empezando desde Cero

Epilogo

Jenna

-Jenna... Jenna... Jenna- Abro mis ojos asustada con mi corazón a mil.

Me levanto y empiezo a revisar mi cuerpo y no veo rastros de sangre, comienzo a inspeccionar a mi alrededor y me doy cuenta que sigo en la pequeña oficina. Mi esposo se encuentra a mi lado mirándome sin entender mi comportamiento, lo veo y me lanzo a sus brazos empezando a llorar.

-Amor, amor ¿Qué sucede? Estas temblando bebe- Toma mi rostro y empieza inspeccionar mi cara, no soy capaz y sigo llorando.

La puerta se abre y entra Samuel a la habitación, al verme en este estado se abalanza sobre Jasón y antes que mi padre golpee a mi esposo intervengo.

-¡Papa para! El no me hizo nada solo... Solo fue una pesadilla- Digo apartando a mi esposo. Samuel me mira y sus ojos se llenan de lágrimas.

-¿Qué dijiste?- Jasón me abraza.

-Que tuve una pesadilla y...- Samuel me interrumpe.

-No digo sobre eso...-Susurra –Me llamaste papa- Dice con alegría – ¿Ahora dime porque lloras?- Acaricia mi rostro mientras mi esposo me abraza.

Le comento a ambos sobre mi sueño, ambos no dicen nada solo me abrazan. Cuando por fin me siento tranquila, los tres volvemos a la fiesta. No pude volver estar a estar concentrada en la fiesta, ni mi esposo ni mi padre. Los tres estábamos nerviosos y decidimos irnos a casa.

Una semana después todo volvió a la normalidad, más que mi esposo y mi padre se aseguraran que John no se encontrara ni siquiera en el país. Al parecer ese amor que decía sentir por mi marido no le duro mucho ya que se mudo a Inglaterra con otro hombre. Cosa que me tranquilizo no solo a mi sino a todos.

Mi relación con mi padre mejoro por completo. El se dedicaba a ganarse mi amor y no me costó seguirle diciendo papa, últimamente viene mucho a mi trabajo con el pretexto de estar con su hija, pero algo me dice que ese algo mas se llama Laura.

Hoy no recibí ni una llamada de mi esposo, empecé a preocuparme porque no contestaba. Iba a llamar a mi padre pero estaba en una cita con Laura y no quería interrumpirlos, llame a Robert y tenía el teléfono apagado. No sabía qué hacer hasta que Anna me sugirió en buscar en el GPS de su celular.

La aplicación está instalada en uno de los computadores de la casa. Anna no dejo que yo manejara porque decía que podía ocasionar un accidente así que ella me llevo a mi casa.

-Tranquilízate quieres- Dice Anna y la noto también nerviosa.

-Presiento que algo paso o va a pasar- Digo al borde del llanto.

-Tranquila te aseguro que todo está bien- Limpio mis lagrimas y la observo.

-¿Cómo puedes asegurar eso?-

-Ehh yo...- Anna luce muy nerviosa.

-¿Qué sucede Anna?-

-Hemos llegado- Dice suspirando –Yo te espero ve a ver donde esta- Sonríe. Salgo deprisa de su auto y veo todas las luces apagadas. Abro la puerta y corro hacia el despacho de mi marido pero me detengo.

Dentro la casa no hay luces prendidas pero si está iluminada por velas de todos los tamaños. Hay un camino de pétalos de rosas, sigo por ese camino hasta que llego al jardín trasero donde hay una hermosa mesa decorada y junto a ella un hermoso esposo con un hermoso traje.

-¿Qué...?- No logro articular alguna palabra, mi cuerpo tiembla.

Mi esposo se acerca con un ramo de mis flores favoritas. Las entrega y mi corazón salta cuando lo veo poner un pie en el suelo mientras se sostiene en el otro y de su mano abre una pequeña caja.

-Quiero empezar desde cero y hacer las cosas como debía haberlas hecho en un principio- Dice mientras yo tapo mi boca tratando de calmar mi llanto – Eres una mujer increíble, hermosa, inteligente, mi mejor amiga... - Sus ojos brillan – Jenna mi mujer ¿Deseas ser mi esposa?- No puedo hablar solo asiento.

Jasón toma mi mano y pone un hermoso anillo en mi dedo. Me sobre salto cuando escucho unos aplausos y veo salir a mi padre, Laura, Robert y Anna quien llora de felicidad. Todos nos felicitan, nos abrazamos y Laura y Anna no pierden el tiempo de planear nuestra boda.

Una semana después me case por la iglesia con un hermoso vestido y siendo entregada por mi padre. Fue una boda sencilla, solo las personas que permanecieron a nuestro lado fueron los que nos acompañaron. Ahora me encuentro disfrutando de la pequeña fiesta en casa de mi padre.

-Tu padre se ve muy contento con Laura- Susurra mi ahora doble esposo.

-Sí, espero que puedan ser felices- Apoyo mi cabeza al pecho de mi esposo, mientras este me abraza.

-Mira- Señala con la cabeza y mis ojos no pueden creer lo que ven, Robert y Anna se están besando en medio de la pista –Ya sospechaba algo-

-¿Por qué lo dices?-

-Mi amigo desde la fiesta de la inauguración del hospital se veía completamente raro-

-¿Raro?-

-Se la pasaba preguntando por Anna y cuando lo llamaba siempre estaba con ella- Sonrió. Sé que Robert es un buen hombre.

-Espero que la haga feliz-

-Todos lo están- Susurra de nuevo mi esposo en mi oído haciendo temblar mi cuerpo –Tengo ganas de quitarte ese vestido y hacerte el amor- Pasa su nariz por mi cuello haciéndome cerrar los ojos –Recuerda que ya tenemos que ponernos en la tarea de buscar una princesa- Sonrió. Tomo su mano y la llevo a mi vientre.

-Pues creo que la tarea ya quedo hecha- Muerdo mis labios cuando siento que mi esposo se ha levantado y arrodillado al frente de mi.




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