En manos de la bestia

Destino.

 

Esto no podía estar pasando, no puedo aceptarlo, no quero… ¿Qué fue lo que hice mal? ¿Por qué me descalifica de ese modo? ¿Cuánto tiempo más seguirá menospreciándome?

Linéa se puso de píe y corrió siguiendo a su padre.

—¡Linea! ¿Qué haces? No puedes seguir al jefe… —Irina trató de detenerla y Linéa hizo que la soltara, se veía frustrada y llena de enojo.

Irina siguió a su hermana, sabía que abordar así al jefe tendría unas consecuencias negativas, sin importar que fuera su propio padre.

—Señor espere… por favor escúcheme. —Linea perseguía a su padre por aquel largo pasillo, pero él seguía su camino como si nada, con el cuello erguido y los pasos firmes, detrás de él se encontraba su escolta y ellos volteaban a ver a Linea que insistente intentaba hablar con su padre.

—Por favor Linéa no sigas con esto… —Irina trataba de hacerla volver, pero más fuerte gritaba su hermana.

—¡Señor! ¿puede detenerse un segundo? Se lo suplico, creo que se equivocó al elegir a Irsa como Valkiria, deténgase…

—Señorita, le pedimos que deje de seguirnos, el jefe tiene cosas importantes que hacer, no puede atenderla. —le dijo Asgar, uno de los guardaespaldas de su padre.

—Vamos Linéa, ya deja esto. —Irina la jaló del brazo y entonces Linéa tratando de meterse entre los guardaespaldas fue interceptada por ellos.

—Retírese por favor.

—No, déjenme, se perfectamente que me esta escuchando ¿Por qué finges que no me escuchas? ¡padre!

Noren el padre de Linéa ya era un hombre de cincuenta años, atractivo y muy alto, fuerte y de un carácter firme, ni siquiera volteo a ver a su hija, sus hombres no la dejaron entrar a su oficina y le cerraron la puerta en la cara y Linéa calló de rodillas ante ella.

—Padre…ni siquiera puedes dedicarme unos minutos… —externó Linea llena de dolor.

—¿Cuánto tiempo más seguirás con esto? ¿no te importa quedarte aquí como una tonta? —le preguntó su hermana a quien le dolía todo lo que estaba pasando y añadió ¿crees que yo quiero esta vida? nadie me preguntó si quiero casarme con alguien del clan ¿alguna vez nuestro padre me preguntó si quiero tener hijos? ¡no! Simplemente tenemos que obedecer sus ordenes por un bien mayor, es nuestra obligación Linéa, el hecho de ser las hijas del jefe no nos hace ningunas princesas, en este caso no tendremos preferencia sobre alguna de las demás chicas, tienes que aceparlo. —exclamó Irina con el corazón comprimido.

—No quiero…él lo hizo a propósito por que cree que no puedo hacer un buen trabajo como Valkiria, ni siquiera fue a ninguno de mis entrenamientos, tampoco a los tuyos, viste la forma en la que me desenvolvía y no le importó, aun así, nos casará con un guerrero ¿esa es la manera en la que podré darle honor a nuestro padre? ¿Teniendo hijos por montón con la esperanza de parir al heredero de la flor de acónito?

—Así son las cosas hermana, ya deja de querer vivir una vida que no te pertenece.

—No Irina, jamás viviré el modelo de vida que otros pongan sobre mí, le demostraré a nuestro padre que se equivoca y que puedo ser igual que un hijo mayor, mejor que el heredero de la flor de acónito, ser mujeres no puede ser una maldición, no para nosotras, se que tienes mucho potencial, pero no has querido demostrarlo, sé que anhelas vivir una vida normal, pero…ese tampoco es nuestro destino, no pienso quedarme callada, haré lo que sea necesario para demostrarle que se equivocó.

—Linea….

—Si quieres puedes irte, yo esperare a mi padre en los jardines, hoy tiene que rezar, ahí le interceptaré, tendrá que escucharme. —dijo Linea convencida, Irina suspiró resignada, sabía que no podría convencer a su hermana de hacer lo contrario.

—Iré contigo, si mi padre tiene que castigarte, que nos castigue a las dos, alguien tiene que vigilarte, ese es mi trabajo. —exclamó Irina con una sonrisa.

—Gracias, te prometo que haré que mi padre reconsidere su decisión, no permitiré que te obligue a vivir una vida que no quieres. —Linéa abrazó a su hermana y salieron de aquel lugar.

Linéa tenia una cabello largo y oscuro, su piel era pálida y sus ojos negros, era una mujer tenaz y decidida, pero cargaba con una responsabilidad muy grande, era hermosa y valiente, por otro lado, Irina tenía el cabello corto hasta la clavícula, también era muy bella y como sospechaba su hermana, ella tenía potencial para ser una valkiria, pero se detenía a convertirse en una por amor a un chico común que conocía en su escuela, eran novios a escondidas y lo amaba profundamente, ella quería estar con él, pero sabia que su padre jamás lo permitiría.

—Nuestro padre vendrá aquí durante la madrugada, ya lo conoces mientras podemos ir a la celebración ¿no crees?  Me muero de hambre, además estarán los hombres más atractivos de los clanes, por ejemplo, Daven de la casa de Oberland, puede que las otras bellezas estén por ahí también, vi algunos durante la ceremonia, y no dejaban de mirarnos. 

—Seguro que solo estaban teniendo lastima de nosotras, además ¿Por qué querría verlos? —exclamó Linéa con la cara roja.

—Por esa razón, solo dije sus nombres y la cara se te convirtió en un tomate, ya dime la verdad ¿Cuál de los guerreros te gusta más?

—No me gusta ninguno Irina ya déjame en paz.

—Mira como tartamudeas, no me digas que te gustan todos, pequeña traviesa jajaja ¿quieres formar un aren? Jaja no te culpo.

—¡Claro que no! Eres una pervertida, deberías respetarme, soy tu hermana mayor.

—Ay, solo me ganas por un año, no cuenta, ven, vamos, es hora de robar miradas.

El clan de la flor púrpura estaba compuesto por cinco casas, cinco familias guerreras de las cuales provenían los héroes que salvaban a la humanidad de las criaturas nocturnas, las familias eran las siguientes, la casa de oberland de donde provenían el famoso Daven, la familia Pergamo, la casa del fénix, la familia Orgrimar y la casa del Serafin, un linaje que permanecía hasta el día de hoy.




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