En manos de la bestia

En la mira.

 

“La asesina de lobos” así me llamaban ahora, sus labios pronuncian mi nombre y se regocijan por mi existencia, pase de ser la vergüenza de mi familia, a ser el orgullo de todo mi clan, yo poseo el poder de la flor de aconito, mi sangre es el veneno perfecto para acabar con nuestros enemigos y la cura ideal para sanar nuestras enfermedades y dolencias, pero yo sigo preguntándome cual es mi verdadero destino.

Línea había sido reconocida oficialmente como la legitima líder del clan de la flor púrpura, su padre le había entregado un anillo que poseían solo los herederos de la flor sagrada, esto como prueba absoluta de su autoridad, el anillo era precioso, los miembros del clan gritaban llenos de júbilo, por fin había dejado de ser una carga para ellos, ya no la veían como una maldición,  esto era todo con lo que había soñado, incluso más, pero esos sueños sobre la luna y sus acertijos confusos la mantenían inquieta, estaba segura de que eran mensajes que no debían ser ignorados.

Linéa pronto pasaría a ser la líder de su pueblo y estaría ocupando su lugar en pocos días en lo que su padre la orientaba y le enseñaba como hacer su trabajo, mientras tanto, las valquirias hacían una demostración de sus habilidades ofreciéndole peleas entre ellas para demostrarle su destreza y lo preparadas que estaban para pelear a su lado.

Había shows de espadas, arquería y malabares con la danza del fuego, además de un gran banquete del cual disfrutaban todos sin excepción, pero la mente de Linéa estaba disociada, completamente lejos de la celebración, seguía recordando sus sueños y entonces desvió la mirada hacia Daven, sabía que el era un hijo de la luna, su cabellera blanca y su piel pálida que lo hacia destacarse del resto, esa belleza que lo caracterizaba y sus ojos brillantes que pintaban entre lo grisáceo y lo celeste.

—¿Me pregunto si el creerá en esas historias? Es el descendiente de la madre luna, el único que queda en nuestro clan.

De pronto, Daven le clavó los ojos encima, dándose cuenta de que lo estaba mirando y esta desvió la mirada hacia otro lado con la cara roja por la vergüenza de haber sido descubierta.

Daven comenzó a caminar hacia ella y Linéa entró en pánico.

—No puede ser…viene hacia aca…debió sentirse acosado y viene a reclamarme. —Linéa tragó saliva y se hizo la loca, pero era demasiado tarde para disimular, Daven ya se encontraba con ella.

—¿Quiere decirme algo señora? —le preguntó Daven con seriedad y respeto.

—¿Qué? ¿señora? Qué demonios ¿Por qué me hablas con tanto respeto no soy una anciana? —le reclamó Linéa indignada.

—Es mi líder, sería incorrecto hablarle de manera simple he informal.

—Antes me regañabas y ahora me tratas de usted ¿no se le llama hipocresía a eso? ¿barbarie? Pff, señora, mejor insúltame en la cara.

—¿Por qué le enoja tanto eso? Creí que estaría feliz por que ya no será mi esposa, gracias a que su sangre nos salvó de la desesperación ya no tendrá que casarse conmigo para engendrar herederos ¿es lo que quería no? Sin embargo, me encuentro con su penetrante mirada que no hace más que examinarme ¿extraña la idea de que sea su prometido? —le preguntó Daven acercándose a su oído y el calor de su aliento hizo que se le erizara la piel y que hasta las orejas se le pusieran rojas.

—¿Qué? Es un malentendido…¿Por qué me dices cosas tan vergonzosas? —le reclamó Linéa tartamudeando.

—Aunque ahora usted es la líder, bien podría tener un matrimonio Suguru si lo deseara, los hombres que usted quisiera completamente a su disposición.

Linéa sentía que se desmallaba con todo ese atrevimiento por parte de Daven, pero este soltó una ligera risita pues se estaba burlando de ella.

—Solo estaba bromeando con usted jaja, la vi muy sería, preocupada y solo quería que se relajara un poco ¿funciono?

—Ay eres tan…ash, Eres más extrovertido y atrevido de lo que pensé. —refunfuño Linéa entre pucheros.

—¿En que estaba pensado exactamente? ¿quiere decirme? —le preguntó Daven acercando su oído a ella, era tan atractivo que no era consciente de lo nerviosa que ponía a su líder.

—Lo haré si dejas de decirme señora.

—No puedo hacer eso, a menos que me convierta en su esposo.

—¡Que dejes de hablarme así! —Linéa le dio un golpe en las costillas con el codo demostrando su fuerza y haciendo que Daven emitiera un quejido de dolor.

—Ay…

—No lo dije para molestarla, por si no lo sabía hay un código de respeto que debo cumplir, sería castigado si no lo hiciera.

—Perdón no lo sabía…lo siento.

—¿Entonces me contara sus pensamientos?

—Solo si prometes no reírte. —Linéa sentía que le debía una por haberlo golpeado así que bajó la guardia un momento.

—Lo prometo.

—Bueno, si te estaba viendo, pero no de manera pervertida ¿entiendes? Solo me recordaste a la historia del origen de los albinos y como la luna se las ingenio para tener decendencia ¿crees que esa historia es real? ¿alguna vez te has preguntado por que tu cabello es blanco y por que eres tan hermoso? —Linéa lo miró con ojos de cierva, grandes y brillantes, llenos de curiosidad y fijamente acercándose cada vez más a él de manera inconsciente y Daven se sonrojó.

—¿Cree que soy hermoso?

—Dios…otra vez me hiciste decir cosas de más… —expresó Linéa tapándose el rostro y añadió. —olvídalo, ya no sé lo que digo.

—Si me lo he preguntado. —respondió Daven con seriedad y añadió. —cuando era niño odiaba mi aspecto y el color de mi cabello, recibía todo tipo de burlas por la forma inusual en la que me veía, cuando era adolescente, soñaba con una mujer muy hermosa, brillante como un ángel o un fantasma, soñaba que me arrullaba en sus brazos y después me abandonaba, me veía como si fuera ajeno y con cierto desprecio en la mirada, para mí se convirtieron en pesadillas que dejaron de presentarse cuando me hice un adulto, quizá soñaba eso porque mi madre murió en el parto. —le respondió Daven con honestidad y dejó escapar un suspiro lleno de añoranza.




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