Jenna
Mi amado esposo no quería que fuera a la empresa hoy. Manifestando que el problema lo resolvería el, con el señor Duncan. Pero como este hombre se atrevió a meterme a mí en el medio, yo no me quedaría quieta ni muda y decirle unas cuantas verdades.
Aún no entendía del porque este hombre se atrevió en meterse en mi matrimonio, pero en pocas horas iba a saber la respuesta.
Llegamos a la empresa tomados de la mano. Cuando subimos al ascensor mi esposo no perdió tiempo en estamparme contra la pared y besarme. Ambos nos perdimos en nuestros besos y caricias y no nos dimos cuenta que las puertas se habían abierto y solo un carraspeo nos hizo volver a la realidad.
-Buenos días señores señores Payne... Disculpe que les interrumpa pero el señor Duncan está esperando al señor en la sala de juntas- Menciona la secretaria un poco nerviosa.
-Ya vamos para allá- Informo y ella me mira inquieta.
-Lo siento señora Payne, el señor Duncan informo que solo quería hablar con el...- Le interrumpo.
-Lo que ese hombre tenga que hablar con mi esposo, también lo puede hablar conmigo- Mi esposo se queda perplejo por mi tono de voz y sigo derecho a la sala de juntas.
Abro la puerta con brusquedad y de inmediato veo al señor Duncan palidecer. Que pensó ese hombre que yo no me iba a enterar, por la forma que me mira sabe que estoy molesta. Se encuentra junto a unos hombres elegantes, supongo que debe ser sus abogados; todos me examinan de pies a cabeza y empiezo a sentirme un poco nerviosa.
Mi esposo no tarda en llegar porque siento que me envuelve la cintura con su brazo. Este gesto hace que el señor Duncan haga una mueca y murmure algo a sus acompañantes.
-Buenos señores ¿A qué se debe su visita?- Soy la primera en hablar.
Jenna que gusto de verte de nuevo- EL señor Duncan se levanta y extiende su mano pero no se la recibo. Queda con la mano extendida mientras yo avanzo junto a mi esposo y nos sentamos delante de los señores.
-Dígame señora Payne, señor Duncan- Hablo con mordacidad. EL señor Duncan aprieta los labios y mira mal a mi esposo.
-Veo que le has comentado a tu esposa de mi pequeña propuesta-
-No tengo secretos con mi esposa- Dice mi esposo.
-si claro- Habla con sarcasmo – Pero eso no importa –Hace una pausa para después mirarme –Entonces ¿Qué han decidido?- Pregunta.
-Señor Duncan, le informo que ni mi esposa ni yo necesitamos nada de usted, así que puede meterse su dinero...- EL señor Duncan golpea fuerte el escritorio haciéndonos sobresaltar.
-¡Tu no la mereces! ¡Solo eres un oportunista!- Grita.
-Cuide su tono señor Duncan que no estamos en su empresa, solo le diré una cosa y que quede bien claro porque odio repetir- Jasón se levanta retando al señor Duncan con la mirada quien ni se inmuta por la reacción de mi marido –No quiero su dinero, no quiero nada suyo y le advierto que no se acerque nunca más a mi mujer porque no mediré las consecuencias-
-¿Lo está amenazando?- Unos de los acompañantes de Duncan interfiere –Le advierto que eso lo puede llevar un tiempo a la cárcel...- No aguanto más y estallo.
-¡Mire señores! ¡¡¡Les pido que se larguen de nuestra empresa y de nuestras vidas, ustedes no tienen ningún derecho de venir a interferir en mi matrimonio y usted!!!- Señalo a Duncan -¡¡¡Jamás es su puta vida se vuelva acercar a mi o a mi esposo porque yo misma le hago pagar, y esto sí es una amenaza!!!- Los presentes se queda perplejo ante mi reacción, mis manos tiembla y lagrimas de rabia empieza a descender por mi rostro.
-Jenna el no te conviene, el se caso contigo por la empresa- Susurra con desespero el señor Duncan.
-Puede que me haya casado con Jenna por la empresa al principio- Hace una pausa mi esposo mientras me abraza –Pero con el tiempo nos fuimos enamorando y ni usted señor ni nadie va impedir que siga a su lado- Escondo mi rostro entre su cuello y escucho a Duncan resoplar.
-¡Por favor! Esto no es una novela, esto es la realidad... Tú no le puedes ofrecer nada a Jenna, ella merece más y tu condición no está para dársela-
-No me importa señor Duncan el dinero- Digo mientras me separo un poco de mi esposo para encarar a Duncan –Yo no quiero dinero, no quiero lujos, solo quiero a mi esposo y no me importa si usted o no está de acuerdo- Su rostro se contrae –Solo déjenos en paz-
-Mil millones- Susurra –Estoy dispuesto a darte esa cantidad-Abro mis ojos sorprendida -¿Acaso tu Jenna no estarías dispuesta a renunciar a él y Devolverle todo lo que perdió y hasta más?-
-No lo escuches mi amor- Susurra en mi oído Jasón –No quiero ningún dinero suyo señor Duncan- Jasón de nuevo toma mi cintura –Ningún dinero vale lo que vale esta mujer para mí- Levanta mi rostro limpiando mis lagrimas –Te amo y mi felicidad eres tú- Dice mirándome a los ojos.
-Yo también te amo- Susurro y lo beso, no me importa quién está presente lo único que necesito es estar en sus brazos.
-¿Entonces no hay ninguna cantidad que haga que ustedes se separen?- El señor Duncan se sienta de nuevo en su silla mientras cruza sus brazos.
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Editado: 06.09.2024