Emergencia en la estacion espacial Mir

Comunicacion por radio

El joven radioaficionado, Pedro un EA, estaba sentado en su improvisada caseta de radio, con los ojos fijos en el osciloscopio mientras ajustaba la frecuencia de su transmisor.

Llevaba horas transmitiendo, enviando su indicativo de llamada a cualquiera que quisiera escucharlo. Ya había establecido contacto con operadores de radio de varios países y estaba decidido a llegar aún más lejos. Mientras examinaba el dial, oyó una señal débil procedente del este. Ajustó su antena y se inclinó para acercarse al altavoz.

La señal era débil, pero pudo distinguir el débil sonido de una voz. La voz era femenina y tenía un acento extranjero que Pedro no pudo identificar. El joven se sentó en su silla y comenzó a ajustar la frecuencia de su receptor para obtener una mejor recepción.

A medida que la señal se hacía más fuerte, pudo distinguir las palabras que la mujer estaba diciendo. Ella estaba transmitiendo desde un país lejano y estaba buscando a alguien con quien hablar. Pedro sintió una oleada de emoción.

Con manos temblorosas, Pedro agarró su micrófono y, tras una breve pausa para recoger sus pensamientos, respondió a la llamada."Buenas noches, Soy EA, Pedro, desde España. Me alegra escuchar su señal. ¿Cómo puedo ayudarle esta noche?".

La voz femenina y la estática llenó el espacio entre sus palabras, pero la conexión se mantuvo firme. La voz al otro lado de la línea respondió con una calidez que sorprendió a Pedro. Me llamo Eva y transmito desde Rusia.

Juan se acomodó en su silla, permitiéndose un momento para organizar sus pensamientos.

La luz parpadeante de la consola dibujaba sombras danzantes en su rostro concentrado. Y empezó a escuchar su historia."Desde que tengo memoria, siempre he estado fascinada por las ondas, por la forma en que pueden conectar dos puntos tan distantes en el mapa, como si fueran vecinos charlando por encima de una valla. Empecé con un walkie-talkie, jugando como ser exploradora en las colinas cercanas a mi casa.

Pedro se tomó un momento, permitiendo que la estática entre sus palabras llenara el espacio, como si estuviera recogiendo los hilos de su propia historia. "Para mí, la radio fue en un principio una necesidad más que un hobby.

Vivimos en una región montañosa donde las comunicaciones son complicadas. Mi padre era un hombre de mar y la radio era nuestro único vínculo cuando estaba en alta mar. Aprendí a sintonizar las frecuencias y ha entender el lenguaje de las señales como si fueran cartas de amor enviadas a través del océano. Cada pitido, cada silbido, me hablaba de él, me contaba sobre su día, sus luchas y sus victorias.

Pedro, escuchaba cada palabra con una mezcla de fascinación y melancolía."Así fue como descubrí mi amor por la radio", concluyó Eva "Desde entonces, he estado transmitiendo desde mi pequeña estación en casa, esperando escuchar historias de algún compañero de radio. Es un placer conocerte esta noche."

Pedro sintió un nudo en la garganta al escuchar a Eva hablar de su padre. "Es un placer contarte mis historias, Pedro", respondió con voz apesadumbrada. "La radio ha sido mi ventana al mundo, mi vínculo con personas como tú que comparten mi pasión.

Yo también tengo una historia que contarte." Pedro tomó un momento para recoger sus pensamientos, permitiendo que la estática llenara el espacio entre sus palabras. "Cuando era joven, mi familia y yo vivíamos en un pequeño pueblo en el norte de España.

Era una vida tranquila, pero aislada. Mi padre era un ingeniero y trabajaba en la ciudad, viajando todos los días. La radio fue nuestro único vínculo con el mundo exterior. Cada vez que oíamos su voz por radio, nos sentíamos un poco más cerca de él." "Yo también tuve una experiencia especial con la radio", continuó Pedro.

"Cuando era un niño, mi padre me regaló un pequeño receptor de radio . Era una pieza antigua, pero funcionaba perfectamente. Conecte una antena improvisada al árbol más alto en nuestro jardín y pase horas escuchando las voces de todo el mundo. Era como tener un pasaporte para explorar otros lugares y otras culturas sin salir de mi habitación." "A medida que crecí, mi interés en la radio se volvió más profundo", dijo Pedro. "

"Empecé a estudiar las ondas de radio y su comportamiento , y aprendía a reparar y mejorar mis propias estaciones. Mi padre me enseñó a escuchar atentamente, a detectar la señal debajo de la estática y ha saber qué decir cuando se establecía contacto con otros operadores." Mientras Pedro hablaba, su mente se transportaba a los momentos felices de su infancia, cuando la radio era su compañera inseparable.

"Mi amor por la radio nunca se ha ido", concluyó Pedro. "Ahora, como EA, tengo mi propia estación en casa y disfruto transmitiendo mis pensamientos y emociones a través de las ondas para que otros puedan escuchar.Es un mundo maravilloso, Eva, y estoy contento de haberte conocido esta noche". Eva sonriendo al otro lado de la línea. "Yo también, Pedro. Gracias por contármelo. Es una historia maravillosa."

Después de concluir su conversación, Pedro se sintió emocionado y satisfecho, Había compartido una conexión profunda con Eva, una persona que compartía su pasión por la radio. Él sabía que esta noche había sido especial, pero no podía dejar de pensar en ella.

Mientras se dirigía a su dormitorio, Pedro recordó la historia de su padre y cómo la radio había sido su vínculo con el mundo exterior. Él se sentó en su cama, sacó su pequeño receptor de radio y lo encendió.

Mientras escuchaba las ondas de radio, Pedro se sintió transportado a un lugar desconocido, donde la radio era el único medio de comunicación con el mundo exterior. La emisión de Eva había terminado, pero él seguía sintonizando su frecuencia, esperando a que ella regresara.

De repente, una voz conocida surgió en frecuencia, hablando en Ruso, pero Pedro reconoció a Eva. Se sorprendió al escuchar su voz de nuevo, y que había regresado a la transmisión, Pedro no entendía Ruso, pero Eva hablaba perfectamente el Español.




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