En manos de la bestia

La flor hecha mujer.

 

Se dice que la luna deseo convertirse en madre, que llegó a envidiar a las mujeres fértiles, se pasaba las noches arrullando niños ajenos, bajaba como un tenue rayo de luz plateada para acariciar sus suabes mejillas, hasta que se cansó de ser la niñera de hijos que nunca serían suyos, en ese entonces la luna era infantil y caprichosa, no había con quien fecundarse, así que eligió a las mujeres más bellas y así fertilizó algunas humanas, se dice que hermosos niños albinos eran dados a Luz y que estos nacían en luna llena.

La luna tomaba el cuerpo de las elegidas y se acostaba con los hombres para tener decendencia, el sol era un buen amante, pero un pésimo marido, cuantas veces no le había prometido las estrellas, diciendo que se las bajaría para hacerle un anillo de bodas, uno que dejaría en visto que era una mujer casada, el sol la dejaba mucho tiempo sola y cuando se eclipsaban nunca quedaba embarazada, así que lo dejó, se cansó de su incompetencia y de su falta de querer, ese rey no sabía como amar a una mujer.

Así que se las ingenió para reproducirse y la luna se convirtió en madre, ella fue quien creó a los albinos, por eso eran tan escasos, peculiares y hermosos, así fue como su herencia lunar pasó de generación en generación, sus hijos de plata nacían de vez en cuando y podían distinguirlos por su cabellera blanca y su pálida piel.

Pero aun así quería tener hijos propios, sin la necesidad de hacer tanto esfuerzo por acunar a una criatura, al final nadie la reconocía como madre, seguía siendo una extraña y ellos llamaban madre a las humanas que los parían, la luna se sentía deprimida, desconsolada y en una de esas noches cuando tomó forma humana para ver si algún hombre se enamoraba de ella y la hacia su esposa, conoció al que sería su segundo esposo.

El dios de las bestias llamado Cronos, un lobo gigante de pelaje negro y ojos rojos como la sangre, esta criatura mítica y sobrenatural la dejó sin palabras, sin hacer mucho esfuerzo ya la tenía a sus pies, Cronos jamás vio mujer más bella que ella, pero el le dejó bien claro que estaba en busca de una humana para procrear y tener decendencia, ella le aseguró ser una princesa de un Reyno lejano y le pidió que volvieran a verse dentro de seis lunas pues ella debía purificarse de su periodo y él aceptó.

La luna estaba desperada, le había mentido a aquel lobo negro y se angustió mucho al no saber que hacer para que el pudiese tocarla, pues no tenía un cuerpo físico, no podrían aparearse si ella era solo un rayo de luna, así que lloró llena de amargura y un espíritu celestial descendió hacia ella para brindarle una esperanza.

—Yo puedo darte lo que necesitas, pero debes pagar un precio muy alto ¿estas dispuesta hacer lo que te digo y darme un hijo primero? —le preguntó aquel espíritu celestial que provenía más allá del firmamento.

—¿Un hijo? No puedo engendrar ningún hijo, por eso me divorcie del sol, si no lo hacía yo, me dejaría él en cuanto se diera cuenta de mi infertilidad.

—Por eso tienes que hacer lo que te digo y darme un hijo, ve a la aldea humana más cercana y córtales la garganta a tres hombres hermosos y fornidos y vacía la sangre en esta copa, después bébela y yo te estaré esperando aquí para procrear a un bebé, mientras estás ausente prepararé nuestro lecho de amor.

—Esta bien, esperarme aquí y no me abandones.

La luna aceptó la extraña petición de aquel espíritu he hizo todo lo que le había dicho, bebió la sangre tratando de no vomitar y comenzó a sentirse mal, buscó aquel espíritu casi arrastras, pues las sangre la había dañado.

—¿Qué me has hecho? Siento que voy a morir. —exclamó la luna mientras se retorcía y ahí nació la primera luna de sangre, aquel espíritu la tomó como mujer y la preñó, y ella dio a luz al primer vampiro.

El sol se dio cuenta de esta aberración y castigo al niño con una maldición, jamás podría salir mientras él estuviera reinando sobre el día, viviría bajo las faldas de su promiscua madre y él lo asesinaría si se atrevía asomar la nariz en pleno amanecer y lo condenó a vivir eternamente en la oscuridad.

Así que el niño tenía una sed incontrolable por la sangre humana y devastó pueblos enteros por generaciones propagándose con una mordida y convirtiendo a más seres humanos en vampiros.

El lobo ya había tenido hijos con una humana llamada Selis quien preñó con tres bebés durante la luna llena nacieron sus cachorros, tres bestias dignas de su padre Cronos y ellos fueron los primeros hombres lobo de sangre pura, descendientes del dios de las bestias.

La luna estaba muy triste, seguía sintiéndose vacía, aun existía la sensación de que ninguno de sus hijos era suyo, así que después de mil años, La luna y el dios lobo Cronos se unieron en una noche eclipsando la luna y de ahí nació una flor llamada aconito, pero ningún bebe, esto enfureció a la bestia pues se dio cuenta que no era humana si no la luna misma y se sintió engañado y la abandonó.

La luna atesoró a esa flor y le lloró mil años otorgándole poderes que podían ser un veneno mortal como la única cura a cualquier malestar y al ver que por más que lloraba no se convertía en niño, la dejó y cuando los humanos la encontraron creyeron que era un regalo del cielo, pero no era más que un tesoro abandonado.

 Se dice que la luna tubo varios hijos, pero ninguno era suyo, así que se fosilizó en aquella gran esfera plateada y jamás volvió a intentar ser madre o mujer.

Y esa es otra leyenda del verdadero origen de los tres clanes, los humanos, los lobos y los vampiros, quizá algo de verdad se esconda entre todo esto, tal vez por eso se odian tanto, por los errores de su madre la luna.

Todo estaba preparado para presentar a Línea como la legitima heredera de la sangre sagrada, Noren había preparado una gran celebración en honor a su hija Linéa, todos estaban a la expectativa, incrédulos ante tal revelación ¿Cómo era posible que la asesina de lobos había estado entre ellos todo este tiempo?




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