+prefacio+

Era una noche lluviosa, en el cielo se podía apreciar los relámpagos y a lo lejos los trueno y sin embargo eso no detuvo a cáterin.

Ese sábado a las 12 de la noche cáterin corría como si su vida dependiera de ello y es que en ese momento ella sentía que era así, que si por un instante se detenía a mirar atrás moriría.

Así que bajo la lluvia, entre las ramas de árboles caidos y tierra húmeda cáterin corría, su cabello húmedo se pegaba a los lados de su cara y su ropa estaba llena de lodo, y aunque parezca sorprendente eso no era lo que más llamaba la atención, si no la sangre que corría por sus manos, sangre que salía de la heridas que se había echo al caer entre las piedras del camino, aun así eso no le importaba.

De repente escucho un aullido haciendo que dejara de correr y es que frente a ella se encontraba un enorme animal, era inmenso de un pelaje negro y unos ojos color miel que no la dejaban de ver y sobre toda sensatez cáterin en ese momento no corrió, ella solo se quedo ahí parada viendo al enorme lobo mientras sonreía.