Ella, las estrellas y yo

1

En una aldea despoblada cercana a un río, vivía un joven de piel morena, sus ojos eran tan azules como el color del mar y su cabello tan negro como un cielo sin estrellas. Su nombre era Milo.

Creció pescando junto a su abuelo en un hermoso y cristalino río, para llevarle cada dia la cena a su madre, que siempre los esperaba con leche caliente en las noches de mucho frío. Eran ellos tres contra el mundo, Milo estaba muy feliz de pertenecer a su pequeña familia, los amaba y admiraba mucho. Su padre había ido a la guerra cuando él era bebé y nunca más volvió, nadie sabe bien que fue lo que le sucedió. En el corazón del joven siempre estuvo esa incertidumbre y esa necesidad de saber la historia de su padre luego de marcharse.

~

Una noche pescando, lanzó su línea al agua, bajo un cielo salpicado de estrellas. El silencio de la noche era su único compañero, roto por el suave sonido del agua chocado con las piedras y el canto lejano de los grillos. Le gustaba estar ahí cuando su mundo parecía derrumbarse, cuando no encontraba sentido a nada a su alrededor.

Fue entonces cuando entre las sombras del bosque, vio la figura de una mujer, era tan bella que parecía un sueño. Su cabello brillaba con un reflejo plateado, y sus ojos escondían secretos que ni el más inteligente podría descifrar. No emitió ni una sola palabra, simplemente se sentó a su lado a contemplar las estrellas, con una calma que lo desconcertó.

- ¿Quien eres? - Pregunto Milo sin dejar de apreciar la belleza de aquella muchacha. Su piel parecía de porcelana, era tan perfecta. Sus ojos eran marrones y misteriosos. Y su pelo era negro, pero tenía un brillo inigualable.

Ella sonrió, pero sus labios no se movieron.

Milo sintió que el aire se hacía más frío de repente, aunque no había rastros del viento. La chica lo miraba con sus ojos tan profundos que parecía que podía leer cada uno de sus pensamientos.

Ella extendió la mano sobre el rio señalando las estrellas que se reflejaban en el agua. Él siguió su mirada y comprendió que no era una noche cualquiera. Algo en ese instante parecía decirle que lo que buscaba no estaba solo en la tierra, si no también en el cielo.

- ¿Por qué estás aquí? - se atrevió a preguntar el joven.

La muchacha sonrió otra vez y decidió romper el silencio con una voz suave como un susurro.

- Soy alguien que ha estado esperando encontrarte, Milo.

Él parpadeó, sorprendido.

- Esperándome a mí, ¿por qué?

- Porque tienes preguntas que necesitan respuestas, y yo puedo ayudarte a encontrarlas.

Milo sintió un nudo en la garganta, él no entendia nada de lo que estaba sucediendo, ni de lo que ella estaba hablando.

- Espera y ¿como puedes saber mi nombre? - pregunto con cautela.

- Las estrellas me lo susurraron - dijo la mujer entre risitas. - Pero no es solo eso, siento tu corazón, se qué es aquello que deseas, aquello que sueñas y que sientes.

Milo aún no lograba comprender nada.

De repente su caña de pescar comenzó a moverse con fuerza. Con cuidado el muchacho comenzó a recoger el hilo, concentrado en no perder lo que había atrapado.

Pero al levantar la mirada, se encontró con que la joven ya no estaba. Solo quedaba el sonido del río y la brisa suave que acariciaba su piel.

El quedo más desconcertado aún, y se pregunto si había estado ella ahí realmente, o si solo había sido un sueño.

Con el pescado aún en sus manos y mil preguntas rodeando su mente, Milo guardo la caña y emprendió el camino de regreso a su casa.

Esa noche mientras las sombras se alargaban, nunca paro de pensar y supo que nada volvería a ser igual.



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En el texto hay: misterio, aventura, amor

Editado: 19.07.2025

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