En manos de la bestia

Reclamo de pertenencia 2

 

Todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, el enemigo se infiltró en plana celebración cuando todos tenían la guardia baja, como una niebla oscura se infiltró por las aberturas de la mansión y fue entonces que el rey de los vampiros Odegar se hizo presente, aquella parálisis les impidió mover un solo dedo y ante la frustración de todos, él se llevó a su nueva líder, dejando en claro que no dejaría que se quedaran con algo tan valioso como su sangre.

Odegar la envolvió en sus brazos y como una niebla espesa, que fue arrastrada por el viento, desaprecio de su vista, dejándolos con la sangre helada.

—¿Cómo demonios se infiltró ese vampiro? ¿Qué nadie estaba prestando atención? ¡recuperen a mi hija antes de que sea demasiado tarde! —gritó Noren furioso y el pecho comenzó a dolerle otra vez.

—¡Padre! —Irina lo sostuvo pues estaba apunto de desmayarse, el cuerpo médico llegó y se lo llevaron a revisión, pues no era normal que tuviera otro pre infarto en tan poco tiempo y lo sedaron para poder examinarlo mejor.

—¡Ya escucharon a mi padre! ¡debemos ir por Lineá! —exclamó Irina con desesperación.

—¿A dónde crees que vas? Tú te quedas aquí. —le dijo Stephan agarrándola del brazo con fuerza.

—¡Suéltame!  La vida de mi hermana corre peligro, no pienso quedarme aquí esperando como una inútil, yo iré con ustedes.

—¡Eres una terca te estoy ordenando que te quedes! Soy tu futuro esposo obedéceme. —manifestó Stephan mirándola fijamente.

—A mí ningún hombre me da ordenes, nadie esta por encima de Linéa, si no me llevan sepan que iré por mi cuenta, no hay manera alguna con la que puedan detenerme. — declaró Irina desafiándolo.

—¡Amárrenla! No tiene permitido acompañarnos. —externó Stephan con enojo.

—¡Ni lo pienses! Más les vale que nadie intente ponerme una mano encima.

—Estas siendo muy duro con la señorita, ella es una valquiria independientemente si es hija de Noren o tu prometida, su deber es pelear por nuestra líder y lo sabes. —le dijo Bladimir interviniendo ya que Stephan iba decidido a encerrarla en su habitación.

—Es una imprudente, solo va a estorbarnos, no es necesario que… —en eso, una flecha le roso la cara, Irina le había disparado aun árbol que se encontraba detrás de él dejando perplejo.

—Ninguno de ustedes conoce mi potencial y nadie me detendrá para ir a rescatar a mi hermana, primero tendrán que quitarme la vida y estoy dispuesta a luchar por mi derecho de protegerla.

—Yo digo que con esa puntería nos puede ser de mucha ayuda ¿o ustedes que piensan? —les preguntó Karsen al resto y nadie tubo más objeción por que los acompañara.

Así fue como los cinco líderes y un grupo de cinco valquirias, salieron en busca de Linéa para traerla de vuelta a su hogar, sabían que meterse en el territorio vampírico sería una misión suicida, lo que no sabían, era que no eran los únicos que estaban dispuestos a sacarla de ese frio castillo.

Linéa se encontraba sumergida en un profundo sueño, hasta que el frio la despertó, estaba atada a una cama de pies y manos, vestida con un camisón blanco de satín y a un lado de ella se encontraba Odegar quien le recorría el rostro con su dedo provocándole un escalofrió por todo el cuerpo.

 —Bienvenida a tu realidad esposa mía. —exclamó Odegar con una sonrisa burlona.

Él era muy hermoso, tenía un cabello largo y sedoso, color azulado, por que se lo pintaba con el agua de rosas azules con la que se bañaba, su piel era muy pálida y sus ojos parecían dos rubies brillantes, sus facciones eran finas y tenía una altura de un metro con noventa centímetros, vestía elegante y su perfume era agradable, pero su presencia alertaba todos los sentidos de supervivencia de Linéa.

Linéa trató de soltarse, pero estaba bien sujetada, trató de morderle los dedos con los que le acariciaba el rostro y esto le dio mucha risa a Odegar.

—Jajaja, no trates de resistirte, no podrás desatarte a menos que yo te libere, no voy a tener de otra más que tomarte por la fuerza, agradece que no lo hice mientras dormías, me pareció aburrido no ver tus expresiones mientras te convertía en mi mujer, además, no soy un monstruo.

—¿No te parece que tomar a una mujer por la fuerza y raptarla es lo que haría uno? —le preguntó Linéa mirándolo con desprecio.

—Si tuvieses una actitud más sumisa, no habría necesidad de recurrir a la violencia, pero dudo que la asesina de lobos quiera abrir sus piernas voluntariamente ¿o me equivoco?

—Mi sangre te matará ¿eres estúpido? Jaja, quieres probarme aun sabiendo que eso te matará, si que estas enfermo, que me puedo esperar de una bestia como tú. — Linéa le escupió en la cara y esto hizo que Odegar dibujara una sonrisa maliciosa en el rostro.

—Para tu información, me gustan este tipo de cosas en la intimidad, no haces más que provocarme. —le dijo el vampiro con una sonrisa coqueta.

—¿Qué?

—Ahora dame lo que quiero, veamos quien se cansa primero. —Odegar se le subió encima y Linéa sintió pavor, insultarlo no tenía ningún sentido, los vampiros eran más pervertidos de lo que imaginaba, así que tubo que pensar en algo más creíble para que pudiera liberarla.

—¿Enserio vas a morderme? Que sádico resultó ser el señor de los vampiros, pues adelante, bebe todo lo que quieras y muérete de una maldita vez. —Linéa giró la cabeza a su izquierda dejando su cuello libre, Odegar le clavó la mirada como un felino hambriento y la mordió con brutalidad haciendo que sus ojos se pusieran en blanco.

—Eres un demente…deseo el instante en el que tus cenizas me caigan encima. —murmuró Linéa aguantando el dolor.

Pero Odegar parecía ser inmune a la sangre sagrada, daba grandes tragos y no parecía afectarle, más bien parecía un revitalizante, estaba lleno de energía y parecía disfrutarlo.

—¿Por qué no te mueres? —le preguntó Línea impactada.




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