
―Vamos, Nieves, iremos de compra a la ciudad. ― sonrió Tina, mientras la cogía del brazo mientras Lana la tomaba del otro brazo.
Tina la arrastro a Nieves a la camioneta, cuando Nieves quiso decir que no, ya estaban a medio camino, tal vez; un despejo sea lo mejor. Pensó mirando las calles llenada persona, se percató que los olores eran total diferente y la temperatura está un poco pesado. Pero no era nada de lo que ella no podía manejar, caminaron por un helado después de parquearse, iban riéndose por las tiendas de ropa.
La tarde se fue poco a poco entre risa y compras, las cuales estaba dirigida para ambas, no percatándose de la sombre que las seguían en silencio.
Hola espero que todos lo que están leyendo este capítulo estén supermega bien, la semana pasada no actualice porque no estaba en casa disculpe mi falta de responsabilidad.