En manos de la bestia

Asesino de media noche.

 

 

Esto era completamente irracional, estábamos yendo en contra de las reglas de nuestro clan, solo las valquirias podían cazar a los seres de las sombras, estábamos arriesgándolo todo, pero sabia que no podría detenerla, Irina tenía esa mirada, la misma que veo yo en el espejo, su bienestar dependía de esta hazaña, si la dejaba ir sola, me arrepentiría toda la vida, prefiero luchar a su lado, morir junto a ella, obtener la victoria para que su venganza sea posible, llegó el momento de desmotarle a nuestro padre de lo que somos capaces.

—Ese bastardo tomó la ruta hacia las montañas, el infeliz debe ser un rebelde, esta dejando en evidencia a su propia raza, no le importa dejar los cuerpos de sus victimas tirados como basura, al igual que lo hizo con Sebastián. —expresó Irina llena de rabia.

—Adelántate, te alcanzaré enseguida, no podemos dejarlos aquí, debemos cremarlos. —le dijo Linéa mientras les esparcía un polvo negro como la pólvora que al contacto con el fuego los incendiaba desintegrándolos por completo.

—Tomaré un atajó he iré por la carretera, alcánzame una vez que el fuego se haya consumido. —le dijo Irina y se fue a toda prisa.

—Lo haré.

Línea hizo una breve suplica por ellos, que eran tres cuerpos en total y todos varones.

—Descansen en paz, vengaremos sus muertes, deseo que puedan pasar tranquilamente el valle de los espíritus.

Linéa se fue una vez que los cuerpos dejaron de incendiarse y fue a encontrase con su hermana.

La luna brillaba en todo su esplendor, Irina corría como una gacela sobre la carretera, tenía un solo propósito y era asesinar al monstruo que le había arrebatado la vida a Sebastián.

—No te preocupes mi amor, estoy cada vez más cerca de hacerte justicia.

Por otro lado, los líderes de las cinco casas habían sido enviados junto a un grupo reducido de valquirias a traer de regreso a las hijas de Noren, pero también a cazar al vampiro apodado “el quebranta huesos” que era un asesino serial que tenía seis meses alimentándose en el territorio humano.

Daven iba a la cabeza, seguido por Karsen de la casa Fénix, él era muy alto y de cuerpo atlético, tenía los ojos verdes y el cabello rojo vibrante, usualmente llevaba el cabello suelto y lo tenía muy largo, él utilizaba una oz como arma para luchar contra los seres de las sombras, era muy llamativo por su belleza y masculinidad, además de que era descendiente de sacerdotes y tenía la habilidad de tener visiones, estas le permitían rastrear mejor a su objetivo.

También estaba Herleif de la caza Pergamo, un hombre de cabellos rubios y ojos azules, él utilizaba una escopeta y aveces dos armas, también era de buen ver y tenía el aspecto de un príncipe, provenía de una familia muy adinerada desde antiguas generaciones, a su lado iba Stefan líder de la caza de Orgrimar y él era el más joven de ellos, su cabello era negro y sus facciones eran finas y hermosas, usaba el cabello recogido en un moño y usaba dos dagas de plata, era callado y de aspecto pacifico, como era muy atractivo sus compañeros lo molestaban diciendo que era un vampiro y este se enojaba y por ultimo los seguía Bladimir, , otro peli negro que trenzaba su cabello, él era hechizante, muy varonil y le llamaban el conde, por su elegancia y su precisión al cazar, el descendía de una familia de brujos y tenía una maldición a la que llamaban “la marca” bastaba con un solo toque para que te maldijera con una marca que al contacto con la piel brillaba y te ocasionaba el peor de los dolores, una agonía infernal que terminaba por asesinar a su víctima.

—Estas señoritas ya fueron demasiado lejos, son más rápidas de lo que creí. —dijo Herleif sin quitar la vista del horizonte.

—El jefe piensa darnos a estas gacelas como esposas, imagínense que en la primera discusión marital se vayan de la casa, jaja, sería un gran problema. —expuso Karsen que tenía un humor especial.

—Son unas imprudentes, el jefe hizo bien en no hacerlas valquirias, no importa que tan capaces puedan ser, si no logran dominar sus emociones jamás podrán servir como cazadoras. —añadió Daven con el ceño fruncido.

—No deben estar muy lejos, parece que incineraron las evidencias. —exclamó Stephan, pues había manchas negras en el piso.

En el momento que karsen tocó las cenizas, pudo ver a Linéa he Irina que se habían adentrado a las montañas, parte del territorio Vampírico.

—No están muy lejos, las alcanzaremos si atravesamos el río. —dijo Karsen con voz grabe.

—Vayamos por ellas antes de que ese maldito murcielago las encuentre. —pronunció Bladimir mientras se tronaba el cuello.

Mientras tanto, Linéa he Irina se encontraban iluminadas por la luz de la nuca, había una extraña quietud que no las hacia sentir tranquilas, de pronto, una risilla se escuchó a unos cuantos metros de ellas y la piel se les erizó hasta la nuca.

—¡Pff! No sé si reírme o llorar jaja ¿me están cazando unas mujercitas? Es que de verdad no se si ofenderme o tomármelo enserio jajaja, en fin, me las comeré y después profanaré sus cuerpos, así será más divertido.

Dijo aquella voz burlona que salía tranquilamente de los árboles, su piel era pálida y unos colmillos afilados le resaltaban, era alto y delgado, su cabello era verdoso y estaba sujetado con una coleta, sus ropas estaban manchadas de sangre y en sus ojos rojos se veía el frenesí que le causaba la violencia.

—¿Fuiste tu maldito? ¿tu asesinaste a Sebastián? —lo interrogó Irina conteniendo su rabia.

—¿Qué? Jajaja ¿planeas que recuerde los nombres de mis víctimas? Jaja nunca se sus nombres niña idiota, mejor pregúntame por sus lunares, sus cicatrices, por las ultimas palabras que pronunciaron antes de quietarles la vida., eso si lo tengo grabado en mi memoria. —exclamó sonriendo de oreja a oreja.

—¡Malnacido! ¡haré que te arrepientas por lo que el hiciste! —Irina le lanzó una flecha rosándole la mejilla al asesino.




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