En manos de la bestia

El clan de la flor porpura.

 

 

En mi familia, existe una leyenda muy antigua, acerca de una misteriosa flor llamada Aconito, hermosa flor morada que fue apodada como “La asesina de lobos” se dice que los cielos tuvieron misericordia de los humanos quienes eran asediados por seres sobrenaturales despiadados que usaban a la humanidad como ganado y al verlos tan indefensos, la tierra produjo el aconito, para brindarle a los humanos la manera de defenderse de sus depredadores, pues existían dos seres que los cazaban sin piedad, los vampiros y los hombres lobo, la leyenda dice que había tres clanes en la tierra,   el clan de los ojos escarlata que pertenecía a los vampiros, el clan de los colmillo de obsidiana que pertenecía a los hombres lobo y el clan de la flor púrpura, el clan de los humanos.

Estas tres familias pelearon por generaciones para dominar el mundo, pero los humanos lo hacían para sobrevivir, crecieron siendo guerreros, cazadores, sobrevivientes y asesinos de las bestias nocturnas, los vampiros y los lobos luchaban entre si para ver a quien le pertenecían los humanos y los humanos luchaban para extinguir a estas dos razas, llegó un punto donde la flor de aconito se estaba extinguiendo, su nacimiento era escaso y comenzaba a desaparecer, mis antepasados se encontraban preocupados, aquella planta era lo único que eliminaba a esos monstruos de la faz de la tierra y en una medida desesperada por la supervivencia del ser humano,  el clan de la flor púrpura hizo algo extremo, un experimento para que ya no dependieran de encontrar aquella planta, si no que el poder de la flor estuviera al alcance de sus manos de una manera más accesible.

 Eligieron a sus hombres más fuertes y experimentaron con ellos, hombres jóvenes con la capacidad de resistir el dolor de ingerir aquella planta, la trituraron y la ingirieron como un tónico, pero su experimento fue más complejo de lo que pensaron, las venas de los hombres resaltaron, brillando en una luz púrpura que les quemaba las entrañas, era un veneno incluso para ellos, después de unos minutos, los hombres morían desangrados y sus esperanzas eran enterradas con ellos.

El jefe del clan de los hombres hizo algo impensable, usó a su propio hijo para experimentar con él, los lobos y los vampiros ya habían asesinado a demasiados de los nuestros, solo quedaban unos pocos guerreros para defender ala humanidad, así que usó la ultima flor de aconito y se la dio al recién nacido, el bebé calló en estado de coma y después de unas horas, abrió los ojos, el jefe de las flores purpuras estaba sorprendido, su experimento había sido todo un éxito, su hijo no solo estaba vivo, si no que el poder de la mata lobos corría por sus venas.

—Jajaja ¡lo hemos conseguido! ¡el hombre ha visto la luz otra vez! ¡tenemos el poder de destruir a los seres de las sombras! Los clanes de las bestias morirán.

El niño creció y se convirtió en un guerrero excepcional, solo él tenía la capacidad de asesinar a los lobos y a los vampiros, era un arma letal, trataron de hacer lo mismo con otros soldados, pero el resultado era el mismo de los primeros experimentos, así que el clan de la flor púrpura, llegó a la conclusión de que solo los primogénitos de la familia de los jefes del clan tenían la capacidad de heredar el poder de la flor de acónito y era verdad, así que de generación en generación, se fue traspasando el poder de la flor, así fue como pudimos sobrevivir hasta el día de hoy, digo que esta historia no es más que una leyenda, porque desde hace tres generaciones, mi clan no ha tenido hijos varones, yo soy la hija mayor del clan de la flor púrpura y la decepción más grande de mi padre, tengo una hermana menor y ella no carga con la responsabilidad que llevo en mis hombros, pues al haber nacido mujer, siento la necesidad de convertirme en la mejor cazadora de mi clan.

Me he esforzado en ser igual que un hombre, en destreza, astucia he inteligencia, domino casi cualquier arma y en compensación a mi falta, me he convertido en un elemento prometedor para mi familia, he querido ser su arma, su escudo y su defensa, mi único propósito es convertirme en la asesina de lobos, sin la necesidad de ser la flor de acónito, por eso me empeño en llevar mis entrenamientos con diligencia, seré la protectora de mi clan, hasta que nazca el siguiente heredero de la flor sagrada.

Por cierto, mi nombre es Linéa, recientemente cumplí los veintiún años de edad, ante los ojos de mi clan, si fuera hombre, claro, ya podría tomar el puesto de líder, hoy sería el día de mi nombramiento, se haría una fiesta en mi honor y recibiría el respeto de mi gente, pero la realidad para las mujeres de mi familia es muy diferente, nosotras nacimos para servir, ser madres y procrear a los mejores guerreros, venimos al mundo para ser cuidadoras de nuestro hogar, debemos tener conocimientos en medicina, defensa personal y administración de bienes, para que las riquezas de nuestros esposos siempre crezcan, solo hay una manera de libarse de este destino y es sobresalir en los entrenamientos, a las mujeres que lo logran, se les recluta para la caza, este grupo selecto lucha junto a los hombres del clan, codo a codo, estas no están obligadas a casarse ni a procrear, a ellas las llaman, Valkirias.

Me encuentro llena de incertidumbre ante mi futuro, mi padre como jefe del clan, será quien decidirá mi destino, aunque he puesto todo mi empeño y he sobresalido entre las otras mujeres, solo una de nosotras será admitida entre las valkirias, mi hermana menor, Irina, es un año menor que yo, nuestra madre murió cuando la dio a luz, tanto ella como yo, cargamos con culpas destructivas que nos carcomen el alma, nuestro padre, es un líder firme y estricto, respetado y horrado por su gente, pero a pesar de ser un líder excepcional, jamás hemos sentido su cariño, hay un abismo que nos separa, ambas tratamos de agradarlo en todo, vivimos escondidos a los ojos humanos, ante los hombres somos personas con vidas normales, nadie sabe de la existencia de los seres de las sombras, tratamos de no dejar rastro de ellos, nuestra misión es mantener la ignorancia de los humanos para que el miedo no los domine, los protegemos desde el anonimato, aunque mi hermana es buena en la defensa personal y la medicina, pareciera que intenta no sobresalir en nada, desea llevar una vida lo más normal posible, hoy nos encontramos arrodilladas ante nuestro padre junto a otras cinco aspirantes, con el corazón comprimido, esperamos que el jefe nos muestre nuestro destino.




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