AMÓN BLACK
La luz era muy resplandeciente, alguien había olvidado cerrar la cortina de su cuarto, ya era el medio día y un joven con el cabello plateado alborotado, se cubría del sol, con las cobijas, pero no podía dormir, el celular seguía sonando y de mala gana contesto
- ¡Que quieren!
- ¡A mí no me gritas Amón! – se escuchó del otro lado del celular
- ¡Papá! – se levantó de golpe un joven de ojos violetas – perdón no vi que eras tu
- Te quiero ver en cinco minutos
Su padre de aquel joven corto la llamada, vio la hora y era de esperase que su padre se enojara, fue mala idea irse de fiesta con su amigo, con pesadez se levanta, se mete a su baño y toma una ducha rápida, a pesar de ser un príncipe vivía solo en una gran mansión le gustaba su espacio.
- Su alteza real, el joven príncipe Amón Black está aquí – anuncio un demonio para después retirarse
- Buenas tardes, padre – hizo una reverencia
- Levantarse a esta hora no es un buen acto de un príncipe – dijo su padre mientras revisaba unos documentos
- Salí con Ilustre
- Espero que hacer sus deberes
- Por supuesto que fuimos hacer nuestros deberes
- Bueno, no importa – dijo su padre – no te hable por eso
- ¿Entonces para qué? – pregunto su hijo
Su padre se acerca a su estante donde tenía muchos libros, Amón toma asiento mientras observaba que su padre sacaba cosas, tal vez quería que le ayudara con algo, pero estaba equivocado. Cada vez su padre sacaba más libros y eso ya le estaba preocupando
- Toma, son para ti – le dio todos los libros
- ¿Y esto? – pregunto Amón con disgusto
- Son leyes que debes aprender, y otra cosa
- Dime padre
- He escuchado que los cazadores, están planeando algo, quiero que te mantengas al tanto, cualquier movimiento debes llamarnos
- ¿Eso te preocupa? – comenzó a reír – no hay ningún cazador que pueda lastimarme, soy el más fuerte, aunque Gardien y Queen son buenos, no logran vencerme
- Aun así, obedece mis ordenes, puedes retirarte
Su padre el rey Abaddon era frio lo cual su hijo era igual que él, un ser que no tenía corazón para asesinar a las personas y así apoderarse del mundo de los cazadores y del mundo humano
- ¡Amón! – grito su amigo
- Ilustre ¿supiste algo de esa mocosa?
- Nada, es más dudo que esté viva
- ¡Es increíble que nadie haga algo bien! – grito molesto
- Tal vez alguien más podría ayudarnos, piensa alguien que sea de tu absoluta confianza
La idea no era mala, pensó por unos segundos quien podría ser bueno para esta misión, escucho alguien pelear, era un gran guerrero había asesinado millones de cazadores y humanos, él sería un buen candidato para lo que él necesita
- Dile a Demons que lo espero en mi mansión – ordeno Amón
- Excelente elección, amigo, enseguida le digo
Dirigiéndose a su mansión, ve que su desayuno ya estaba ahí, sin pensarlo comenzó a desayunar, mientras veía los libros que tanto le aborrecía, estudiar no era algo que le agradaba y menos las leyes, su padre quiere que pronto se convierta en rey, pero eso a él no le apetece.
Sus pensamientos fueron invadidos al escuchar el timbre de su casa, por fin había llegado la persona que buscaba, había tardado, pero ahí estaba y a lado de él estaba su amigo Ilustre
- Su alteza ¿deseaba verme? – hizo una reverencia el demonio
- Tardaste, pero adelante, tomen asiento – señalo Amón
- Su amigo Ilustre me comento que me necesita para algo
- Y vaya que lo necesita, Amón cada vez es más irritante – río Ilustre
- Tal vez, porque no has hecho bien tu trabajo – menciono molesto
- Okey, no es fácil hacer lo que me pediste, pero sé que Demons lo hará bien
- ¿Para que soy bueno su alteza? – pregunto Demons
- Necesito que encuentres una joven, antes era una niña, pero si sigue viva ya debe ser toda una señorita
- ¿Su alteza piensa casarse con una mortal?
- No, eso suena asqueroso, los humanos son una molestia, entre que contaminan y sus tecnologías que causan enfermedades, los vuelve asquerosos
- ¿Entonces? - pregunto Demons
- Demons, lo que le voy a decir es un secreto que ni mi padre sabe…hace unos años una chiquilla escapo de ser asesinada por mí, no sé cómo lo hizo, pero desapareció y sabes lo obsesionado que soy
- Debo de admitir que lo que me ha dicho, me dejo atónito, alteza, si esa niña llega hablar, nosotros estamos acabados
- Ya lo sé, la he buscado durante estos años, no se cuentos años tenga, ni como sea, solo recuerdo su nombre y un dibujo de ella cuando era niña