En manos de la bestia

Una herida fatal.

 

Lo amo, por eso me es fácil decidirme por él, no importa si quedo desamparada por mi clan, renunciaré a mi deber como esposa y como pilar, viviré mi propia vida, seré yo quien marque mi propio destino, le diré a mi padre que me he enamorado de un hombre especial, Sebastián y yo seremos muy felices, viviéremos juntos y podré ir con él a todos lados, ya no nos esconderemos, me casaré si así lo deseo, terminaré una carrera si así lo quiero, por fin viviré una vida normal al lado del hombre que amo.

—¡Ahhhhh! —de pronto, un grito desgarrador aturdió los oídos de Irina y esta volteó rápidamente hacia la casa de su novio angustiada.

—No…. ¡Sebastián! —Irina corrió con todas de prisa hacia la casa, pero habían bloqueado todas las puertas y le era imposible entrar, así que gritaba con todas sus fuerzas y golpeaba la puerta para poder derribarla.

—¡Auxilio! ¡ayúdenme! —gritaba Sebastián horrorizado.

—¡Maldita sea! Esta atascada ¡Sebastián!

Irina logró tirar la puerta y corrió lo más rápido que pudo hasta la habitación de su novio, la puerta estaba con llave y estaba desesperada por que Sebastián no dejaba de gritar, algo lo estaba atacando y los gritos de auxilio poco a poco fueron menguando hasta que el silencio se apoderó de todo.

Irina pudo derribar la puerta y calló de rodillas al ver el cuerpo de Sebastián tendido en el suelo, acostado sobre su propia sangre, completamente destrozado, la criatura que lo atacó había escapado por la ventana.

—Sebastián…no puede ser…dios mío… —Irina se acercó a él y estaba irreconocible, se llenó de impotencia y comenzó a llorar amargamente.

—¡Sebastián!

Los gritos ahogados de Irina retumbaron por toda la casa, el hombre al que amaba estaba completamente destrozado y ella no pudo salvarlo, estaba llena de sangre, y aunque no quería separarse de él, sabía que la policía no tardaba en llegar y ella sería la única sospechosa, así que agarró su dolor y se puso de pie.

—Te juro que voy a vengarte…haré que esas bestias paguen, voy a matarlos a todos.

Irina salió de la casa de Sebastián con la mirada apagada y el semblante sombrío, parecía un zombi y así se fue hasta su casa.

Por otro lado, Linéa se encontraba terminando de arreglarse, le habían dado la orden de estar presentable para una reunión especial, su padre las citaría con los líderes de las cinco casas del clan de la flor purpura para definir quien de ellos serían sus prometidos, pero ella no sabia eso, así que en contra de su voluntad se estaba preparando, pero se tomaba su tiempo.

De pronto, alguien llamó a su puerta con ligeros golpeteos a la puerta.

—Adelante. —dijo Linéa dando permiso de que la sirvienta pasara.

—Señorita, su padre pregunta por su hermana Irina y por usted, las solicita a ambas en el salón principal en quince minutos. —le dijo una de la sirvienta con voz suabe.

—¿mi hermana no ha regresado a casa? Ya son más de las siete, ella sale a las tres ¿no se encuentra en su habitación? —preguntó Linéa extrañada.

—No señorita, no esta en la mansión y tampoco la encontró el chofer en la salida de su escuela. —exclamó la sirvienta con angustia y añadió. —creímos que estaba con usted, ya que suelen escaparse a menudo.

—¿Qué? No está conmigo.

Linéa salió de su habitación y después de revisar el cuarto de su hermana y ver que no estaba, salió a toda prisa a la entrada principal pero los guardias le impidieron la salida.

—Lo siento señorita, no puede salir ya es tarde y no cuenta con un guardián.

—¿No han visto a mi hermana? ¡no ha regresado! ¿Cómo pudo dejarla el chofer! ¿Por qué no la esperó? —los interrogó Linéa alterada.

—Cálmese, mandaremos a buscarla, no se preocupe.

Mientras esto sucedía, la puerta principal se abrió de par en par, Irina estaba llena de sangre y con la mirada perdida, parecía desorientada y Linéa se asustó al pensar que algo le había sucedido.

—¡Irina! ¿estas bien? —Linéa la abrazó he Irina la hizo a un lado con rudeza.

—¡Rápido revisen a la señorita! ¡asegúrense de que no esté herida!

—¡Suéltenme! Necesito un arma, iré por esos bastardos, mataré al clan de los ojos escarlata y al de los colmillos de obsidiana, todos pagaran por lo que le hicieron a Sebastián. —exclamaba Irina furiosa.

—Que estás diciendo Irina ¿Qué le pasó a Sebastián?

—¡Lo asesinaron! ¡una de esas bestias lo mató! Voy a vengar su muerte…

—¡No ira a ningún lado! No está en sus cávales.

Los guardias intentaron detenerla, pero Irina era muy fuerte y no se dejó someter, al ver la rudeza con al que la trataban, Linéa enfureció y tiró una lampara que servía como antorcha para los inciensos de las ceremonias de meditación y una Columna de fuego los separó de ellos y Linéa se fue detrás de su hermana para convencerla de quedarse y un gran alboroto se formó.

—¡Espera hermana! ¡Irina!

—¡No trates de detenerme! Si me amas no lo hagas… uno de los seres de las sombras asesinó a mi Sebastián, debo vengar su muerte, por favor, si no hago algo al respecto jamás me lo perdonaré, debo encontrar a su asesino.

Había mil cosas en mi cabeza en ese momento, consejos de hermana mayor que seguro no servían de nada, al ver sus ojos y esa tristeza que la consumia hice aun lado cualquier palabra estúpida, cualquier regla era invalida si mi hermana pequeña viviría con la culpa toda la vida, si esta era la única forma de aliviar su carga, entonces debía acompañarla.  

—Tenemos solo unos cuantos minutos, seguro que nuestro padre ya sabe lo que planeas hacer y yo iré contigo, si nos castigan que sea a las dos y si morimos, lo haremos juntas, toma el arco, yo llevaré las armas.

—Linéa…

—Apresúrate, puedo oir a nuestro padre.

—Gracias, esto es todo lo que tengo del asesino, logré ver por las marcas que se trata de un vampiro, se muy bien como rastrearlo, debe estar cazando por esa zona.




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