En manos de la bestia

Decisiones.

 

Detestaba la forma en la que me hacia sentir, sabía que me odiaba, pero escuchar de sus propios labios que no soy suficiente me hervía la sangre, mi padre sacaba lo peor de mí, tenía ganas de demostrarle que estaba equivocado, odiaba sentirme inferior, haré que el líder del clan de la flor purpura se arrepienta de sus palabras, me convertiré en la asesina de lobos, yo seré la flor de acónito, yo mataré a los jefes de los clanes enemigos, yo haré que el heredero no sea necesario.

Linéa estaba furiosa, se sentía humillada, todo le parecía injusto y su padre… su padre ante sus ojos era un monstruo, molesta corrió hacia la entrada trasera y sigilosa burló la escolta que vigilaba los jardines del patio trasero, estaba dispuesta a escapar, salir a escondidas para encontrarse con el mal.

—Ja, bola de estúpidos, fue muy fácil burlarme de uste… —Linéa sintió que algo al frenaba y se asustó pensando que se trataba de algún guarura.

—¿A dónde cree que va? —le preguntó una voz grave que la sujetaba de la ropa regresándola de nuevo a la mansión.

—Daven… — Linéa tragó saliva cuando vio al imponente líder de la casa Oberland, aquel chico alto de cabellos blancos y suabes, el mismo que era popular entre las mujeres de los diferentes clanes, era alto, atlético y de una seriedad misteriosa, sus hermosos ojos azules parecían zafiros brillantes que te hipnotizaban.

Ellos no tenían comunicación alguna, al ser él parde de los cazadores de alto rango y jefe de una de las casas más importantes de su clan, su interacción era nula, limitada a encontrarse de vez en cuando en los eventos importantes, él era más guapo de lo que creía, en persona era mucho más atractivo.

—Eh, se me voló algo del otro lado, un collar que mi padre me regaló. —le dijo ella tratando de convencerlo.

—No vi nada del otro lado ¿segura que no quería escaparse? —le preguntó levantando una ceja dando referencia a que no le creía.

—¿Escaparme? jaja ¿Por qué haría eso? Ya te dije lo que hacía. —le respondió Linéa sacudiéndose la ropa.

—Aquí esta su collar, estaba en los jardines, no afuera. —Daven se lo enseñó arruinado así su cuartada.

—Que oportuno. —murmuró Linéa con mala cara.

Daven se quedó parado con los brazos cruzados y la incomodidad se apoderó de Línea.

—¿Adiós?

—No me iré hasta que se vaya a su dormitorio.

—¿Qué? ¿De verdad crees que voy a escaparme? Jaja. —Linéa le pasó de largo y Daven fue tras ella para escoltarla hasta su habitación, ella se sentía molesta por que el guapo cazador había arruinado sus planes.

—Voy a escoltarla, es mi deber. —le dijo él con seriedad.

—Ash.

Una vez que Linéa llegó ha su recamará, le sonrió sarcásticamente a Daven y le cerró la puerta en la cara.

Daven pudo escuchar los berrinches que hacia y como gritaba con la cara pegada a la almohada y este meneó la cabeza y se fue de ahí, recién habían llegado de casería, él y los otros cuatro guerreros que estaban deseosos de tomar un baño y dormir plácidamente.

—¿Por qué tenía que aparecer él precisamente? Si hubiese sido un guardaespaldas lo hubiese burlado sin problema, pero este hombre tiene la fama de ser muy astuto, es más lindo de lo que recordaba.

Linéa se metió a la cama y se quedó profundamente dormida y la luz del brillante sol por fin anunció el inicio de un nuevo día.

—No saldré de aquí jamás… —murmuró Línea deprimida.

Mientras tanto, Irina había salido temprano a su escuela, se sentía fatal por la resaca y aun así se veía preciosa, estaba feliz de que vería a su querido Sebastián, antes de que su padre decidiera con quien de los cinco líderes se casaría ella disfrutaría el tiempo que le restara con su novio antes de decirle adiós.

—¡Irina! ¡por aquí! —le gritaron sus amigas haciéndole señas con la mano.

—Hey ¿Qué hacen? —les preguntó Irina curiosa alver sus expresiones.

—Acabamos de enterarnos, el profesor Artur falleció anoche. —le dijeron sus amigas angustiadas.

—¿Murió? Pero, se veía saludable ¿Qué le pasó?

—Dicen que lo asesinaron, su cuerpo estaba despedazado, lo encontraron en la carretera que esta cerca del bosque. —le dijo Eleonor con pesar.

—Es lo mismo que le pasó a ese camionero, lo asesinaron en esa misma carretera, algo lo sacó del camión y lo dejaron sin una gota de sangre, pareciera que un ser de ultra tumba se bebió hasta la ultima gota de su sangre. —exclamó Rose temblorosa.

—No, murieron de maneras diferentes, uno despedazado y el otro completamente drenado, debe haber un asesino serial escondido en alguna parte que miedo. —añadió Eleonor cerrando su laptop de golpe.

—Seguro que fue un animal. —dijo Irina preocupada.

—O un vampiro.

—Esas cosas no existen, como dice Irina, debió ser un animal, algún oso o un lobo, no dejen volar su imaginación. —Sebastián llegó por la parte de atrás abrazando a Irina y rodeándola de la cintura y le besó la mejilla con ternura.

—Hola bonita, buenos días. —le susurró su novio con dulzura.

—¡Sebastián!

—Supongo que su miel es suficiente para empalagarnos aun con toda esta tragedia. —dijeron sus amigas mientras ellos seguían en su mundo, Irina estaba muy enamorada de Sebastián y él de ella, a pesar de solo llevar seis meses juntos, la confianza y la química que había entre ellos era genuina y única.

—Parece que van a suspender las clases, la escuela esta vuelta loca con todo esto. —dijo Eleonor mientras suspiraba.

—Es una pena la muerte del señor Artur, era un buen profesor, seguro su familia esta muy triste. —expresó Rose con tristeza.

—Vayan a casa muchachos, mañana se les anunciará un nuevo profesor de historia. —les dijo el director mientras apurado se dirigía a su oficina.

—Que lastima no quiero regresar a casa. —exclamó Rose con pesar.

—¿Por qué no vamos al cine? Hay una película de vampiros muy buena en la cartelera, después podemos ir a comer algo. —propuso Eleonor y todos aceptaron.




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