En manos de la bestia

Lobo malo

 

Él era demasiado oscuro, amargado, siempre estaba enojado y su paciencia al igual que su sonrisa estaba casi extinta, le encantaba el alcohol y el tabaco, especialmente los puros Cubanos, siempre tenía uno a la mano, tenía los brazos y la espalda llena de tatuajes que contaban la historia mística de su clan, múltiples cicatrices adornaban su fornido y musculoso cuerpo, los lobos las presumían como trofeo, era un galardón para ellos, especialmente aquellas que obtenían en la caza de vampiros, Arnes tenía una cicatriz característica en el ojo izquierdo, se la había hecho en su pelea por el liderazgo, venció al antiguo jefe ganándose su lugar como alfa.

Se dice que un Beta y un Omega pueden adquirir el titulo de alfa siempre y cuando maten al antiguo jefe de su clan y demuestren así su valentía y coraje, su capacidad para proteger a su manada, antes de que Arnes tomara el control muchos de la manada intentaron convertirse en alfas, retando al líder a un duelo a muerte, algunos vencían y otros morían en el intento, cuando un miembro de la manada lanzaba un desafío debía hacerlo delante de toda la asamblea, se cortaba un dedo y lo ponía delante de su señor y este no podía rechazarlo.

Todos los presentes eran testigos de la batalla de poder, antes de Arnes el líder de la manada se llamaba Baironder y era un beta con aires de grandeza, era común que los alfas vencedores duraran entre treinta y cincuenta años en el poder si es que nadie los desafiaba, si algún miembro de la manada quería convertirse en alfa debía considerar la posibilidad de ser removido por un nuevo aspirante y esto sucedía porque aun no tenían al “alfa verdadero” un licántropo de sangre pura, pues había tres tipos de hombres lobo.

En primer lugar, estaban aquellos que llevaban el gen en su sangre y eran descendientes del dios de los lobos, hijos de la luna y de la gran bestia, en segundo lugar, aquellos que habían sido convertidos en lobos por alguna herida o mordida de una bestia de sangre pura y por último estaban los hombres lobo que obtenían su cambio por medio de artefactos mágicos o algún pacto con demonios o magia negra.

Esto los dividía por jerarquías y posición social, dejando a la cabeza al verdadero licántropo un semi dios que tenía el derecho sobre todos de ser el alfa y no podía ser removido a menos que muriera en batalla, Arnes subió al trono “al poder”  cuando por fin llegó a la mayoría de edad (los 30 años lobunos que equivalen a 150 años humanos) él era el único licántropo de sangre pura que quedaba en su clan y nadie podía cuestionarlo, al menos eso pensaban todos, pues Baironder se negó  a ceder el poder, él quería gobernar sobre la manada sin importarle su ley más sagrada que era el juramento de plata que consistía en jurar lealtad y absoluta obediencia al rey de todas las bestias, el alfa de sangre pura.

Baironder quiso quitarlo de su camino y mientras fingía hincarse ante Arnes, lo atacó hiriéndole el rostro como un cobarde, la manada se quedó absorta con tan cobarde hazaña y estaban dispuestos a otorgarle su castigo “el desmembramiento bestial” que consistía en ser despedazado por toda la manada, pero Arnes lo castigó con su propia mano y le quitó la vida de la manera más cruel y sádica posible, causando temor he infundiendo respeto entre los otros lobos, bañado en la sangre de su enemigo, fue aceptado y proclamado como el único alfa y su único rey.

Poseía una fuerza descomunal, su velocidad era asombrosa, verlo convertido en lobo era un deleite para la vista, hermoso gigante de ojos plateados y brillantes, su pelaje era como la oscuridad misma y su aullido era como la melodía sinfónica del mismo infierno, no había criatura que se le comparara.

Él era un hombre rudo, tenía el cabello largo y negro amarrado en media coleta, algunos mechones le caían por la cara, era hermoso aun a pesar de su cicatriz, eso le daba un toque especial y seductor, sus ojos eran color negro y cuando se transformaba en lobo se tornaban grises y brillantes, con las palmas de sus manos podía abarcar una cabeza sin problemas, era un verdugo para sus prisioneros, les mostraba el verdadero infierno con todos sus artefactos de tortura, donde pisaba agachaban la cabeza, su castillo estaba en el interior del bosque negro, completamente amurallado y resguardado, siempre con escoltas a su alrededor.

El alfa necesitaba una hembra con la cual debía aparearse, para así asegurar su linaje, él era el único que podía convertir a otros hombres en lobos y el único que tenía la sangre del dios de las bestias y la madre luna, Arnes señoreaba incluso a los metamorfos del clan de los osos pardo, ellos también convivían con los lobos y le servían al alfa a cambio de que les brindaran protección, el jefe del clan de los osos pardos era Grifyn Bleiser un hombre fornido y robusto de cabello rojo y mucho bello en los brazos y pecho, él tenía una alianza con Arnes y vivían entre ellos.

Había una loba que pertenecía a la familia cercana de Arnes, era su prima lejana, su nombre era Artemis, apareció cuando Arnes tomó la manada, ella vivía en Dajom un lugar muy frío y rodeado de nieve, ella fue entregada como tributo al alfa y como regalo de bienvenida por aquellos adinerados licántropos, la idea era que ellos se aparearan para que Artemis le diera muchos hijos y pudieran asegurar aun más a la manada, ella tenía el cabello blanco y sus ojos eran color rojo, su piel era como la nieve por que tenía albinismo, era una hermosa loba blanca.

Estaban esperando el celo para poder aparearse y tentar a la suerte ya que los padres de Artemis aseguraban que su hija tenía la pinta de ser una hembra muy fértil, además tenía el apodo de princesa de la luna, por su gran parecido con la deidad lunar, ella era callada, educada, refinada y elegante, su pecho era grande y sus caderas anchas, su cintura era pequeña y de estatura promedio, cuando Artemis vio a Arnes le tubo miedo pues era muy imponente he intimidante, pero al ver su masculinidad y rudeza, se enamoró de él, era fuerte, un hábil guerrero y lo respetaba por sus grandez hazañas contra los vampiros.




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