Jenna
La próxima gala es este fin de semana. Me siento muy nerviosa, es una de las más importantes del año. Esta vez vamos a recaudar fondos para un hospital público, para aquellas personas que no tienen un seguro médico y necesitan atención inmediata.
Sigo revisando la lista de invitados, hemos invitado a los más influyentes de la sociedad. No solo los de este país, sino a nivel mundial.
Muchos famosos han donado piezas para subastar, también hemos recibido pinturas de artistas importantes, joyas y terrenos. He decidido donar gran parte de mi herencia, solo me quede con una parte para pagar mis gastos personales y compre el pequeño departamento donde vivo. No me importaba quedar sin dinero, solo me importa hacer algo por los demás.
Llego el día del baile, aunque no era el primero me sentía nerviosa como la primera vez. Era la anfitriona principal así que empecé a recibir a nuestros invitados, también debía estar pendiente de la comida, el baile y que todo saliera perfecto. Menos mal que tenía a mi amiga Anna, ella se encargaba de ligera un poco este estrés. Las damas de la alta sociedad, solo se paseaba por la gala presumiendo sobre el evento. Aprendí a ignorarlas y hacer mi trabajo, no lo hago por ellas, lo hago por los que de verdad lo necesitan.
Camine entre la multitud saludando, sonriendo dando las gracias por su presencia. Mi rostro me dolía de tanto sonreír, mi cabeza me dolía de tanto correr. Pase por un momento por un espejo enorme que reflejaba todo el salón y quede mirando mi figura. Un diseñador famoso y amigo mío, me había vestido con su diseño. Un hermoso vestido rosa pálido que se adhiere a mi cuerpo y una abertura en medio de mis senos. Es hermoso, elegante y sensual.
Estoy tan sumergida en la imagen que no escucho que me han llamado. Anna viene agitada y sacude mi brazo haciendo venir a la realidad. Le sonrió y me dirijo a la tarima donde están los músicos y el que dirige el evento. Subo con ayuda parándome enfrente de todos.
―Les doy la bienvenida a esta gala― los invitados aplauden. –Saben que este es uno de los eventos más importantes del año y debo decirle que para mí es un honor de ser parte de este evento tan maravilloso. El dinero que recogeremos será para terminar de construir el nuevo hospital público donde tendrá la mayor tecnología para que cualquier persona de bajo recurso pueda disponer― De nuevo aplauden. –De parte de las damas de la ciudad, de mi esposo y de mi parte le damos la bienvenida a la mayor subasta, espero que hayan traído sus billeteras llenas señores― De nuevo la multitud estalla en aplausos y ríen por el comentario. Tomo la mano de un joven quien me lleva a las escaleras y cuando estoy bajando me tomo con la mirada de mi esposo.
Jasón
Llego a la gala donde mi quería esposa es una de las anfitrionas. Entrego la invitación y doy paso a un hermoso y elegante salón, bella música, hermosa decoración. Me encuentro con varias personas, no me acerco solo inclino mi cabeza en forma de saludo.
―Que sorpresa verte por acá Jasón― Veo que el señor McCall se acerca y me tiende una copa.
―Gracias― Susurro empezando a buscar a mi quería esposa entre la multitud.
―Tu esposa ha hecho un magnífico trabajo― Guardo silencio. –Ella sola hizo todo esto― El señor McCall señala todo el salón, enarco una ceja.
―Si, mi esposa es maravillosa―
―Y hermosa― Susurra para sí mismo, pero lo he oído. Dejo de beber mi copa y cuando le voy a preguntar se escuchan que llaman a Jenna.
Empiezo a buscarla cuando la espalda de una mujer caminar entre las personas. Tiene su espalda descubierta dando una magnifica vista. Mi corazón se agita cuando la veo subir al escenario. No puede ser que ella sea Jenna.
Me acerco y ella da el discurso de bienvenida. Empiezo a observar su perfil, su cuerpo. Suspiro y mil imágenes vienen a mi mente, no puedo creer que sea aquella mujer de peso, que no sabía vestir y con un cabello que no tenía forma. Donde quedo todo eso, y sus anteojos.
Algunos invitados palmean mi espalda y felicitándome por la maravillosa mujer que tengo. Cuando ella termina de hablar, baja con la ayuda de un camarero. En eso aprovecho y me acerco extendiendo mi mano para que ella termine de bajar las escaleras. Veo como su respiración se agita y sus ojos se abren de sorpresa. Toma mi mano y siento como tiembla.
―Hola querida esposa― Le susurro mientras besos los nudillos de su mano. Ella no dice nada, yo tampoco solo me quedo fascinado admirando su belleza. De cerca se ve más hermosa.
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Editado: 06.09.2024