I'm crying out, I'm breaking down, I am fearing it all.
I'm in here - Sia
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Al entrar en Olly’s Leaf, el olor a café me recibió. Olía demasiado bien y mi apetito se hizo más grande. Busqué a Hazel alrededor, pero no había llegado y no sabía cuánto más tardaría, así que decidí formarme para ordenar. Revisé el menú de madera colgando del techo. Había una gran variedad y no sabía cuál elegir.
Esperé paciente mientras pensaba cuál sería el mejor desayuno. Cuando llegó mi turno, decidí elegir al azar. El ganador fue un Apple crumble12 que aparecía como la especialidad. Para la bebida, opté por mi favorita, latte13 de calabaza. Con una gran sonrisa, la chica que me atendió y me dijo que lo llevarían hasta mi mesa. Después de agradecerle, busqué una vacía y la encontré al fondo, junto al ventanal.
Fui hasta ella rápido antes de que alguien pudiera ganarla, me senté en una de las bonitas sillas de hierro esperando que llegara mi comida o Hazel. Unos minutos más tarde, un chico llevó mi pedido y, en cuanto se fue, comencé a devorar el delicioso crujiente de manzana. Tomé el tarro con el grabado de la cafetería para beber del latte humeante, hasta que una voz algo familiar me interrumpió.
—Hola —saludó, Breogán, el chico que conocí fuera de Viejos Tiempos.
—Hola, no pensé que volvería a verte tan pronto.
Me miró confundido, hasta que sus ojos brillaron y volvió a mostrarme una gran sonrisa.
—¡Sí! Porque tú y yo ya nos habíamos conocido ¿cierto?
—Cierto. —Alargué las primeras sílabas y después se hizo un silencio incomodo.
—¿Y qué te trajo a Wolfscastle? —preguntó recargando los codos sobre la mesa y la barbilla sobre sus manos en puños.
—Uh bueno, mi padre… —Hablé despreocupada, pero él no me estaba prestando atención sino a algo detrás de mí. Al callarme para ver qué era lo que lo distraía, tomó una de mis manos sobre la mesa.
—Lo siento, fue una gran historia, pero tengo que irme. —No me dejó responderle mientras se ponía de pie. Soltó mi mano y empujó la silla—. Te veré pronto, lo prometo.
Lo vi a través del ventanal corriendo. Era un chico extraño. Probablemente seguir el consejo de la señora Glyn no estaba tan mal, y mantenerme alejada de él podría ser una buena idea. No era alguien que juzgara a las personas por lo que me dijeran o por una primera impresión, pero Breogán tenía algo que me hacía sentir extraña. A pesar de esto, presentía que volvería a verlo más pronto de lo que esperaba.
Cuando estaba terminando mi latte, Hazel entró en la cafetería con varios tubos de tela. La razón por la que se demoró fue porque siempre era indecisa a la hora de escogerlas. Había muchas cosas que haría por mi mejor amiga, pero acompañarla a comprar telas no era una de ellas. Hazel amaba el diseño y toda su ropa era hecha por ella, al igual que gran parte de lo que estaba en mi armario. Era muy buena en lo que hacía, como confeccionar la mayoría de los vestidos para el baile y la graduación. Fue así como comenzó a vender ropa en línea bajo su propia marca.
Me mostró lo que compró, pero era demasiado para llevar por el bosque hasta casa. Estuvimos un par de horas en la cafetería, perdimos la noción del tiempo, así que nos apresuramos a volver a casa esperando que mis padres siguieran afuera. Me había olvidado de ellos en mi paseo por la plaza, estuve tan absorta conociendo y buscando dónde desayunar que no pensé en el tiempo o en las consecuencias que tendría no estar en casa como me pidieron.
Los pies me dolían, quería llegar pronto, tomar una siesta y después buscar más sobre Wolfscastle, terminar de leer la revista, planificar el siguiente día. Quería visitar la floristería para conseguir algunas semillas o flores, ir a la veterinaria. Tal vez podría conseguir un trabajo, pero ya pensaría bien desde la comodidad de mi cama.
El camino de regreso se me hizo eterno, más largo que el que tomamos al inicio.
Al llegar a casa, fui la primera en entrar. Quería dejar las cosas de Hazel que llevaba conmigo antes de ir a dormir. Estaba por subir las escaleras, pero la voz de mi madre me llamó desde la estancia. Respirando profundo, sabiendo lo que se venía, fui donde ella y mi padre.
—Llevamos horas marcándote, ¿en dónde estabas?
—Fui a conocer el pueblo.
—¿Tienes idea de lo preocupados que nos tenías? Te dije que no podías salir, pudo pasarte algo.
—Pero no fue así, estoy bien.
—¡No lo estás! —gritó mi madre como nunca antes lo había hecho—. No eres consciente de lo que hay afuera.
—¿Y qué es lo que hay que tanto te preocupa?
Papá no la dejó responder, puso una mano sobre su brazo y la alejó. Se abrazó a sí misma y me dio la espalda mientras Hazel iba hasta ella y le decía algo en voz baja.
—Sé que me están ocultando algo. Los he escuchado hablar a escondidas y creo que ya es hora de que me digan de qué se trata todo esto.
Mamá negó repetidas veces con la cabeza a lo que sea que Hazel intentara convencerla. Papá miró con tristeza a mi madre y luego me dio la misma mirada. Cerró los ojos un momento, lo que hacía cuando quería pensar y concentrarse en lo siguiente que diría, pero las palabras seguían sin salir de él hasta que mamá se giró y volvió a hablar.