No quiero que regreses con puras palaras; ya no puedo oír tu voz.
No quiero que regreses si no me mirás como lo que soy: un tesoro irrepetible.
No quiero que regreses sólo por costumbre o culpa; eso no me sirve.
No quiero que regreses si sigues siendo el mismo egoísta e inseguro.
No quiero que regreses si no tienes nada que ofrecer.
No quiero que regreses si piensas que es tan simple como que te abra la puerta.
No quiero que regreses si esperás que sea tu psicóloga, tu mamá o tu hija.
No quiero que regreses si aún no entiendes que nunca debiste irte.
REFLEXIÓN: No quiero que regreses