En Cada Arruga

Capítulo 6 - La Casa de la Luna

Habian pasado un año y medio aproxiamdamente, aun no tenia mi titulo pero me dispuse a buscar trabajo ya que necesitaba saber bien que hacer después de todo, me titularía pronto pero… ¿después? ¿en donde trabajaría? ¿alguna residencia podía ayudarme? Quería estar segura de las cosas, aunque para un gerontólogo la vida laboral es muy complicada ya que muchas instituciones no lo conocen, no sabemos lo que hacemos ni como actuamos, o incluso por recelo profesional no se nos admite. Eso me hacia pensar si realmente era lo correcto o no haber estudiado esto, se que es nuevo, que vamos creciendo, pero a veces solicitaban mas a una enfermera o aun médico, a un terapeuta físico que, a un gerontólogo, sabiendo que los conocimientos que ellos tienen yo también los domino.

Pero, así como lo veía tan próximo, pero a la vez tan lejano, de la noche a la mañana yo ya estaba fuera de mi servicio social, nadando en el mar del desempleo. Ya no había mas que hacer por ahora, se acabaron las tareas, los reportes, los proyectos y los profesores, solo eras tú y tus conocimientos en busca de un lugar que pueda brindarte lo mejor para poder crecer dentro de tu vida laboral. Decidí buscar un lugar en una casa residencial llamada “La casa de la Luna” se veía muy acogedor el lugar, tenia instalaciones para dormitorios que eran del personal, un jardín con flores hermosas de todos colores lleno de árboles verdes muy grandes, un pasto tierno y cuidado, un huerto invernadero donde cultivaban algunas frutas y verduras, una alberca, gimnasio para realizar ejercicio y terapia; una sala de estar muy tranquila, espaciosa, con muebles de madera pero había un olor muy característico, algunas habitaciones olían a “Habano y menta” (jeje) olía a abuelito. La cocina era hermosa, con un acabado de talavera muy lindo con aroma a café de olla recién hecho, sin duda alguna era el paraíso. El único problema era mi titulo y cedula el cual aun no me otorgaba la escuela, los horarios y de más si me sentía capas de soportarlos sin problema.

Dennis. - ¿y bien? ¿Qué le parece licenciada? ¿le agrada este lugar?

Dennis Era el encargado de administrar al personal y también de solicitar todo el material que llegaran a ocupar los cuidadores, así como también los adultos mayores. Cuando lo escuche resulto ser… muy… amanerado, no tengo nada en contra de eso, pero simplemente me parecía curioso como un hombre tan alto, de piel blanca muy bien parecido, tuviera ese tono de voz.

. - Es precioso, sin duda alguna.

Dennis. - pero dice que tus papeles son el problema ¿verdad?

. - Sí, es mi único inconveniente por ahora.

Dennis. - entiendo, no se apure, mire, podemos buscar otra solución, la cuestión también está en si lo quiere.

. - ¿Qué tipo de solución?

Dennis. - Pues podría no dejarla aquí, más bien, sería que la enviara a otra sucursal.

. - ¿eso se puede?

Dennis. - No debería, el problema es que el supervisor se encuentra en esta casa residencial, entonces, por lo general visita nuestras 5 sucursales una o hasta 2 veces al mes, pero en la que tiene mas poder es aquí, si yo te dejo aquí y ve que no tengo tus papeles completos lo primero que hará será llamarme la atención, podría hablar con el y decirle o comentarle tu situación… pero, es un tanto… ¿Cómo decirlo? … ¿voluble? Si, si me entiendes.

. - Creo… pero ¿las sucursales son cercanas?

Dennis. - me temo que la sucursal más cercana es en CDMX. Es por el centro, pero seria solo esa, las demás si se encuentran lejos.

. – Entiendo, está bien, aun así, tratare de agilizar mi tramite.

Dennis. - Me parece perfecto, tratare de comunicarle su situación al supervisor ya que es el único que se encargaría bien de todo esto. Los jefes siempre están de viaje por cosas de negocios, es muy difícil contactar con ellos en esa situación, ellos son un poco más… flexibles.

. - ¡Vaya! Dos jefes.

Dennis. - Así es licenciada, este vendría siendo un negocio familiar, los dueños son los padres del supervisor.

. - Vaya, debe ser muy joven el supervisor.

Dennis. - ¡ay si! Es un mocoso.

. - Dennis, se nota que usted no soporta al supervisor.

Dennis. - pues es la verdad licenciada, siempre me carga de trabajo, no puedo con sus exigencias, ahora si me ve proponiéndole esto a usted… (uff).

. - Señor Dennis…

Dennis. - ¡Joven!

. - lo siento… Joven Dennis; no se preocupe por ello que no mencionaré nada de lo que ha propuesto para no tener problemas con su jefe.

Dennis. – No se apure, se ve que es usted una persona muy pura, así que no tenga cuidado, pasemos a la oficina para realizar todo el trámite, de lo demás luego me encargo.

Al parecer, para ese momento nada iba tan mal, solo debía cumplir con todas las normas respectivas del lugar, entregar bitácoras diarias, llenar y actualizar los expedientes de los pacientes entre otras actividades designadas. De la renta no debía preocuparme tanto, ya que podía quedarme dentro de las habitaciones que tenían las instalaciones para el personal; me darían mis tres comidas y uso del cuarto de lavado para lavar mis batas, ahora solo quedaba despedirme de mis padres, guardar mis cosas y partir en una semana a CDMX para dar pie a mi comienzo como gerontóloga. Tenia ya la experiencia de estar en un hospital, así que no tenía mucho de qué preocuparme, solo era cuestión de adaptarme a las nuevas exigencias que se me impusieran.




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