Grité.
Sí, grité. Grité como si no hubiera un mañana, liberando todo el aire de mis pulmones y causando eco en toda la habitación. Sentí un profundo dolor en mi pecho al momento de finalizar el exclamo, mi respiración era increíblemente rápida y temblorosa. Mis manos fueron a parar a mi frente y hacer un recorrido por mi pelo para descansar en mi nuca. Cerré los ojos.
Otra vez...
—¡Amor!—Gritó Alexander corriendo hacia a mi velozmente, se inclina y toma asiento a mi lado en el colchón. Sus brazos no tardaron en tocar mi fría piel y darme un abrazo consolador y tranquilizante.
—Tuve una pesadilla.—Susurre apagada, ¿Qué si tenía miedo? Ni se lo imaginan.—De vuelta, Emily... No me deja en paz, me está destruyendo...
Hace meses que soñaba con Emily Smith, tenía sueños viéndola hablar con sus enfermeros, pacientes, amigos del psiquiátrico. La veía tan confiada, decir ser yo, hablar con todos de mí familia, de mis amigos, de MÍ VIDA, diciendo decir ser Katherine Mclaren, lo más sorprendente que la tomen como loca por decir que somos reales.
¡Lo somos!
Me estresaba demasiado, los días que soñaba con ella son una pesadilla, despierto gritando, agitada, sudada, según Alexander hablo dormida que luego de mucho investigar entendí que hablaba los diálogos que yo soñaba que Emily decía.
Jodidamente escalofriante.
—Ya pasó...¿De acuerdo? Ya pasó... ¿De nuevo con los sueños de Emily?—No contesté, él entendió.—Solo fue un sueño, amor, solo es un sueño.
Alexander sabiendo de mis sueños, me daba una que otra poción que era para dormir sin soñar, evidentemente nunca funcionó y eso nos asusto. ¿El por qué? Por que nos dimos cuanta que Emily Smith era más poderosa que cualquier otra poción
—¿Y si no lo es? Llevo semanas soñando con ella, ¿Y si Emily Smith existe?
Aún que parecía extraño cabía la posibilidad, lo he pensado y recuerdo como los enfermeros le explicaban que no existía lo sobrenatural, y todos sabemos que el mundo ya le pertenece a lo mítico. Eso genero confusión, pero por otro lado, en el fondo de mí, sabía que ella existía.
—No pienses en eso, dulzura. Emily no existe... —Susurró con su sexy voz ronca. Mis ojos se mantenían cerrados inhalando su perfume. Me tranquilizaba de una manera tan extraña.—Solo somos tú y yo. Siempre será así.
Pero Em...¡AIGH! ¡Sal de mí cabeza!
—Duerme. Cuando despiertes, yo estaré aquí...Lo prometo.
Cerrando mis ojos, sentí a Alexander rodearme con sus brazos al mismo tiempo que se tiraba para atrás recostadose en la cama. Oliendo su colonia, me vi totalmente abrumada por el sueño llevandome en si.
—Descansa pequeña, yo te cuidare cuando cierres tus ojos.
***
—¡Papá!—Amelie chillo mirando como aparecía su figura por la puerta.
Mi boca se abrió al completo y baje el juguete que tenía en mi mano para mirar con incredulidad a mi pequeña. ¿Acaba de ser papá su primera palabra?
Alexander aplaudio y corrió para cargarla, su emoción era muy demostrativa, cuando sus ojos se posaron en los míos, y yo le hice un pequeño puchero, él actuó de una forma muy madura, me sacó la lengua y hizo una baile con sus cejas.
—¿Pueden creerlo?—Aún incredula pregunto a los gemelos, quiénes parece no escucharme ya que estaban jugando a la FIFA. Se daban golpes entre ellos para poder hacer que el otro pierda mientras que sus ojos se perdían en la televisión. —Oh, gracias por la atención, hijos.
—En unos meses ya dirá "Papá el mejor" —Afirmó Alexander mirandola fijamente. Rendida me pongo de pie—Animate, Kat, la primera palabra de los gemelos fue Mamá, ahora es mi turno.
De hecho no fue así. L primera palabra de Matthew fue arroz y la de Dylan torta. Evite confesarle eso.
Mis hijos habían heredado mi fascinación por la comida.
Veo una figura en la puerta, disimuladamente observo sus rasgos, estaba con su ropa habitual blanca, sus alas resplandecientes y con sus manos se arreglaba el jopo de su cabeza, sonreí.
Lucas...
No lo ví desde mi casamiento, Derek no lo deja venir mucho a la tierra, pero cada ves que viene una emoción enorme recorre por mi cuerpo.
Él inclinó la cabeza hacia un lado dando a entender que lo siguiera, dejé el pequeño muñeco en la alfombra.
—Alex, iré un minuto al baño, quedate aquí y no la muevas mucho por que...—Me quedé en silencio viendo como Amelie le vomitaba todo el pecho.—Vomitará...Ugh, eres un asco William, bye.
Escuchando como se ríe a carcajadas camino hacia la puerta, salgo y me encuentro sola en los pasillos. Caminé lentamente hacia uno de los baños más cercanos y me metí. Me pongo frente al espejo y lavo mis manos esperando.
—Despeinada.—Susurró Lucas apareciendo a mi lado. Sonrió girando a verlo pero mi sonrisa se desvanece al ver su rostro, tenía unos moretones notorios en los ojos y su mirada era cargada de desesperación.—Escucha no tengo mucho tiempo...