SIMPATÍA

Pasos, se escuchaban nuevamente pasos en el gran salón, no sabía si era la misma bestia, sin embargo, cuando lo escuché hablar con otra bestia ordenándole que lo dejara solo, supe que era él

• Me alegro de que hayas atacado – hable escondida– no tengas miedo soy Soleil, la chica que le quitaste la esclava
• ¿Miedo? Por favor – río – yo no sé qué es miedo, en mi diccionario no aparece esa palabra además te dije que no habría segundas oportunidades
• ¿Serías capaz de manchar mi asquerosa sangre en este bello lugar? – pregunté con una sonrisa juguetona
• ¿Qué quieres despreciable humana? – menciono molesto
• Quiero que me mates – suplique llorando – ya no soporto esta vida
• ¿Qué tienes? ¿qué te hicieron? – pregunto preocupado incluso él mismo se sorprendió – es decir, claro, pero no puedo matarte aquí, pero antes de matarte me gustaría saber ¿porque una miserable humana me pide eso?
• No lo entenderías – hable con tristeza
• Y menos lo voy a entender si no me dices – señaló acercándose, pero el piso estaba resbaloso y callo
• ¿Estas bien? ¿qué te paso? – pregunte asustada
• ¿Porque esta mojado el piso? ¿acaso llovió? – pregunto levantándose
• ¿Llover? ¿qué es llover? – pregunte confundida
• Nada olvídalo, te lo explicare algún día
• Pero no habrá otro día para mi – mencione con tristeza
• Escucha, matarte es pan comido, pero la verdad no me gustaría matarte sin saber porque me lo pides – explico Amón
• Mi vida es un infierno, mi esposo no me ama, trajo a su amante en nuestra luna de miel y él solo la defiende y se atrevió a empujarme con un pobre hombre y me moje, dice que soy gorda y que no soy nada atractiva, creo que causare menos problemas si muero – me desahogue y me solté a llorar

Amón por primera vez sintió pena, no podía explicarlo, pero sentía una extraña conexión con esa chica, le causó molestia saber que estaba casada, pero a la vez pena, vio la foto de la princesa Diana y recordó su historia, Amón tenía un amigo el señor del tiempo, gracias a él viajo al pasado y vio sufrimiento y tristeza de aquella princesa, parecía como si fuera una señal de auxilio y que solo él podría salvarla

• ¿Estas comiendo bien? – pregunto mientras se quitaba una capa que solía llevar a las batallas y la extendió para que Jezabel la viera – abre un poco la puerta por favor, no te hare daño
• ¿Quién lo dice? ¿tú? Me lastimaste la mano la última vez – le recordé llorando
• En nombre de este lugar sagrado, juro no hacerte daño aquí – hablo con rapidez y de paso me dio un pañuelo lo cual acepte ambas cosas – mi capa te mantendrá caliente para que no enfermes, pero no tienes por qué llorar por alguien quien no te quiere
• Antes de casarnos por el civil, él fingía que, si me quería, pero ahora entiendo todo, a veces peleábamos seguido y sus besos eran secos, pero al final mostro su verdadera personalidad, solo un hijo cambiara mi vida
• Yo, espero que lo que te dice no afecte tus alimentos, no quiero que los vomites o que dejes de comer, no quiero que te cortes las muñecas, ni que te tires por las escaleras, no lo hagas, un hijo es una responsabilidad, no debes traerlo a este mundo para sufrir
• Aún no estoy al borde de la locura – reí, evitando lo último que dijo
• No soy alguien que, de consejos, pero debes de aprender algo Soleil, en está miserable vida, no esperes a que un príncipe, un rey o cualquier hombre o familia te rescate, tú debes aprender a rescatarte por ti misma
• Creo que siempre viví en un mundo lleno de fantasía, él siempre llevaba a su amante a países y lugares maravillosos, mientras que yo, desde que nací he vivido en una jaula de oro sin salir de casa
• ¿Cómo? ¿acaso no conoces este planeta? – pregunto sorprendido
• Es una larga historia, que tal vez algún día te contare, pero si es así seguirás viniendo y mataras a las personas
• A veces no es necesario matar gente para venir, con solo traer niebla y miedo, desaparecen – explico Amón – Soleil, todos los hombres son diferentes no exijas tanto a un hombre, ustedes las mujeres también deberían comprenderlos, no todo, pero si lo esencial, Soleil rompe esa jaula y las llaves sé una guerrera

No volví a decir nada, pero al parecer aquella bestia pudo sentir que estaba más tranquila, pero se volvió a escuchar pasos al parecer alguien había entrado, entonces él abrió el clóset yo me asusté y rápidamente me cubrí la cara con su capa, para mala suerte el lugar era pequeño y estábamos muy apretados, nuestros cuerpos estaban pegados, lo único que nos tenía separados era la ropa y la capa.

La bestia se acercó más a mí, y acerco sus labios y nariz en mi cuello, lo cual me hacía sentir incomoda y extraña, me lo imaginaba con garras o como las bestias que solía ver en mi celular

• No hay nadie aquí, vámonos chicos, busquen al príncipe y córtenle la cabeza – ordeno el líder
• Si señor, vámonos, tenemos que seguir peleando – asintió su acompañante y se fueron, dejando todo en silencio
• ¿Tienen enemigos? – pregunté
• Eso a ti no te debe importar – respondió groseramente
• Ya debería irme – dije sonrojada
• Dices que tu esposo, te dice gorda o que estas fea
• Por favor ya no hay que hablar de eso – le suplique aun estando triste
• Por lo que yo puedo notar y sentir – hablo tomando mi vientre y me hizo temblar – yo siento una mujer delgada, con un cabello hermoso, no puedo ver tu rostro, pero creo que es hermoso, y tu aroma es como una droga – me susurro en el oído
• No digas tonterías, por favor sal de aquí – suplique
• ¿Por qué? A mí me gusta en la posición que estamos, es muy encantador – confesó y me mordió la oreja
• Pero a mí no me agrada, por favor, ya es suficiente
• Muy bien – me soltó – te vere la semana que viene a la misma hora, si no vienes sabes cómo te puedo encontrar
• Pero, tú bestia, es decir...yo – trataba de negarme y no sabía cuál era su nombre
• Amón, solo dime Amón – hablo con suavidad – no acepto un no, te estaré esperando