Estaba caminando por las calles de la ciudad, que la de esta estaba cubierta de árboles, tenía la mirada perdida, no quería que nadie me viera en ese estado, estaba tan concentrado en mí mismo que no me di cuenta que me estaban siguiendo, tampoco quería darme vuelta para saber quién era, no tenía que ponerme de esa forma ya que yo necesitaba la tranquilidad del mundo para poder pensar en lo que me estaba sucediendo, no tenía que ser como era antes, tenía que pensar cómo se sentiría su hermano que confiaba en él, que gracias a esa persona que siempre estaba en mi mente, era por eso que no podía pelear, ya que sino esta vez sí lo expulsarían de aquella institución que para algunos era “la cárcel”, cuando dio la vuelta hay estaban sus amigos, solo los saludo con la mano, sin mirarlos, ellos solo lo siguieron sin decir nada “los secretos son malos si no los cuentas a quienes tienes más confianza” esas palabras estaban en su cabeza desde que se lo había dicho su hermano, cuando se fue a vivir solo. Llego al aula se sentó en su lugar y se echó en su mesa, nadie dijo nada solo lo miraron, era raro verlo de esa forma, tan fastidioso, pero era normal, ya que era la época de que desaparecía durante 3 o 4 meses, siempre era lo mismo y aparecía con cicatrices muy raras en su rostro, aunque con el tiempo que estaba en la ciudad desaparecían misteriosamente sin dejar marcas en su rostro.
El profesor entro con varias cosas en el aula, dejo sus pertenencias en el escritorio, dio unos suspiros por lo que estaba viendo, tomo un bocado de aire, miro a cada uno de sus estudiantes y dio un gran aplauso, para llamar su atención y así fue, logrando llamar a cada uno a sus lugares y viendo como el tutor sonreía internamente, aun no lograba llamar la atención de aquel muchacho de cabellos dorados y de ojos negros como la noche, el seguía acostado sobre su mueble demostrando que no le importaba nada, estando sentado al lado de su amigo este tomo un poco de valor él sabía perfectamente como era ese muchacho cuando se enojaba cuando lo despertaban, pero aun así lo hizo moviendolo suavemente para llamar su atención, y lo logro, el joven lo miro con odio mostrando sus colmillos viendo que lo habían despertado por una estupidez, vio Asia el frente sorprendiéndose por el que estaba enfrente, rodo los ojos demostrando que no le interesaba esa clase y volvió a recostarse, para volver a sus pensamientos, no le importaba nada más que en lo que estaba pensando, si era complicado saber cómo era perder algo tan importante, pero tampoco era superficial, era lindo saber que todo estaba pasando como lo había planeado, cuando el profesor termino de explicar lo que estaba en el pizcaron, todos escribieron y sobre todo lo que había terminado de explicar el docente, los estudiantes solo se pusieron a acomodar sus pertenencias bajo el escritorio y salieron al gran patio del campus, donde algunos estudiantes ya estaban en pequeños grupos donde practicaban tranquilamente con sus compañeros o algunos de otro grados, mientras que un solo estudiante se había quedado para acomodar sus cosas para después salir del aula y dirigirse hacia un café cercano del campus, pero inmediatamente lo había llamado el profesor para que se quedara unos minutos, para poder conversar con él y que nadie lo molestara mientras hablaban.
Docente: joven sano, se puede quedar unos segundos, necesito hablar con usted por unos minutos si es que no le molesta
Sano: entiendo
Docente: se y comprendo que andas en tus últimos momentos de emancipación, yo también pase por lo mismo pero debe entender que en clases tienes que prestar atención
Sano: si estuve un poco distraído, pero de entender que no es solo eso, sino que también es el deber que debo cumplir con mi manada
Docente: se entiende joven sano, pero la historia tiene que ver con el arte de saber, como eran los antepasados de todos ustedes, también, es saber cómo es llevar la sangre de muchos como ustedes como nueva generación, de nuevos lideres
Sano: entiendo tu punto, también comprendo que todo es una pérdida de tiempo estudiar algo que nos han enseñado nuestros abuelos desde que somos niños.
Docente: no comprendo tu punto de vista, saber no es perder el tiempo, sino volver a comprender algo que a muchos nos interesa comprender y volver a interactuar con nuestros ancestros
Sano: a mí ya no me importa lo que los demás piensen, solo son unos niños que no comprenden y jamás entenderán lo que nosotros pensamos, en lo que tenemos que convertir en los nuevos líderes, nadie sabe lo que se sufre cuando alguien en el que confías ya o es parte de esa manada, todo esto es una idiotez y más viniendo de alguien como tú, que no sabe respetar lo que piensan los demás.
Docente: está bien joven, solo ve a comer algo y vuelve para la siguiente clase.
El joven asintió a su profesor y salió del aula esperando que nadie se hubiera sentado en su mesa en la cafetería, aunque nadie se atreviera a sentarse en ese lugar, además de saber quién era el que se sentaba en ese sitio tan solitario, un lugar apartado, donde nadie lo podía molestar, esa era la intención de aquel lobo, que nadie lo jodiera mientras esté en su descanso. Cuando llego a la cafetería solo pidió lo que siempre compraba y era algo que a él le gustaba comer a diario, un café expreso con 5 donas glaseadas y dos trozos de carne, ya que sino comía eso su balance se estaba yendo a la mierda, eso creía, tomo su charola y se fue donde siempre se ponía, un lugar donde ni el sonido de la gente llegaba, solo se acercaba sus dos compañeros más leales. Puede ser de vez en cuando se llegaban mal por algunos comentarios, puede ser que ellos, tuvieran algunas riñas, puede ser que estuvieran separados más de dos meses, sin hablarse, ni llegar a un acuerdo de palabras de amistad, ya que el lobo siempre tenía esa mirada de muerte en sus ojos, ante sus dos grandes amigos.
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lobo solitario, un mundo sin amor en el que carezemos, un lobo sin su manada
Editado: 04.01.2023