En la mitad de la nada

Parte 2

Salí todo mojado y corrí para alcanzarla, finalmente lo hice, la alcancé pero estaba llorando, aún mucho más que antes. Me acerqué con cuidado y la abracé.

-No tenías que hacerlo si no querías.- Entendí que se refería al abrazo.

-Si no hubiese querido abrazarte no lo habría hecho.

-Sos un tierno, me haces acordar a mi novio. Debe de tener mucha suerte tú novia, el mío me vive peleando y poniéndome celosa.

-No tengo novia pero sí me gusta una amiga hace 2 años y se lo dije antes de venir pero no contestó.- Me sentí completamente un idiota al finalizar la oración.

Le había dicho algo que no debí, todo se había arruinado (según yo).

-Sinceramente se lo pierde, no se encuentran chicos como vos en todos lados.

-El tuyo también se está perdiendo algo que muchos deben de desear... a vos.

-Yo lo engañé muchas veces, no es sólo él el que lastima, ya se transformó en algo mutuo.

Lo último que necesitaba, una infiel. Sam tenía razón, era un tonto.

-Eso no significa que tengas que permitir que te ponga celosa o que te engañe con otras, no es de caballero, para nada.

-Lo sé...- Nos encerró un silencio incómodo, muy incómodo.

Estábamos cerca de unas reposeras vacías, así que nos sentamos y pregunté...

-Sinceramente, ¿por qué estás con él?

La miré por un segundo a los ojos, y sin si quiera habiendo pasado un segundo más, me besó. No fue mi primer beso pero se sintió muy diferente a los otros. Sentí sus húmedos labios deslizarse junto a los míos, se me aceleraban los latidos un poco más, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho y sin pensarlo ya tenía mis manos en su cadera y las suyas rodeando mi cuello, era tan perfecto que no quería que eso terminara.

Al rato separamos nuestras bocas, pero nunca saqué mis manos de sus caderas ni ella las suyas de mi cuello hasta que lo hizo, y se fue sin decir nada al respecto.

Sorprendido por lo que acababa de pasar me quedé un rato mirando el agua sin siquiera moverme de donde aquella chica me había dejado. Después de un rato mirando el agua me volví a la pileta con mi hermana pero decidí no decirle nada, estaba feliz, y roto al mismo tiempo, sólo ella había logrado esa mezcla de sensaciones en mi.

-¿Qué pasó?-Preguntó mi hermana mientras yo me metía a la pileta, ella tenía ese tonito el cual ya conocía, pero me hice el tonto una vez más, ya era normal.

-Nada, sólo le pedí disculpas por haberla tratado de una manera inadecuada.

-¿Y por qué tardaste tanto?

-Porque me quedé mirando el mar, es un hermoso día.

-Bien, sí es un hermoso día y no deberías pasarlo con tu aburrida hermana.

-No molestes, sabes que no hay otra persona con la que yo pueda pasarlo aparte de mamá y papá.

-Volviendo al otro tema... no te creo nada Alex.

-No pasó nada Sam.

No la volví a ver en toda esa mañana, y quería ir a buscarla pero decidí quedarme con mi familia recorriendo el lugar. Me dejó demasiadas dudas.

Me resultó bastante raro no habérmela cruzado en todo el día porque ni siquiera había asistido a la cena con sus padres, ellos sí asistieron. Mi hermana tampoco fue a la cena , pero ella porque estaba con dolores de cabeza, Elisa no había dado una razón de su inasistencia a sus padres, y me resultaba raro e incómodo a la vez porque no dejaba de pensar en que capaz yo tenía mal aliento o que no la besé bien. Esos pensamientos invadieron mi cabeza durante toda la cena.

Me desperté al día siguiente y medio dormido me volteé para ver el paisaje, no me sorprendió que aún todo lo que podía ver era agua, aunque esta vez era cristalina. Al girarme me impresionó no encontrar a mí hermana en su cama, y recordé en ese entonces que ayer no había ido a cenar porque se sentía mal y dijo que se iba a quedar descansando en nuestra habitación pero no estaba ahí.

Eran las 8.15am, lo cual me recordó que a esa misma hora Sam me estaba despertando para ir a desayunar, pero ni se encontraba despertándome, ni siquiera estaba...

De la noche anterior sinceramente no recordaba nada porque apenas entré a nuestro camarote me tiré a la cama y me quedé dormido con la ropa puesta sin ponerme el pijama, sino con el jean y una camisa vieja.

De repente alguien tocó la puerta por lo cual dejo mis pensamientos a un lado para abrir la puerta.

-¿Tú hermana?, ¿la viste?- Dijo mi mamá con tono preocupado.

-No, y no me acuerdo si estuvo acá anoche.

- ¿Venís a buscarla conmigo?

-Está bien.

Empezamos a caminar, y sinceramente yo no tenía ni idea de dónde podría estar mi hermana.

Mi mamá parecía preocupada, pero para mi ya era grande Sam como para que la anduviesen buscando, de todos modos mi familia siempre muy protectora, demasiado para mi gusto, llegaba un tiempo en el que me hartaban.

Bajando por el ascensor de cristal la ví. Estaba sentada en el bar principal.

 




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