En manos de la bestia

Reclamo de pertenencia

 

El clan de la flor púrpura estaba disfrutando de su celebración y había música y todo tipo de diversión, no sabían que su paz sería irrumpida más pronto que tarde por sus enemigos, quienes reclamarían su derecho de pertenencia sobre la flor sagrada.

Cada clan tenía su versión de la historia y por su puesto que los vampiros tenían la suya, Odegar era el príncipe del clan de los ojos escarlata, un hermoso caballero de la noche de tez pálida y ojos color carmesí, su cabello era blanco como la nieve, pero lo tenía de un ligero tono azulado con el agua de rosas azules con la que se bañaba, odiaba ese color por aquella historia que perseguía a su familia.

Se dice que su abuelo fue el primogénito de su raza, concebido por la madre luna y un espíritu celestial que terminó siendo un demonio de la oscuridad del infinito espacio, fue abandonado por sus padres condenado a ser enemigo del sol y a poseer una sed implacable por la sangre que su madre les arrebató a los inocentes.

Como su abuelo ya era demasiado anciano y había vivido miles y miles de años, su cuerpo cargó con la maldición de su decendencia, siendo el único vampiro en marchitarse después de vivir tanto tiempo, parecía una momia decrepita y agonizante que se negaba a morir y abandonar su trono, el padre de Odegar también fue un príncipe, pero fue aniquilado por un ante pasado de Linéa que era “el asesino de lobos” de aquellos tiempos y solo quedó Odegar como potencial heredero a la corona.

Estaba arto de que el anciano de su abuelo no partiera al infierno de una buena vez, pues no podía ser coronado si le seguía respirando, así que cada día y cada noche visitaba su féretro para ver si ya se había muerto ese estorbo, pues ya ni siquiera hablaba, tenían que alimentarlo por medio de una sonda para que pudiese alimentarse de la sangre de jóvenes vírgenes que le daban más resistencia y hacían que su cuerpo no se convirtiera en cenizas.

—Ya pasaron otros mil años vejete ¿Por qué no te mueres de una maldita vez? ¿crees que quiero seguir siendo un simple príncipe? Agradece que te respeto demasiado como para encajarte yo mismo una estaca al corazón, no sirves para nada, deja de respirar antes de que me convierta en una miserable momia al igual que tú.

Odegar miró con desprecio a su abuelo y cuando estaba apunto de marcharse, el cuerpo que había estado inerte durante décadas lo agarró de la muñeca con tal fuerza que lo frenó de golpe y el rey comenzó hablar dejando a Odegar en shock.

—Príncipe…heredero de todo mi imperio…el infierno ha escuchado tus plagarías, mi muerte se acerca, estoy siendo llamado por tu padre a las penumbras de la miseria…pero antes debo decirte algo. —exclamó el anciano con insistencia y exclamó con la ultima claridad que le quedaba.

—¿Qué es lo que quieres? —le preguntó Odegar queriéndose libar de él, pues le daba asco que lo tocara algo tan decrepito y pestilente.

—La luna es una ramera miserable que no merece ser madre…la vida la condenó petrificándola para siempre convirtiéndola en una esfera burda y estéril por la eternidad, esa prostituta solo nos trajo desgracias y maldiciones, mentirosa hembra de mala calaña, mi ultima petición es escupirle en la cara y maldecirla por haberme engendrado, cumple mi sueño y dejaré de respirar para que tu reines en mi lugar y obtengas lo que nos pertenece, esa mujer es la reencarnación de nuestra venganza contra la luna y las bestias, captúrala y engendra hijos con ella, róbaselas a los humanos y a los lobos y apodérate de su don para nuestro propio beneficio, véngate de la sucia madre que nos dio a luz para que se retuerza en su polvoso y solitario cofre de esterilidad.

—Ya escucharon al anciano, sáquenlo al gran patio para que pueda maldecir a la luna hasta que se le escapé su ultimo aliento.

—Como ordene príncipe. —enseguida los sirvientes llevaron el féretro del rey al patio principal y la luz de la luna le pegó directamente iluminando todo su cuerpo, el cabello blanquecino de aquel anciano era movido por el viento y sus criados lo ayudaron a sentarse mientras miraba fijamente a la tétrica he inmoral luna.

—¿estas ahí madre? ¡puedes escuchar la voz del hijo que abandonaste? Bruja sin corazón…!te mereces todo lo que te pasó! Naciste estéril porque nunca serias una buena madre… nunca fuiste amada por que eras vil como las serpientes, mala madre, mala esposa, mala amiga ¿Cuándo se extinguirá tu luz tormentosa? Hasta los abrazos ardientes y destructivos del sol eran más cálidos que los tuyos que no hacen más que matarme de frio…te maldigo luna de plata, tu abandono me destruyo a mi a tus otros hijos, tu eres quien inició una guerra entre nosotros, hechicera de mala muerte, como me hubiese gustado creerme la mentira de que me amabas.  

En ese instante, el rey murió con la petición de que le pegaran un tiro en la cabeza con una bala de plata mezclada con flor de aconito, un golpe de gracia dado por Odegar su nieto y este felizmente terminó con su vida mientras el rey lloraba mientras su cuerpo se convertía encenizas que el viento terminó por arrastrar y subir hasta el cielo para perderse en el olvido.

—Es una pena, recojan todo esto, el viejo ya pasó a mejor vida, o quizás se fue al infierno me da igual, ¿dónde está mi corona?

—Aquí tiene mi señor. —el criado le acercó una corona oscura con piedras rojas incrustadas y todos se inclinaron ante él con reverencia.

—¡Larga vida a Odegar el rey de los vampiros!

—¡larga vida al rey!

Las ovaciones llenaban de regocijo el corazón marchito de Odegar quien sonrió satisfecho con le resultado y bajo la luz de la luna fue reconocido como rey.

—Música para mis oídos, ahora hagamos todo lo que el anciano se tardó en hacer, yo mismo iré por la madre de mis hijos y mi arma secreta jajaja.

Odegar organizó una cuartada, para atacar la mansión del clan de la flor Púrpura y usó su poder para apagar todas las luces de la mansión y entró como una sombra paralizando a todos los presentes, no podían respirar ni mover un solo dedo, sentían que las venas de su cuerpo querían explotarles por la presión que esa oscuridad ejercía en sus cuerpos.




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