En manos de la bestia

Reproches.

 

Mi reencuentro con Daven fue realmente corto, si no hubiesen llegado a interrumpirnos ¿nos habríamos besado? ¿Qué sentirá Daven por mí? ¿me verá de la misma forma en que yo lo veo? ¿Sentirá toda esta gratitud y toda esta admiración? Para ser honesta no se que siento por él, si es amor o no, pero me alegro de haberlo visto de nuevo, aunque mi corazón tiene la angustia de no saber como lo recibirán en este lugar, deseo profundamente que él y la bestia se crucen lo menos posible.

Jamás le perdonaría que le pusiera una mano encima al hombre que vino a salvarme sacrificando todo por mí.

Ese día se pasó tan rápido que Linéa no se dio cuenta cuando el cielo ya se había oscurecido, el vestido que usaría el día de mañana ya estaba listo, no sabía que esperar de aquel evento tan misterioso y cerró los ojos llena de agotamiento deseando que Daven pasara una buena noche.

—Daven… trata de no meterte en problemas… —susurró Linéa antes de quedarse profundamente dormida.

Arnes no había llegado a la habitación no quería verla porque sabía que volvería a perder la cordura a sí que ordenó que le prepararan una habitación para descansar, sabía que después de esa noche no podría seguir huyendo de su destino, era un alfa ¿Cómo era posible que una mujer lo hiciera correr así?

 —Esto es patético, dormi en un sillón incomodo y ahora me encuentro en una habitación de huéspedes, maldito maridaje ¿Quién demonios le dio permiso de emparejarme de una bruja como ella? Ojalá existiera una manera de deshacerme de tantas molestias.

De pronto, Adbin llamó a su puerta y Arnes le ordenó que pasara.

—Buenas noches amo, lamento interrumpirlo en su descanso, quería avisarle que el nuevo lobo de la manada logró sobrevivir a su mordida, parece que es un hombre fuerte y resistente, pensé en unirlo a la manada de Miserad, Wood, Veltris, Garó, Adren he Irving ¿le parece bien?

—Si, su manada acaba de perder tres integrantes en una de sus ultimas batallas, esta bien que hayas puesto a Daven con ellos, quiero que lo mantengas vigilado, el hecho de que lo haya convertido no significa que tiene mi confianza ¿pudiste averiguar si era cercano a Linéa? —le preguntó Daven con seriedad.

—Si, él estaba al servicio de su padre Noren, como uno de los cinco líderes de las diferentes casas que forman el clan de la flor púrpura, Daven era uno de sus mejores gurreros y decidió darle a Linéa como esposo comprometiéndolos por un corto periodo de tiempo, al parecer mi lady se negaba a casarse con él pues antes ya su padre había pensado convertirla a ella y a su hermana en esposas Suguro, casándolas con los cinco líderes del clan para asegurar la supervivencia de su clan.

—Ja, y yo soy la bestia jajaja.

—Quizá por eso mi lady es tan arisca con los hombres y no se trate de algo personal contra usted mi señor, así que puede estar tranquilo.

—A mi no me interesa que esa mujer me acepte o no, yo tampoco estoy contento con el enlace, maldigo que no pueda hacer nada al respecto… —Arnes apretó los puños y luego preguntó por Artemis.

—¿Cómo esta ella?

—La señorita Artemis ha insistido mucho en verlo, se tomó el atrevimiento de venir a su oficina sin ningún tipo de autorización y además me abofeteó cuando le dio una de sus crisis de histeria, le aconsejo que le deje claro cual es su lugar, independientemente de que sea su prima y lleve su sangre eso no le da el derecho de brincarse las reglas y lanzársele en sus brazos sin su permiso, además ahora usted ha encontrado a su verdadera luna, aunque por ahora no este contento, ella merece ser respetada. —le dijo Adbin con respeto y cuidado ya que Arnes era de mecha corta y se enojaba fácilmente.

—Su familia prácticamente me la regaló, si la devuelvo a sus padres la venderán al mejor postor y su reputación será igual al de una prostituta, no voy a correrla del castillo, voy hacerme cargo de ella, el maridaje me hará verla como una hermana y no como una mujer, tampoco tengo pensado volverme acostar con ella, aunque quisiera no dejo de pensar en la bruja. —exclamó Arnes mal humorado.

—No la llame así, empiece a llamarle su luna vera que bonito se siente. —le dijo Adbin con una sonrisa.

—Ni lo pinces ¿Acaso crees que ella me llama amor o príncipe? ¡me dice bestia! ¡animal y me insulta sin ningún remordimiento! Aveces me dan ganas de….

—Tranquilícese señor, sus gritos terminaran llegando hasta su alcoba, recuerde que estamos muy cerca de ella.

—¡Que me escuche la muy sin vergüenza! Por lo menos Artemis era dulce y devota conmigo ¿Cómo quieres que no las compare? Si son tan diferentes, si pudiera elegir de quien enlazarme, la escogería a ella y no a esa vulgar.

Efectivamente las palabras de Arnes estaban llegando a oídos de Linéa y esta estaba roja de coraje escuchándolo todo, pue sus gritos la habían despertado.

—¿Qué hace mi lady? Regrese a la habituación. —le dijo Rengo tratando de devolverla a la cama.

—No hace falta que escuche todo eso, no sea chismosa mi lady. —exclamó Murlad agarrándola del brazo.

—¡Suéltenme! Están acostumbrados a quedarse callados ante todo su escándalo, pero yo no, ya me cansé de que hablé mal de mí.

Linéa recargó su oído en la puerta de la alcoba donde se encontraba Arnes y Adbin y continúo escuchándolo todo.

—Por lo menos ella tiene clase, es refinada, hermosa, elegante, sumisa, amable, atenta y esa vulgar no es más que…

De pronto, la puerta se abrió de par en par y una almohada voló en el aire pegándole en media cara al imponente alfa y Linéa se quedó ahí parada con un enojo incontrolable y Adbin se quedó sin palabras ante tal atrevimiento, pues por menos de eso, las personas terminaban ejecutadas por si amo.

—¡Si tanto te gusta vete con ella entonces! ¡hasta la habitación escucho todas tus quejas lobo parlante! ¡deja de compararme!

—¡Mi lady! ¿Qué hace? ¡corra por su vida! —exclamó Adbin angustiado y cuando los ojos de Arnes se le clavaron a Linea esta tragó saliva y llena de miedo salió corriendo de ahí mientras Arnes iba detrás de ella.




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